Arzhvael (libro 7. La Argolla Mágica)

Cap. 21 Injusto castigo

 

Mientras los chicos estaban reunidos en la habitación de Erik, Lizzy explicaba a sus primas lo que había leído acerca de Mael.

  • Pero el tío Mael no es nada de eso  --  protestó Aria
  • Sabemos que no es un asesino  --  dijo Lizzy  --  pero lo otro pues…
  • Pero Lizzy, ¿Por qué no podría tener una novia?  --  preguntó Eurielle  --  El tío Mael es el hombre más guapo del mundo
  • Si fuese una estaría bien  --  dijo Galadriel
  • Pero no el montón que dicen que tiene  --  agregó Gamariel con muy mala cara
  • En cualquier caso no creo que eso sea asunto nuestro  --  opinó sensatamente Lyseryd
  • Claro que lo es y voy a sacudirlo  --  dijo Eve con su habitual dulzura planeando ya cómo hacerle la vida miserable a su hermano
  • La cosa es que… ¿No han pensado que la tía Sam pudo haber sido otra de las víctimas del señor Berserker?

Las niñas se llevaron las manos a la boca con horror, porque si bien sabían que Mael era el padre de Elijah, estaban muy pequeñas como para haberse preguntado nada al respecto, de manera que aquello les pareció terrible.

Finalmente, con razón o sin ella, las niñas salieron de allí furiosas con Mael, especialmente las gemelas Haider que consideraban a aquel individuo de su exclusiva propiedad. Sin embargo, los niños no lograron extraer ni una sola palabra que explicase la actitud de las chicas, de manera que regresaron a sus casas sintiéndose muy preocupados y en el caso de los gemelos Cornawall con deseos de romperle la cara al responsable de todo el asunto fuese quien fuere.

Al día siguiente cuando Mael fue a desearle feliz navidad a las trillizas, como acostumbraba hacerlo, fue dolorosamente golpeado por la indiferencia de las niñas, de manera que salió de allí sintiéndose muy mal y su ánimo no mejoró cuando fue a ver a Eve.

  • Feliz navidad, Eve  --  le dijo y se acercó con intenciones de alzarla como hacía siempre
  • No te me acerques, sinvergüenza  --  le dijo ella y a continuación salió despedido contra la pared

Cuando Mael recuperó la movilidad y se aseguró de no tener nada roto, se fue derecho a hablar con Iván.

  • Papá  --  dijo al entrar al comedor
  • Feliz navidad  --  le dijo Iván, pero Mael tenía cara de cualquier cosa menos de felicidad precisamente
  • ¿Tienes alguna idea de por qué Eve está molesta conmigo?
  • No, pero no creo que valga la pena que te mortifiques, ya conoces a tu hermana, no es necesario que alguien le haga algo para que la emprenda en contra de ese alguien  --  le dijo  --  Pero… ¿qué te hizo esta vez?

La pregunta de Iván obedecía a que usualmente Eve a pesar de adorar a Mael, ese detalle no impedía que lo hiciese blanco de sus nada agradables bromas, lo extraño era que Mael no solía molestarse y menos aun pensar que Eve estuviese moleta con él. De modo que escuchó con extrañeza lo que le refirió el chico y que no se trataba solo de su hija, sino de las trillizas también. Sin embargo, como Iván no tenía ni la más remota idea de lo que estaba pasando, no pudieron resolver el acertijo y Mael abandonó el comedor sin siquiera tomarse un café.

Cuando los niños bajaron y se reunieron todos alrededor del árbol, Elijah notó la tristeza de su padre y olvidándose de sus obsequios caminó hacia él.

  • ¿Qué sucede, papá?

Como Mael no vio motivos para no decírselo, le contó lo que le había sucedido con sus hermanas y con Eve.

  • ¿Tú sabes qué les sucede?  --  le preguntó
  • No, pero sea lo que sea no es contigo nada más
  • ¿Cómo dices?

Y Elijah le contó a su vez lo que les había sucedido a ellos el día anterior, pero como tampoco tenían una explicación para eso, no adelantaron mucho. Cuando llegaron los demás chicos y chicas reclamando sus regalos, Mael fue consciente de que el resto de las señoritas estaban en las mismas condiciones que las habitantes de Averdeen y decidió que de alguna manera tenía que averiguar qué estaba sucediendo, así que se fue a hablar con Samantha, pero mientras caminaba hacia ella, vio que Armelí había tropezado y estaba por caer, así que se apresuró a socorrerla.

  • No te me acerques, señor Berserker  --  dijo la gemelita

Aquello terminó de destrozar el corazón de Mael, ya que las gemelas Haider normalmente enloquecían en su presencia, algo por lo que Gail se burlaba mucho diciendo que habían heredado el gusto de su madre. Así que Mael casi corrió hasta llegar donde estaba Samantha hablando con Giulian y con Dan, y sin mucha ceremonia la apartó de ellos.

  • Nena, necesito que hablemos  --  dijo sujetándola por un brazo
  • ¡Óyeme infeliz!  --  exclamó Giulian 

Sin embargo, aparte de que Mael no le había prestado atención, Giulian se encontró con unos peligrosísimos ojos esmeralda, y su dueño parecía dispuesto a saltarle encima si daba un solo paso en dirección a sus padres. Giulian había aprendido hacía mucho tiempo, que existían pocas cosas más peligrosas que molestar a aquel pequeño individuo, de manera que se quedó prudentemente tranquilo.




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