La primera mañana Brendan fue el encargado de guiar a las niñas al comedor, y aunque era muy improbable que en algún momento Gema tuviese que hacer el camino sola, ella se empeñó en que le fuese señalando cosas que ella pudiese reconocer al tacto, aunque también Gema iba prestando atención a los diversos sonidos y olores. Así llegaron hasta el comedor y se ubicaron en su mesa donde ya estaban algunos miembros de la familia. Un poco después entraron los gemelos en compañía de Ares y como siempre rodeados de chicas. El desayuno se desarrolló de manera normal hasta que se acercaron los Ansvarigs para hacerles entrega de sus horarios.
El clan completo miraba a las niñas con expresión de horror. Brendan, Elijah, Dreo y Vladimir se habían puesto de pie y sus bocas eran una perfectísima “o” pero todos parecieron recuperar la voz al mismo tiempo.
Bien por mis niñas, pensó Brendan, pero Dreo era otro asunto y en ese momento estaba gritándoles a Nathaniel y a Iker.
Los dos pares de gemelos estaban mirando hacia la mesa de los Nemhains, porque la noche anterior habían puesto especial atención en los nuevos integrantes de éstos solo para estar claros en quiénes serían los posibles nuevos dolores de cabeza, de manera que sabían exactamente quién era y dónde estaba el fulano aquel.
La indignación dio paso a la más violenta ira, especialmente en aquellos que se apellidaban Cornwall y Douglas, pero quizá la más peligrosa de todas era la de Elijah que miraba con un brillo asesino en sus ojos hacia la mesa de los Nemhains, mientras que los gemelos y Brendan estaban pensando aproximadamente igual y en su opinión nadie se daría el lujo de hacerle aquello a un Cornwall sin pagar muy caro por ello. Después de concluir su relato, las niñas se pusieron de pie, porque ya era hora de ir a su primera clase, pero los gemelos les cortaron el paso y en un gesto muy impropio de ellos abrazaron a sus hermanas.
El resto de los chicos tenían los rostros distorsionados por efectos de la rabia, en especial Alexander, y aunque no dijeron nada, estaban muy claros en lo que harían. Las niñas salieron en compañía de sus primas, y Brendan miró a Iker y a Nathaniel que asintieron y salieron tras ellas.
Aelig que se sentaba siempre un poco alejada de su familia, sintió un maligno regocijo la ver a las trillizas llorando, pero pronto fue sustituido por la rabia, porque le molestaba sobremanera que todos, incluido su propio hermano, se desvivieran por atenderlas. Sin embargo, se consoló pensando que aquellas princesas malcriadas encontrarían en Develieng a mucha gente que las haría aterrizar y se darían cuenta que el mundo no giraba a su alrededor.
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Elijah y Brendan comenzaban su cuarto y último año de educación básica, de modo que ese día fueron reunidos en el salón de conferencias de Develieng junto con el resto de sus compañeros de curso.
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Editado: 22.03.2023