Arzhvael (libro 7. La Argolla Mágica)

Cap. 45 Nunca falta uno

 

Una tarde cuando estaban por finalizar las cortas vacaciones de Valborgsaften, Garlan iba quejándose en todos los tonos al salir del salón de entrenamiento de los chicos y después que, primero Darien y luego Iker, habían intentado masacrarlo, y cabe destacar que si bien se había preparado para enfrentar a Darien, no así a Iker quien los soprendió a todos no solo por la habilidad, sino por el enorme poder exhibido, pues aparte de desarmarlo, aún había tendio ocasión para hacerle un bonito arreglo en el rostro. De modo que era por eso que Alaric y Jonathan iban riendo con regocijo.

  • Vamos hombre, te pasaste media vida entrenando aspirantes y en la actualidad le haces la vida miserable a los Kriger, así que no sé de qué te quejas  --  le dijo Jonathan
  • Ya sabía yo que eras estúpido, McKenzie, pero con todo, asumo que hasta tú eres capaz de notar que ningún aspirante o Kriger, es tan condenadamente problemático como el más tranquilo de estos demonios, con la posible excepción de la Niña y de ti mismo  --  dijo de malos modos
  • ¿Hablando mal de los niños, gruñón?  --  escucharon a sus espaldas y Garlan maldijo su suerte, pero aún así no podía mantenerse convenientemente callado
  • Ya puedes sentirte orgullosa, Niña, tus hijos son tan irritantes como tú  --  dijo sin volverse y con intención de continuar su camino, pero al minuto siguiente quedó paralizado
  • ¿También yo, padrino?  --  preguntó Gema

Escuchar la voz dolida de Gemdariel tuvo peores resultados que si Sam hubiese decidido acribillarlo por la espalda, y él deseó que en realidad lo hubiese hecho, porque al volverse y ver los ojos de Gema llenos de lágrimas, le produjo un lacerante dolor en el corazón.

  • ¿Eso significa que ya no me quieres?  --  preguntó la niña
  • Gema…
  • Todo este tiempo has estado mintiéndome  --  siguió ella
  • ¡Por supuesto que no, Gema!  --  exclamó él horrorizado y deseando que alguien le hiciese el enorme favor de matarlo en aquel momento
  • Si tú no me quieres, entonces yo tampoco voy a hacerlo  --  dijo ella limpiándose las lágrimas y soltando la mano de su madre se giró con intenciones de marcharse
  • ¡Gema!  --  exclamó él logrando que finalmente sus miembros le obedeciesen y moviéndose hacia ella para detenerla  --  Escúchame muñequita, yo no me estaba refiriendo a ti
  • Le dijiste a mami que todos sus hijos éramos irritantes
  • Pero desde luego no me refería a ti, amor  --  dijo con voz suplicante
  • Si no quieres a mis hermanos tampoco me quieres a mí
  • No es que no los quiera, nena, es que… bueno tú sabes que ellos son…

Sin embargo, no fue capaz de concluir, porque si bien Gemdariel no podía mirar propiamente dicho, eso no evitaba que su expresión fuese extraordinariamente parecida a la de Giulian cuando estaba molesta, y que sus ojos cambiaran del violeta intenso a uno traslúcido como lo hacían los de Samantha en las mimas condiciones, de manera que ambas cosas tenían como resultado inmediato que a quien estuviese dirigida su ira, hiciese silencio.

  • ¿Ellos qué, exactamente?  -- preguntó con voz helada
  • Nada muñeca, soy un estúpido, pero uno que te ama con todo el corazón  --  le dijo
  • Las palabras no me son suficientes, señor McEwan
  • ¿Señor McEwan?  --  preguntó él con franco horror

Samantha que conocía bien a sus hijas, casi sintió pena por Garlan, porque de haberse tratado de Galadriel por ejemplo, después de hacer su escena, de lamentarse y de escuchar la explicación de Garlan, habría olvidado el asunto. Gamariel habría estado tentada a sacudirlo y posiblemente lo habría hecho, o en su lugar lo habría insultado con toda la variedad de epítetos existente y finalmente habría aceptado sus excusas. Pero Gemdariel era otro asunto, porque ella apuntaba con astucia y una extraordinaria destreza hacia la parte más débil de su objetivo. A falta de visión, había sido dotada de una peligrosa inteligencia emocional, y los sentimientos de los que la rodeaban parecían estar expuestos ante ella, unido a lo anterior, era tan malignamente manipuladora como Giulian, de manera que Garlan iba a pagar muy caro aquel comentario y el único que parecía no saberlo era él. Alaric y Jonathan que también sabían aquello, se preguntaban cómo era que Garlan siendo como era, siempre cayese en la trampa, así que no pudieron evitar reír en silencio y pensar que, si bien las trillizas en conjunto solían conseguir lo que querían de él, Gema era un caso extremo y lo habría hecho saltar al vacío si con ello la hacía feliz.

  • ¿Quiere soltarme por favor?  --  preguntó ella
  • Muñeca solo…
  • Suéltame  --  dijo en tono helado
  • Pues vas a tener que matarme, porque no pienso soltarte hasta que no me escuches y me comprendas  --  insistió él que era bien conocido por su terquedad  --  No es un secreto para ti que tus hermanos han hecho todo lo posible por enloquecerme y de ser posible matarme en el proceso, pero eso no hace que los quiera menos ¿bueno?  --  pero ella no dijo nada  --  ¿Gema?
  • Dime algo, señor McEwan  --  dijo acentuando el nombre y todos pensaron: y aquí viene  --  ¿Qué estarías dispuesto a hacer para demostrar lo que afirmas?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.