Arzhvael (libro 8. Razas)

Cap. 14 Ataque

 

El mal humor de Garlan aumentó en varios grados cuando la traslúcida figura de Iván apareció frente a él ordenándole más o menos la misma cosa que Mael, y si bien podía haber tenido la intención de no prestarle atención al último, definitivamente terminaría en un calabozo si no obedecía a Iván, de modo que todos los Krigers que estaban en Arx pagaron la vajilla rota, pues el humor de Garlan se tradujo en los más endemoniados e innecesarios ejercicios durante toda la tarde.

Finalmente Garlan se había sentado a la orilla del pequeño lago a la hora de la puesta de sol cuando se suponía debía estar alistándose para salir, y lanzaba piedras en forma distraída al centro de la masa de agua cuando su vista periférica captó movimiento y giró la cabeza. Hacia él avanzaban Armel, Jason, Waleska, Iwerd y Philip, de modo que se puso de pie pensando que había sucedido algo.

  • ¿Y bien?  --  preguntó Armel en cuanto llegaron hasta él
  • ¿Y bien qué?  --  preguntó Garlan a su vez
  • ¿Te quedarás aquí o irás a Averdeen?
  • ¿Qué te importa?  --  exclamó más que preguntó y volvió a tirarse en el piso
  • De acuerdo, asumo que la actitud tan madura significa que te quedas  --  dijo Armel y se giró hacia los demás  --  Ya saben qué hacer entonces

Dicho esto, se volvieron y comenzaron a alejarse, pero Garlan se incorporó de nuevo mirándolos con sospecha.

  • Un momento  --  dijo y ellos se detuvieron girándose  --  ¿Qué es lo que tienen que hacer?
  • Si te quedas aquí, los que están de guardia tienen órdenes de no dejarte salir  --  dijo Armel  --  pero si decides ir a Averdeen, Jason y yo debemos escoltarte hasta allá una vez finalizado nuestro turno

Garlan maldijo por lo bajo y pensó que aquellos sujetos estaban exagerando, porque una cosa era que Mael estuviese en lo cierto y otra muy distinta que una vez al tanto del asunto él fuese lo bastante imbécil como para no estar alerta, así que no veía necesidad de todo aquello.

  • Garlan  --  dijo Armel, pero antes de que él pudiese contestar, la figura etérea de alguien harto conocida por todos apareció ante el obstinado Arzhaelí
  • Te estamos esperando gruñón, espero que vengas por las buenas y no me hagas ir por ti

La mayoría tuvo dificultades para disimular la risa al ver la expresión de Garlan, pero tuvieron el buen juicio de no hacer ni decir nada al menos de forma inmediata, pero pasados unos minutos se hartaron.

  • McEwan, mi hijo llegó de la escuela ayer, de modo que quiero ir a casa antes de que ese pequeño demonio decida que se va a Averdeen, así que decídete de una buena vez  -- dijo Jason
  • Además, creo que es mal asunto, especialmente para ti, desobedecer a la señora Cornwall  --  dijo Philip con expresión seria, pero con una inconfundible nota de burla en su voz
  • Vamos Garlan  --  dijo Waleska acercándose a él y sujetándolo por un brazo  --  Estoy segura que tú deseas ir, después de todo están las niñas allí

En parte ella tenía razón, y la tenía porque era un secreto a voces que Garlan babeaba por las trillizas Cornwall, si bien era posible que estuviese en guerra permanente con los padres de las criaturas, con respecto a las niñas era otro asunto. Sin embargo, si por una parte ciertamente él quería ver a las niñas, no le entusiasmaba mucho pasar tanto tiempo en un lugar que encontraba realmente peligroso y siempre había preferido ir por las trillizas y llevárselas de paseo a un lugar más seguro como su propia casa, porque tampoco era que fuese cargando con ellas por ahí.

  • Ve a cambiarte  --  le estaba diciendo Waleska sacándolo de sus pensamientos
  • Y date prisa, yo también quiero irme a casa  --  dijo Armel

El Arzhaelí los miró mal, pero entró al edificio donde estaban los dormitorios mientras que Waleska se volvía con expresión tormentosa hacia sus compañeros.

  • Todos conocemos de sobra el carácter de Garlan ¿Qué necesidad tienen de exacerbarlo con sus comentarios? Debe estar ya muy mortificado con todo este asunto para que encima ustedes lo hostiguen con sus desagradables comentarios
  • Deja de defenderlo, Waleska  --  dijo Philip  --  ya no es un chico y ni siquiera cuando lo era merecía ser defendido
  • Además, ese cofre de egolatría pura nunca en su vida se ha preocupado por nada --  agregó Iwerd
  • Todo ustedes son muy injustos con él, porque el pobre es un buen chico, solo que algo… inquieto  --  dijo ella

Todos la miraron con una expresión que estaba a medio camino entre la burla y la incredulidad. En los casos de Armel y Philip habían conocido a Garlan prácticamente toda la vida, ya que eran amigos desde los siete años y sabían que el término pobre no le cuadraba a Garlan por ninguna parte. Jason no podía estar más en desacuerdo con Waleska, ya que Garlan había sido su instructor, y aunque Jason pertenecía a la promoción de Jonathan McKenzie y eran los que habían tenido la oportunidad de fastidiar más no solo a Garlan, sino a todos los instructores debido a que Jonathan en sí mismo era una peligrosa amenaza, no por eso había olvidado lo miserables que les hizo la vida Garlan en aquella época. Iwerd por su parte también conocía bien a Garlan, porque había sido su instructor, y aunque nadie mejor que él sabía de la destreza del individuo, ya que había sido Garlan el encargado de su instrucción personal debido a la habilidad de Iwerd, nunca había conocido a nadie tan insoportable como él. Y en el caso de Waleska, por algún motivo desconocido para todos, siempre había sentido debilidad por aquel portento de arrogancia y mal carácter, y lo había defendido a capa y espada desde que había entrado a la orden en calidad de aspirante, y de hecho individuos como los gemelos Cornwall, solían decir que Waleska había perdido su rubia cabeza por el necio aquel. Ese comentario les había valido a Vlad y a Giulian un severo castigo impuesto por Leomer, que para mala suerte de los gemelos los había escuchado, y aunque les endilgó un sermón mortalmente largo y aburrido en opinión de los angelitos, donde les decía entre otras muchas cosas que sin duda ellos habrían olvidado incluso antes de que terminase de decirlas, que Waleska no solo era su superior y le debían respeto, sino que de ninguna manera ella albergaría semejante sentimiento por un alumno. Sin embargo, aquel par de incordios seguiría pensando lo mismo toda su vida y obviamente no dejarían de fastidiar a Garlan por el mismo asunto, de manera que a pesar de que Waleska era una versión femenina de Iván en cuanto a tranquilidad, siguió peleándose, y todavía lo hacía, con todos aquellos que hablaban mal o se metían con el pobre Garlan.




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