Arzhvael (libro 8. Razas)

Cap. 36 Enredos

 

El último trimestre del año fue caótico para la mayoría de los chicos. Por una parte, los que iban a cuarto estaban preparándose para sus exámenes finales y tenían exceso de trabajo, pero el que peor lo estaba pasando era Brendan a quien Aelig no dejaba ni respirar.

  • Tenemos que hacer algo  --  le dijo Michel a Elijah una noche antes de sentarse a estudiar
  • ¿Algo?  --  preguntó Elijah  --  Si te fijas bien, tenemos montones…
  • No me refiero a esto, sino a eso  --  dijo señalando hacia donde Brendan sostenía una acalorada discusión con Aelig

Elijah arrugó el ceño, porque obviamente él estaba al tanto del infierno que estaba viviendo su hermano, pero, aunque le había costado muchísimo, se había mantenido al margen, ya que Mael le había dicho que no debía intervenir y que eso era un asunto que debía resolver Brendan por sí mismo.

No obstante, aquella noche y una vez que terminaron con todos sus deberes, Elijah contraviniendo no solo su decisión, sino varias normas de la escuela, se había ido derecho a buscar a Aelig y la había sacado de su habitación a la velocidad de la luz.

  • ¡Elijah!  --  exclamó la chica una vez que sus pies tocaron el piso nuevamente

La niña registró con rapidez que estaba en muchos problemas de entre los que estacaban dos. Primero, conocía bien a aquel individuo y aquella mirada no era nada tranquilizadora; y segundo, que lo que más molestaba a Aelig de Elijah era que muy a su pesar, había descubierto hacía muchísimo tiempo que aquel odioso sujeto era el que en realidad le robaba el sueño. Cuando Aelig había hecho su monstruoso descubrimiento, francamente quería suicidarse, pero una vez aceptado el hecho, se decidió por otro método. Ella sabía que por algún motivo Elijah la odiaba y era algo que había demostrado de muy distintas maneras desde que eran unos bebés, porque si bien todos los chicos eran terribles y le habían hecho cualquier cantidad de trastadas, ninguna de ellas era tan venenosa como las de Elijah. Sin embargo, el muy retorcido cerebro de Aelig decidió que, si Elijah se comportaba de aquella manera, era porque él también se sentía atraído por ella, pero también sabía que ni bajo tortura iba a reconocerlo, de manera que cuando se dio cuenta que Brendan la miraba con otros ojos, se fue derecha a cazarlo con la loca intención de despertar los celos de Elijah.

Ella consideraba a Brendan muy guapo, eso era verdad, y recientemente se había enterado que además tenía el derecho a ser llamado príncipe y no tuvo para nada en cuenta que, si bien eso también era cierto, no era menos cierto que lo era de una raza maldita a la que todas las otras despreciaban. Sin embargo, esperaba que sus planes diesen resultado, porque al lado de Elijah, Brendan era una especie de premio de consolación en opinión de la chica, porque aparte de que para ella Elijah era más atractivo que Brendan, a principios de ese año cuando caminaba por uno de los jardines, había escuchado a un grupo de chicas de cuarto discutir frente a una estatua de Thor.

  • Aquí no se aprecia bien, porque no tiene color como las pinturas, pero el profesor Haines tiene razón, ver a Berserker es como ver a Thor, algo que ahora sabemos que es lógico, porque es un descendiente suyo casi directo.
  • Eso quiere decir entonces que nuestro bellísimo Elijah es un semidios ¿no?  -- dijo otra chica

Aelig había montado en cólera al escucharla decir nuestro, porque ciertamente no estaba dispuesta a permitir que fuese de nadie más, pero otra cosa llamó su atención y a partir de ese día visitó con asiduidad la biblioteca haciéndose con toda la información existente acerca de los berserkers, y con seguridad podría hacer una disertación brillante cuando le tocase ver las Razas en historia, de modo que coincidía con aquellas necias en que Elijah era un semidios que dejaba muy por detrás a Brendan Cornwall, y uno que sería suyo y de nadie más. La cuestión era que hasta la fecha sus planes no habían podido ir peor, porque Elijah parecía haber decidido que ella no existía ni siquiera para molestarla y se pasaba la vida en compañía de la odiosa elfa que hasta donde Aelig había podido averiguar, era una princesa. Con las cosas así ella había comenzado a perder las esperanzas, pero aquel nuevo giro de los acontecimientos reavivó las mismas y en aquel momento le sonrió con coquetería al chico.

  • ¿Sabes la hora que es? -- le preguntó -- Podríamos meternos en problemas
  • Escúchame bien Aelig Miroslava, porque solo voy a decírtelo una vez. Quiero que dejes en paz a mi hermano…

Aunque Elijah seguía hablando, Aelig estaba exultante y pensando del todo equivocadamente que había valido la pena esperar y que su estrategia finalmente había dado resultado, y a continuación dijo la cosa más estúpida que habría podido decir jamás.

  • Estás celoso
  • ¿Qué?  --  preguntó Elijah mirándola con extrañeza

Y si Elijah estaba extrañado, era porque en aquel momento esa palabra no parecía tener ningún significado para él y era como si le hubiese hablado en otro idioma. Él había estado concentrado exponiéndole sus motivos entre los que se encontraba el hecho de que Brendan parecía enfermo y de hecho posiblemente lo estuviese, ya que como pasaba demasiado tiempo atendiendo a Aelig, se pasaba casi toda la noche poniendo al día sus deberes y en conjunto sus horas de sueño eran muchas menos de las que debía, y sus ojos estaban rodeados de oscuras sombras que lo evidenciaban.

  • En realidad, no tienes que estarlo, Elijah ¿sabes?
  • ¿De qué hablas?
  • Vamos Elijah, dejemos de fingir  --  dijo ella derrochando confianza  --  todo ese discurso de que estás preocupado por Brendan es solo para encubrir tus verdaderos motivos, tú me quieres para ti y la verdad es que Brendan no me interesa tanto como tú




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