Arzhvael (libro 9. Alianzas)

Cap. 3 El tiempo avanza

 

Tres largos y desoladores años habían transcurrido desde la desaparición de los niños, y aunque nadie, ni parientes ni Arzhaelíes habían renunciado, las familias habían tenido que continuar con sus vidas a pesar del enorme vacío que sentían.

Elijah Daniel ya había cumplido catorce y comenzaba su octavo curso en Develieng. Elijah era en casi todo una copia fiel y exacta de Mael, las únicas diferencias era que mientras Mael tenía el cabello rubio oscuro, su hijo lo tenía negrísimo con muchos hilos dorados que, por cierto, y en opinión de todos, cada vez eran más, y aunque el color natural de los ojos de Elijah era verde brillante al igual que los de su padre, desde hacía uno o dos años, la mayor parte del tiempo lucían el violeta Douglas estuviese o no con Samantha, y solo adquirían su color de nacimiento cuando se enojaba o cuando era atacado por cualquier otra emoción violenta. En opinión de Eowaz, que desde las desapariciones había abandonado Velalaika trasladándose a Arx, era posible que aquel cambio de color casi permanente se debiese a que Elijah pasaba mucho tiempo con Gema, pero siendo que no era algo como para preocuparse, dejaron de pensar en ello. Para ese momento Mael vigilaba con extrema atención a su hijo, pues había llegado a la edad en la que el instinto de un berserker lo empujaba a aparearse en forma permanente con la criatura que hubiese reconocido como la suya, y hasta entonces si bien Elijah había tenido muchas chicas, ninguna parecía despertar otro interés que no fuese el puramente físico.

  • Deja la angustia, Mael  --  le dijo Eowaz cuando él le planteó el asunto
  • Pero señor, usted mismo me dijo que cuando llegase el momento…
  • Y ese momento aun no ha llegado  --  lo interrumpió Eowaz
  • Ya cumplió catorce, Eowaz
  • Mael  --  dijo el hombre con paciencia  --  sabemos que muchos berserkers se enamoran muy jóvenes como te sucedió a ti, pero también sabemos que no es una regla y…
  • No, no lo es  --  lo interrumpió Mael  --  pero una vez llegada a la edad adulta para los de nuestra raza, el asunto cambia y ya mi hijo la alcanzó
  • Creo que podrás coincidir conmigo en que en tu hijo confluyen una serie de características que lo hacen muy diferente en muchos aspectos, de manera que lo mejor que puedes hacer es tranquilizarte, porque, en cualquier caso, es algo en lo que tú no puedes intervenir. Ya te lo dije en una ocasión anterior Mael, todo lo que un padre puede hacer es estar ahí para cuando sus hijos lo necesiten, pero de ningún modo tienen el derecho y ni siquiera la posibilidad de cambiar los hechos.
  • ¡Señor!  --  exclamó de pronto Mael y Eowaz lo miró con preocupación al notar la de él  --  Bastian quería un ejército que lo obedeciese de forma ciega y que solo sirviese a sus fines  -- comenzó  --  ¿Será posible que de algún modo haya manipulado los genes para suprimir…?
  • Mael, Mael, cálmate  --  le dijo Eowaz colocando sus manos sobre los hombros del angustiado arzhaelí, pero él seguía disparando ideas
  • Elijah me dijo en una ocasión que no iba a enamorarse nunca, así que…
  • Así que estoy seguro que estás imaginando cosas  --  lo interrumpió Eowaz

Sin embargo, y aunque logró tranquilizarlo, Mael seguiría extremadamente preocupado y no sabía cuánto iba a aumentar su angustia en breve.

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Brendan Iván al igual que Elijah, ya había cumplido catorce y en su caso no había prácticamente nada que lo diferenciase de su progenitor, pues, aunque había crecido al lado de Giulian, el chico exhibía no solo el carácter algo más sosegado de Vlad, sino sus mismas habilidades, de manera que Giulian había retrocedido varios años y se sentía con relación a Brendan del mismo modo que se había sentido con su hermano. Samantha notó esto y comenzó a preocuparse, pues la relación que mantenía Giulian con Brendan era más la de un hermano que la de un padre, y estaba segura que en muchos momentos el chico se sentía confundido, así que decidió tener una muy extensa conversación con Giulian que no resultó precisamente fácil, pues él se negaba a ver lo obvio. No obstante, si bien finalmente pareció entender, eso no hizo que la cuestión variase mucho y, en general, Giulian seguía comportándose más o menso de la misma forma.

Por lo demás, Brendan era un jovencito bastante normal, un aventajado estudiante de metamorfosis, algo que no extrañó a nadie e incluso Endering tuvo casi los mismos problemas que Giulian para recordar que aquel era Brendan y no Vladimir, porque además lucía el mismo descarado éxito de su padre y su tío con relación a las chicas. Solo había un par de cosas que diferenciaban a Brendan de Vlad, una era que debido a la terrible situación por la que estaban pasando, el chico en muchas ocasiones se veía mucho más serio de lo que habían sido los Cornwall a su edad, y la otra no era del dominio público, pues Brendan si bien había heredado la fuerza de su sangre vampírica, no en el grado en el que la había desarrollado su madre, mientras que lo que sí había heredado era el poder de Iván, y aunque él se esforzaba en no ir por ahí invadiendo los pensamientos ajenos, aquello le facilitaba mucho las cosas a la hora de los enfrentamientos y sus compañeros no tenían ninguna oportunidad contra él.

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Aelig Miroslava y como cabía esperar, ya había alcanzado su desarrollo, y faltándole solo año y medio para alcanzar la mayoría de edad, los chicos hacían fila para captar su atención, pero si bien Aelig había sido siempre un dolor de cabeza para los miembros de la familia, ahora francamente querían asesinarla, pues a la señorita le había dado por asociarse con sus más ancestrales enemigos, es decir, con los nemhains. Inicialmente ellos no prestaron mucha atención, ya que aparte de estar terriblemente preocupados por sus primos, normalmente Aelig no era una prioridad para ninguno de ellos, pero cuando comenzaron a verla en compañía de Dale, enfurecieron. Sin embargo, Brendan y Elijah les ordenaron dejarla en paz, pues ya tenían bastantes problemas como para ir a buscarse más por culpa de aquella necia titulada.




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