Los arzhaelíes, o al menos todos aquellos que pudieron, hicieron un pequeño alto en sus actividades para asistir al funeral de la esposa de Philip, algo que fue en verdad terriblemente doloroso.
Ninguno de los niños había asistido nunca a ninguno y con la posible excepción de Eve, todas las niñas estaban desechas. No era que Eve no estuviese sufriendo como todos, sino que era de naturaleza menos sentimental y en muy raras ocasiones lloraba. En el caso de los varones parecían en estado de negación, ya que no podían creer que Jean Paul estuviese muerto.
La esposa de Philip nunca se mostró inclinada a socializar con ningún miembro de la Orden fuese hombre o mujer, pero todos la conocían y estaban sinceramente apenados. Las arzhaelíes hicieron todo cuanto estuvo a su alcance por consolar a Philip y a Evrei, pero en el caso del primero estaba atravesando no solo por el dolor de haber perdido a la mujer que amaba y a su hijo mayor, sino que estaba martirizándose con la culpa, pues repetía una y otra vez que no los había protegido lo suficiente. Por supuesto esto era injusto, pues ambos habían quedado atrapados en medio en un enfrentamiento, y aunque Jean Paul había hecho lo posible por proteger a su madre, había sido imposible y cuando Philipe llegó ya no había nada qué hacer. Y en el caso de Evrei se sentía incluso peor, porque ese día ella se había negado a acompañar a su madre y a su hermano, ya que estaba furiosa debido a que no la dejaban ir a Averdeen.
Una vez concluido el funeral y en cuanto llegaron a casa, los niños pidieron la lógica explicación acerca de lo que había sucedido.
Les tomó un tiempo largo hacerles entender que solo intentaban protegerlos y no darles más motivos de preocupación, pero era evidente que ya no podían ocultárselos por más tiempo. Finalmente, los chicos lo entendieron, aunque no compartían la opinión y prometieron no hacer nada arriesgado, pero al dolor vino a sumarse la ira.
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En el transcurso del desayuno de un par de días después y mientras Amy hablaba con Daira acerca de la situación de Philip, Kobil se acercó a Brendan con una bandeja donde venía una carta. Por muy preocupados o dolidos que estuviesen los chicos, seguían siendo jóvenes y comenzaron a burlarse de Brendan.
Sin embargo, no alcanzó a terminar, pues ya Armelí le había asestado. Todos habían concluido hacía tiempo que Ian había heredado el absurdo gusto de su tío Jonathan de ser apaleado por su chica, ya que la molestaba tanto como le era posible y parecía disfrutar groseramente de verla furiosa y estúpidamente satisfecho cuando Armelí lo sacudía.
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Editado: 21.08.2023