Arzhvael (libro 9. Alianzas)

Cap. 30 Lo que fue, ya no será

 

Después de la última visita de Ruslam a la celda y de la explícita amenaza de Ioan, Nathaniel entró en estado de desesperación y Erskin se puso histérica, mientras que Iker siguió conservando su frialdad característica. Nat no podía moverse mucho mientras que Erskin había estado paseándose de un lado a otro, pero fue Iker quien pareció cansarse.

  • Galen, pareces un nervioso gistat [1], solo falta que comiences a comerte nuestras botas
  • Eres… eres…  --  pero no parecía encontrar una palabra adecuada que describiese con justicia lo que pensaba

Durante los próximos meses, tanto Erskin como Nat siguieron en un lamentable estado mientras que Iker continuó con su rutina de ejercicios y sus insufribles y gélidos discursos que terminaron por destrozar los ya muy maltrechos nervios de Erskin.

  • ¡¿Es que no temes morir, cretino infeliz?!  --  le gritó una noche y Iker clavó sus azules ojos en los de la elfa
  • Erskin -- le dijo Nathaniel en tono de advertencia, pues conocía aquella mirada y la misma era señal de que Iker había llegado al límite de su paciencia, que por cierto era extremadamente corto
  • Veamos Galen ¿Por qué habría de atemorizarme algo tan natural como la muerte? Si a ver a vamos, en las presentes circunstancias y habiéndome visto obligado a soportar, además del encierro, tu compañía cuyo grado de beneficio es cuestionable, casi puede decirse que salgo ganando. Y por otra parte, que tú adolezcas de valor no me hace a mí igual  --  concluyó para mayor indignación de Erskin mientras Nat cerraba los ojos con resignación
  • ¡Nunca en la vida había conocido a un sujeto más grosero y desagradable que tú, Iker McKenzie!
  • Lo de desagradable te lo concedo, pues siendo que he tenido que vivir toda la vida conmigo mismo, me conozco mejor que tú, pero lo de grosero puedo discutirlo, ya que por definición una persona grosera es aquella que sufre de una lamentable falta de educación, así como de descortesía y sabemos que no es mi caso
  • ¡Acabas de llamarme cobarde! ¡Eso es una enorme y grosera descortesía!
  • Volvemos a estar en desacuerdo, porque eso no es descortesía, sino honestidad, ya que solo reconozco un hecho

Nathaniel pensó que, si Erskin hubiese tenido un Athame, en ese momento estaría atacando a Iker de todas las formas posibles, pero como no era así, simplemente lo miró como si fuese un bicho raro y en cuanto vio que Iker se sacó la camisa y caminó hacia los barrotes de la celda contigua para comenzar su rutina de ejercicios, ella le dio la espalda y fue a sentarse en el rincón más alejado.

La segunda etapa de desarrollo de un arzhvael finaliza a los catorce años, y para ese momento ya suelen tener el aspecto que conservaran toda la vida, aunque durante el año siguiente y antes de alcanzar la mayoría de edad pueden crecer todavía un poco más, pero en el caso de Iker era improbable que lo hiciese, pues en opinión de Nathaniel, si su primo creciese más casi lo dejaría atrás a él, y siendo que Iker no tenía sangre vampírica eso sería insólito. Si la situación en la que se encontraban no hubiese sido tan problemática, Nat casi habría podido reír al ver la expresión Erskin mientras observaba a Iker ejercitarse, pues estaba bastante seguro que a pesar de las furiosas peleas que tenían a diario, a la elfa le gustaba el chico, aunque también se preguntaba cómo era eso posible teniendo en cuenta que Iker no podía ser más desagradable, y sumado a ello, estaba el hecho de que a ese individuo las únicas chicas que parecían gustarle lo suficiente  como para comportarse adecuadamente, eran las trillizas, mientras que las demás hacían parte de un universo que su primo parecía encontrar muy irritante, y por lo menos hasta el momento en el que fueron secuestrados, Iker había rechazado por sistema a todas las tontas criaturas – como solía llamarlas – que intentaban acercarse a él independientemente cuáles fuesen las intenciones de las mismas.

Una noche mucho después que les habían llevado la cena y luego de la habitual cantidad de protestas de Erskin mientras comían, entró Izek, y después de mirarlos en forma desagradable como siempre, caminó hacia donde estaba Erskin, pero Iker se interpuso, lo que hizo reír a Izek.

  • Hazte a un lado, niño
  • ¿Qué te hace pensar que tengo algún interés en complacerte?
  • Que no quieres terminar con el cuello roto, por ejemplo
  • Igual van a matarme, así que no le veo mucha diferencia a morir de un modo o de otro

Izek entrecerró los ojos y lo miró como si estuviese leyendo algún libro muy interesante mientras se formaba una odiosa sonrisa en sus labios.

  • Te gusta la elfa -- dijo en tono burlón -- Es una pena, pero, en cualquier caso, has tenido suficiente tiempo para divertirte con ella de muy distintas maneras -- agregó haciendo que las pálidas mejillas de Erskin enrojecieran
  • Tu afirmación tiene varios errores, pero habría sido esperar demasiado siendo que tú eres un error. No obstante, tendré la amabilidad de corregirte. En primer lugar, no, no me gusta, es irritante, pero sigue siendo una dama. Segundo y por lo anterior, se anula tu segunda suposición. Y tercero, la pena es que carezcas de la inteligencia mínima requerida para entender lo antes expuesto




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