Arzhvael (libro 9. Alianzas)

Cap. 35 Despedida

 

A las primeras personas que Mael notificó que Iván había despertado fueron Elar y Eowaz, pero cuando hicieron acto de presencia – algo que sucedió a la mayor velocidad posible – se encontraron a Mael y a Sam en medio de una batalla para detener a Iván.

  • Iván por favor  --  estaba diciendo Sam con voz suplicante
  • No me obligues a lastimarte, papá  --  fue lo que escucharon que decía Mael

Todo esto obedecía a que, junto con la conciencia, Iván había recuperado también los espantosos recuerdos y quería ir directamente a quitarle la cabeza a Ioan. Los recién llegados no necesitaron de explicaciones para entender lo que estaba sucediendo y se unieron a la cruzada por tranquilizarlo, pero lo que en verdad detuvo a Iván, al menos de momento, fue el ver el estado de Elar.

  • ¿Elar? ¿Pero qué…?

Iván era uno de los sujetos más delicados que habían conocido y un caballero en toda la regla, de manera que si bien habría que ser ciego para no ver las precarias condiciones de salud en las que se encontraba Elar y los estragos que había causado el sufrimiento y la angustia en su humanidad, él naturalmente lo notó, y aunque había comenzado a preguntar, se contuvo de mencionarlo debido a su proverbial delicadeza. Sin embargo, cuando Sam se hizo a un lado para hacerle sitio a Elar y ésta sujetó el rostro de Iván, a él le dolió el corazón, pero eso solo contribuyó a aumentar una ira ya muy grande.

  • Por favor Iván, creí que a ti también te había perdido  --  le dijo y él la abrazó

Mael consideró que era seguro soltarlo, aunque no se alejó mucho, pues sabía que seguía furioso y que esa ira iba en aumento, ya que, si bien sus ojos estaban velados por las lágrimas, también habían ido adquiriendo el característico carmesí que gritaba lo primero y la frialdad de su voz demostró ese hecho.

  • No hemos perdido a nuestro hijo y te juro que voy a recuperarlo de un modo o de otro así tenga que matar con mis propias manos a todos y cada uno de los vampiros comenzando por Ioan  --  le aseguró destilando veneno
  • Hijo…  --  comenzó Eowaz, pero Iván lo interrumpió en forma violenta y muy impropia de él
  • ¡No me digas que soy un Arzhaelí y que mi deber es respetar la vida!  --  le gritó  --  Mi primer deber es proteger a mi familia y si para hacerlo tengo que matar a esos desgraciados, entonces nadie va a impedírmelo
  • Y nadie quiere hacerlo, Iván  --  le dijo él con su voz sosegada de siempre  --  pero antes debemos ponerte al corriente de algunas cosas

Iván sintió que un temor espantoso se apoderaba de él, pues siendo que había perdido el conocimiento tan inconvenientemente, tal vez no se había enterado de alguna otra desgracia. Sin embargo, cuando Eowaz le expuso los hechos y todo lo que habían estado haciendo durante los últimos años, por un momento Elar tuvo el horroroso pensamiento de que Iván iba a caer de nuevo, mientras que Mael se preparó para sujetarlo, porque él percibió con toda claridad lo que se gestaba en el interior del Arzhaelí. Como de costumbre Mael estaba acertado, porque Iván había sentido que una helada sombra se cernía sobre él, los recuerdos de lo que Eve y él habían vivido lo golpearon con saña al imaginar lo que su hijo debía haber estado viviendo durante todo ese tiempo, ya que estaba seguro que Ioan no quería matarlo y recordó sus últimas palabras: Hay muchas formas de causar dolor y la muerte es la menos divertida, kis. Esto era algo de lo que él era personalmente testigo y sin duda Ioan lo estaba haciendo de nuevo, porque le estaba causando un dolor que estaba más allá de lo humanamente soportable y la fría garra del mismo lo estaba destrozando al tiempo que el veneno de la ira invadía hasta el último rincón de su cuerpo haciendo que la sangre hirviese en sus venas clamando por la más violenta de las venganzas, algo que todos los años de autocontrol y entrenamiento no podrían detener.

Eowaz sabía esto, puesto que con Iván sucedía lo mismo que con los hijos de elfos y arzvhaels. La herencia genética de Ioan era mucho más fuerte debido a que él pertenecía a una raza pura al igual que los elfos,  y aunque personalmente Eowaz sentía gran admiración por el dominio que Iván había alcanzado,  sabía que el riesgo siempre estuvo allí, y aunque Ioan no había conseguido hacerlo emerger por medio de la coacción o causándole los más atroces castigos, ahora lo había conseguido de manera inmejorable al meterse con uno de sus hijos, ya que Iván podría soportar con estoicismo todo lo que a él le hiciesen, pero para un padre el dolor de un hijo es algo que ninguno está dispuesto a perdonar y lo cobrará con sangre.

Los cuatro Arzhaelíes estaban seguros que no podrían detener lo que en justicia Iván tenía todo el derecho a hacer y que ellos mismos habían estado intentando, pero, aunque de momento parecía haberse calmado, sus ojos desmentían eso y por primera vez en todos los años que tenía conociéndolo, la actitud fría de Iván asustó a Elar y no porque temiese que fuese a hacerle algún daño a ella, sino por el que podía hacerse a sí mismo.

  • Quiero reunirme con el concejo, ahora  --  dijo Iván

Aunque Elar hubiese querido oponerse y lo único que tenía para hacerlo era esgrimir la débil excusa de que los Läkares debían autorizar su salida, la misma aparte de absurda sería inútil, pues ninguno podría retenerlo allí y en realidad ninguno querría hacerlo, sumado al hecho de que a todas luces estaba en perfecto estado. Mael, Sam y Eowaz abandonaron la habitación dejándolo solo con Elar y mientras Iván se vestía, Eowaz le envió un mensaje a Armel notificándole que Iván había despertado y convocaba a una reunión urgente del concejo.




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