Arzhvael (libro 9. Alianzas)

Cap. 49 Apariciones

 

Los elfos pertenecían a una de las razas puras que había producido el universo, no descendían de ninguna otra y eran originarios de la energía positiva. Eran seres hermosos, inteligentes y hábiles en diversas áreas, pero tenían un defecto que se manifestaba con mayor intensidad en algunos de ellos más que en otros, y era el de la arrogancia. En una época muy antigua, hubo un elfo que, debido a lo anterior, cayó en las garras de la energía negativa que, si bien no podía cambiar su naturaleza, sí logro conducirlo por la senda de la oscuridad y así nacieron los svartálfar o drows como eran conocidos en el mundo arzhvael. Desde entonces el pleito entre unos y otros no había cesado, y aunque habían tenido épocas de relativa paz, habían tenido otras muy agitadas y la presente era una.

Los elfos cumplían con esmero su deber de cuidar de la naturaleza, y aunque sabían de la existencia de otras razas, no tenían contacto con ellas, pues en el caso de los vampiros eran seres originarios de la energía negativa y lógicamente no eran compatibles, a los berserkers los consideraban una necedad de Thor, y a los humanos, un capricho de los Æsir. No obstante, vivían en relativa paz y procuraban no cruzarse en el camino de los anteriores. Ellos respetaban a los Æsir y su deidad principal era Yggr, el nombre con el que designaban a Odín, pero su estima por los Æsir descendió y se sintieron insultados cuando Baldr se unió a la princesa Aranel para dar origen a los arzhvaels, y les llevó mucho tiempo aceptarlo y lograr tener una buena relación con éstos, y aunque en cierta forma eran parientes, no les gustaba mucho que se los recordasen y ciertamente no eran tratados como tales.

Por lo anterior era que en la reunión que estaba teniendo lugar ese día, los ánimos estaban caldeados, pues habían recibido la noticia del castigo que les había sido impuesto a los elfos que estaban en Develieng, y aparte de que se habían visto obligados a cumplirlo en compañía de los arzhvaels, algo que consideraban un insulto, el hecho de verse en posición de tener que agradecer algo a un berserker, les agradaba menos aun, y si ese berserker era el mismo por el que se habían visto en la necesidad de castigar a una de sus hijas, colocaba las cosas en un punto insostenible para un sujeto tan arrogante como Amrod Faelvir. No obstante, fue Loeiz Argevyl quien intentó poner las cosas en perspectiva.

  • Mi señor Amrod, no voy a restar importancia a los hechos y sé que tienes motivos para sentirte ofendido, pero creo que lo más relevante en este momento es el ataque de los svartálfar.
  • Siempre dije que era un error enviarlos a Develieng  --  dijo Galdor
  • El error no fue enviarlos a Develieng  --  intervino Gwier  --  el error fue enviarlos al bosque estando las cosas como están
  • Y asumo que enviarás a alguien a hacer el respectivo reclamo, Gwier  --  dijo Amrod
  • Puede hacerse dadas las circunstancias, pero recuerda que cuando decidimos enviar a nuestros hijos a Develieng, estamos aceptando las normas de la escuela y eso incluye respetar las decisiones de Eirian  --  le dijo él
  • Pero si esas decisiones ponen el peligro la vida de nuestros hijos, entonces creo que es hora de que regresen a nuestros bosques  --  dijo Gorman
  • Si hacemos eso estaríamos dándoles un mensaje claro en el sentido de que no confiamos en ellos y no los consideramos aptos para la batalla, y yo no voy a hacerle eso a mi hijo  --  dijo Tasartir, el padre de Iriael
  • Fue tu hijo el que reconoció que, si no hubiese sido por la ayuda del berserker y de los arzhvaels, la habrían tenido difícil, así que…
  • Así que eso demuestra honestidad y en ningún caso incapacidad  --  interrumpió Ysandar a Galdor que no tenía ningún hijo en Develieng  --  Pero estamos perdiendo el rumbo señores, lo importante y como dijo Loeiz es el ataque en sí, porque normalmente atacan nuestros bosques y no en otros lugares, de manera que…

Sin embargo, se interrumpió y un par de segundos después todos se habían levantado y acto seguido habían doblado una rodilla en actitud de respeto, pues Isalfar acababa de hacer acto de presencia como siempre en compañía de Abiel.

  • Abiabi Istrey  --  saludaron
  • Abiabi padarys  --  correspondió ella

A un gesto de Isalfar todos se levantaron y volvieron a tomar asiento disponiéndose a escucharla.

  • Los eventos se están precipitando y es hora de que depongan su actitud con relación a las otras razas, pues ellos están sufriendo tanto como nosotros, no solo por la repercusión de la inestabilidad de nuestro ambiente, sino porque también están siendo atacados  --  hizo una pausa y los miró a todos antes de continuar  --  Esa ancestral pugna por la superioridad de nuestras capacidades es absurda y sin fundamento, cada raza tiene sus fortalezas y sus debilidades, la nuestra es la arrogancia de negarnos a reconocer que los Æsir dotaron a los arzhvaels de un poder mágico que no es ni superior ni inferior al nuestro, solo es diferente. Nada nos impide vivir en paz y cada uno dedicado a lo suyo, pero en este momento debemos unir fuerzas o nuestro mundo que es el mismo  --  puntualizó  --  se vera sumido en una debacle de proporciones incalculables
  • ¿Intentas decirnos que debemos pactar una alianza con los arzhvaels?  --  preguntó Caedmon en tono casi de horror
  • Así es, orgulloso hijo de Evendil, pero no solo con los arzhvaels, sino con los berserker
  • ¡Istrey!  --  exclamó Amrod y en su caso el horror estaba perfectamente claro




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