Cap. 55 Del otro lado

Iker y Erskin se habían peleado prácticamente desde el primer día de cautiverio y habían continuado haciéndolo durante todo el tiempo que había durado el mismo casi por principio, pero una vez que Iker había sido convertido, Erskin no estaba muy segura de cómo dirigirse a él, pues se había vuelto más frío y más ácido, si es que eso era posible, y la había amenazado en más de una ocasión con matarla si no se callaba. No obstante, cuando Erskin vio que el chico estaba muriendo, se desesperó tanto que ignorando las muchas advertencias, había intentado darle ánimos, y aunque Nathaniel la ayuda con eso, el día que fue sacado de la celda y como había demorado tanto en volver, Erskin casi perdió las esperanzas, porque un par de horas después Iker parecía haberse derrumbado, de manera que en medio de su desesperación le había ofrecido su sangre. Sin embargo, de algún modo, y aunque Erskin pensó que realmente Iker había llegado al final, aquel terco muchachito lo que había hecho era desconectarse casi por completo para no cometer una barbaridad.

Cuando Nathaniel había regresado en compañía del odioso Vadik y habían llevado al sujeto para que Iker se alimentase, si bien la visión resultó aterradora para Erskin, su espíritu era fuerte y logró sobreponerse, aunque iba a sorprenderse mucho un poco después que ellos se marcharan.

• Gracias  --  le dijo Iker y ella levantó la cabeza no muy segura de haber escuchado bien, pero él no agregó nada más y ella decidió guardar prudente silencio

En los días siguientes, Erskin se sintió muy sola y triste, echaba de menos a Nathaniel que aparte de una inagotable fuente de información de quien había aprendido mucho acerca de los vampiros, había sido un conversador ameno y había contribuido en gran medida a hacer los años que llevaban allí encerrados menos terribles. Era verdad que en los meses que siguieron a la conversión de Iker, la tristeza de Nathaniel era tan intensa que ella había podido percibirla con toda claridad y esto había hecho que Nat hablase menos, pero al mismo tiempo había sido el período en el que más había aprendido acerca de aquella odiosa raza a la que había odiado desde su nacimiento, pero ahora Nat solo venía por unos momentos mientras alimentaban a Iker y luego volvía a marcharse, así que ella no tenía con quien hablar.

Iker por su parte, y dese el inicio de todo aquel drama, había estado lidiando con los sentimientos que se suponía no debía tener ahora y era una batalla brutal, porque, aunque él nunca había sido especialmente dado a expresarlos, pues de los McKenzie era él más parecido a Will, y tanto que casi era él mismo, pero eso no significaba que no amase a su familia tanto como lo había hecho Will, y era eso justamente lo que lo estaba atormentando, pues le dolía de manera bestial que en sus actuales circunstancias no podría acercarse nuevamente a ellos.

Sin embargo, Iker poseía una elevada consciencia emocional, un intelecto superior, y algunas otras cosas que desconocía, de manera que a medida que pasaban los días, y aunque su cuerpo se debilitaba por la falta de alimento, eso no evitó que analizase con sumo cuidado toda la situación y tomase algunas decisiones importantes. La primera, que bajo ninguna circunstancia iba a atacar a su primo ni a Erskin, pues aparte de que no iba a darle el gusto al infeliz de Ioan, él no recibía órdenes de nadie y menos de aquel bastardo desgraciado. Y, por otra parte, que recurriría a toda su fuerza de voluntad para evitarlo, y si veía que no podía lograrlo, y aunque le habían enseñado desde pequeño que era cobarde y deshonroso desprenderse de su materia, en caso extremo lo haría. Lo que Iker no sabía, era que con su conversión aquello no resultaba tan sencillo, pues, aunque podía hacerlo, él era un vampiro recién convertido y se suponía que tenía muy poco dominio sobre sus poderes, así que la fuerza negativa que ahora residía en él, pugnaría por tomar el control, con la resultante de que el sufrimiento y el dolor se incrementarían a extremos insoportables.

No obstante, cuando Nathaniel fue sacado de la celda, y aunque ya Iker estaba en estado de debilidad extrema, le advirtió que no hiciese estupideces, pues tampoco le hacía gracia haber estado soportando todo aquello para que el necio de Nat se lanzase de cabeza en la trampa y se dejase convertir, porque si de algo estaba segurísimo Iker, era de que Nathaniel no iba a soportarse a sí mismo si le sucedía aquello, y que encontraría la forma de morir antes de que nadie pudiese hacer nada. No era que él considerase a Nat un cobarde, sino que sabía más o menos lo mismo que Iván, es decir, que Nathaniel era en extremo sensible y no soportaría tener que luchar contra un salvajismo que le era del todo ajeno.

La cuestión fue que una vez que se lo llevaron, Erskin entró en crisis, lo que sumado a su propio problema hacía la situación insostenible, así que Iker hizo todo cuanto pudo por ignorarla o iba a atacarla, pues aquella niña tonta seguía pegada a la reja llamándolo.

Con sumo pesar Iker tomó la decisión final y comenzó a desprenderse, pero definitivamente no todo lo que suponemos o pensamos resulta como esperábamos, porque en el proceso, Iker se sintió flotando en un limbo donde si bien no sentía ningún dolor ni molestia, sus pensamientos parecían intactos. Aquello lo sorprendió brevemente, pero luego se dijo que no tenía por qué, pues debía tratarse solo de su energía que ahora libre de la materia viajaría sin el peso de las emociones hacia donde quiera que le correspondiese ir. Sin embargo, había algo que chocaba en contra de esa teoría, pues, aunque de manera lejana seguía siendo consciente de lo que sucedía a su alrededor y el llanto de Erskin seguía incomodándole hasta que finalmente dejó de hacerlo. En este punto Iker pensó que ya se había desprendido por completo y ahora solo era cuestión de esperar a ver qué seguía, pero lo que siguió ciertamente no se lo esperaba a pesar de que no había sabido qué esperar exactamente, ya que, a continuación, vio en forma lejana lo que le pareció una hoguera azotada por un fuerte viento.