Arzhvael (libro 9. Alianzas)

Cap. 60 Hermanas

 

su alrededor concluyó que era muy temprano aún, así que se arrebujó en las sábanas e intentó recuperar el sueño, pero fue inútil, así que después de varias vueltas supo que el condenado sueño se había ido a otro lugar. Sin embargo, seguía siendo temprano y posiblemente ni siquiera su madre se había levantado aun. Salió de la cama, caminó hacia la ventana y contempló el paisaje invernal. La pasada noche había estado nevando y todo estaba cubierto por un extenso manto blanco; a Lizzy siempre le había gustado el clima de su tierra y era por eso que el de Develieng nunca la había afectado mucho. En ese momento recordó que el año siguiente volvería a la escuela pero sin Elijah, y aquello aparte de antojársele  muy trágico, la hizo preguntarse cómo iba a arreglárselas sin él, sin Brendan y sin Michel, pero al segundo siguiente se estaba riñendo por su necedad. Estaba por retirarse de allí cuando un punto oscuro en el aire llamó su atención, por un momento y a medida que se acercaba e iba tomando forma, pensó que se trataba de Brendan o de Dreo que gustaban de adoptar aquella forma, pero al mismo tiempo pensó que ninguno de los dos lo haría para ir a verla y menos a aquella hora, aunque ya no era tan temprano. Sin embargo, el ave descendió y parecía que fuese a estrellarse y de hecho Lizzy casi pensó que lo había hecho, pero en realidad se había posado con suavidad sobre la superficie nevada.

  • ¡Demonios!  --  exclamó Lizzy plagiándole la expresión a todos aquellos que se apellidaban Douglas por algún lado

 

Esto se debía a que recién se había fijado que el halcón no se había posado en el suelo como había pensado, sino que lo había hecho sobre un… ¿lobo? Lizzy intentó enfocar bien, pero los cristales parecían molestarle, así que abrió la ventana que en realidad era una puerta acristalada que daba acceso a un pequeño balcón y salió a la helada terraza. Efectivamente sus ojos no la habían engañado, porque en verdad lo que estaba viendo era un enorme y hermoso ejemplar tan blanco como la superficie donde se encontraba. El animal ladeó un poco la cabeza y Lizzy tuvo la seguridad de que la estaba mirando.

 

  • ¿Blaidd?  --  susurró

 

Sin embargo, ella sabía que no era él, pues Blaidd era de un hermoso color plata que, aunque podría confundirse con blanco en circunstancias normales, no sobre un brillante manto de nieve. Aunque Lizzy estaba planteándose muy absurdamente acercarse, el frío matinal la hizo estremecerse y algo de cordura entró en su cabeza al imaginar la voz airada de Elijah.

 

  • ¿Qué crees que haces Lizzy? ¿Quieres morir congelada o atacada por una criatura desconocida?

 

Lizzy sonrió al recordar una oportunidad en la que estando de paseo en Develieng Folk, habían visto en el camino de vuelta unos ojos vigilantes y ella había intentado acercarse, con la resultante de que Elijah la había reñido diciéndole que aquello era peligroso, pues los lobos no eran amables mascotas. Volvió a estremecerse y sus pies descalzos estaban reclamándole ruidosamente, así que después de mirárselos levantó la vista de nuevo, pero el lobo ya no estaba. Lizzy volvió dentro, cerró la puerta acristalada y caminó hacia la cama preguntándose si no había imaginado todo el asunto. Se metió entre las sábanas y cogió su inseparable muñeco.

  • Estoy en muchos problemas, Iwy  --  le dijo  --  ¡Ah sí, lo estás, señorita Elizabeth!  --  dijo en su cabeza imitando la voz de Mael que era la que le había dado al conejo  --  Y creo que esto es lo único que voy a tener de ti, señor Berserker

 

Abrazó al peluche y se quedó mirando al techo. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando sintió que la puerta se abría y vio entrar a Arianell como siempre cual vendaval.

 

  • Aun estás en la cama  --  dijo la chica en tono acusador  --  Levántate perezosa
  • ¿Por qué iba a hacer eso?
  • Vamos Lizzy, tenemos que ir a Averdeen
  • No tengo que ir a ninguna parte
  • Claro que sí, ¿Acaso has olvidado que es el cumpleaños de Erik y que tenemos un montón de cosas por hacer?
  • Aria, sabemos que tía Sam ya se encargó de todo  --  le dijo, pero Arianell la miró con extrañeza
  • ¿Qué sucede contigo?
  • Nada
  • Claro  --  dijo ahora en tono irónico  --  desde que tengo memoria tu primer pensamiento al levantarte y si estamos en casa, es ir a Averdeen a ver a tu precioso Eli
  • Te he dicho que no lo llames así  --  dijo con fastidio  --  no es mi precioso nada y además no lo llames Eli si no quieres perder tu necia cabeza

 

Arianell juntó las cejas y después de pensarlo un momento se acercó y se sentó en la cama.

 

  • Bien, dime qué te hizo ese infeliz
  • ¿Qué?
  • No te hagas la tonta, si no quieres ir a Averdeen es porque no quieres verlo, si no quieres verlo es porque te hizo algo, y si te hizo algo yo quiero saberlo ahora mismo




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