Asalto al Corazón

Cosas de ladrones

Del otro lado de la ciudad Kader era ignorante de todos los planes que la familia de su novia tenía en su contra. Por el momento lo único que le importaba era conseguir el dinero que necesitaba para mantener a su familia. Así que sin importarle que su rostro estuviera en prácticamente todos los periódicos, revistas y programas de la farándula gracias a su reciente relación, hizo los planes para dar su siguiente golpe. Esta vez su objetivo era un banco que justamente pertenecía a quien se suponía era su suegro. En su opinión, si tenía que soportar a su hija casi a diario por lo menos tenía que pagar el precio que ese sufrimiento implicaba.

- Yo entraré primero y cuando todos estén distraídos ustedes también lo harán - les daba órdenes a sus cómplices - recuerden no llamar la atención y estén en diferentes puntos del lugar, no dejen que las cámaras enfoquen sus rostros y mantengan vigilados a los de seguridad -

- ¿Estás seguro de hacer esto? - cuestionaba León, quien era prácticamente su mejor amigo - podrías tener problemas -

- Mis problemas empezaron desde el momento que conocí a esa Cobra - aclaró escéptico - y si no puedo deshacerme de ella, por lo menos voy a aprovechar la situación -

- Si tú lo dices - León aún no estaba aún convencido

- Si lo digo, ahora muevanse - ordenó ya de malas

Sin volver a protestar los hombres dieron inicio al plan, Kader se encargó de dejarlos en un área libre de cámaras para que no supieran que estaban relacionados. De inmediato condujo por calles opuestas hasta que llegó a su objetivo, lentamente bajó del auto y entró al banco. Como era de esperarse no pasó desapercibido, todo lo contrario, apenas lo vieron entrar al lugar todos los trabajadores prestaron su atención en él y no era para menos. Uno de los futuros yernos de su jefe estaba frente a ellos, vestido con un fino traje azul marino que resaltaba sus músculos y una sonrisa que lo hacía parecer el dueño del mundo.

Y es que eso era justo lo que él quería, contaba con que el personal supiera quién era él y lograran reconocerlo. El plan era que él los distraería con su presencia y así sus compañeros pudieran actuar sin que nadie estuviera atento a sus acciones. Y eso fue justo lo que pasó, empleados, clientes y hasta los de seguridad se vieron atraídos por aquel hombre apuesto pero amable que había robado el corazón de la enjil daanav. Todos querían atenderlo, algunos incluso se aventuraron a pedirle una foto.

Era el momento perfecto, todos estaban distraídos así que los asaltantes no tardaron en entrar. El primero fue Carlo, un joven castaño hábil en abrir cualquier cerradura, le siguió Felix, un moreno experto en armas y por último entró León, un pelirrojo capaz de noquear a cualquiera. Cada uno se acomodó en sus respectivos puestos, en el área de préstamos, cerca de los cajeros automáticos y en la entrada.

No pasó ni un minuto cuando todo empezó, Felix fue quien dio inicio al juego disparando al techo llamando la atención de todos. El par de policías que se encontraban intentaron atacar, pero con unos movimientos rápidos León logró desarmarlos y dejarlos fuera de combate. Por otro lado Carlo amenazaba a la chica encargada de la caja fuerte con su arma. Mientras que Kader solo se quedaba en el piso esperando dar su siguiente movimiento.

- ¡Saca todo maldita, o disparo! - exigió Carlo

La chica soltó un grito ante la amenaza y con manos temblorosas empezó a meter todo el dinero que podía en las bolsas. Otro de los trabajadores intentaba dar aviso a la policía presionando el botón de emergencia que tenían oculto, pero era en vano, June, un pelinegro hábil en la tecnología ya había desactivado las alarmas, las cámaras y cualquier otra cosa que pudiera arruinar el robo, sin siquiera entrar al recinto. Dentro del lugar los chicos daban inicio a la siguiente fase del plan. Aprovecharon la lentitud de la trabajadora y los constantes gritos para infundir más miedo y usaron a la joya del momento para conseguirlo.

- Parece que aquí ninguno tiene ganas de vivir - comentó León con burla - pero eso lo podemos arreglar, ¿A quien le daremos el gusto primero? -

De uno a uno fue pasando el arma sobre la cabeza de los ahora rehenes, hasta que casualmente llegó hasta donde estaba Kader.

- ¡¿Pero miren que tenemos aquí?! - volvió a burlarse - pero si es el yerno de nuestro querido benefactor ¿Me pregunto que sentirá su hijita al saber que su noviecito murió por culpa de la ineptitud de los que trabajan para su padre? -

- No te atrevas maldito - espetó Kader con falsa rabia - Juro que haré que se pudran en la cárcel como las ratas que son -

Sin dejarlo decir otra cosa León lo golpeó en la cabeza con el arma, haciendo que todos soltaran un grito de terror.

- Aquí el único que se va a pudrir vas a ser tú cuando acabe contigo - lo amenazó apuntando con el arma

Misma amenaza que quedó en el aire cuando las bolsas quedaron llenas y los ladrones se dieron a la fuga. Mientras algunos intentaban recuperarse de tremendo susto, otros buscaban ayudar a Kader quien sangraba de un costado de su cabeza.

"Idiota, se te paso la mano. Pero esta me la pagas, solo deja que te agarre" _ le reclamó a su amigo en su mente.

Rápidamente intentaron curarlo y cuando estuvo menos mareado pudo continuar con el plan y así evitar que su suegro se enterara del altercado y más que él estuvo presente.

- ¡Son unos incompetentes! - les gritó alterado a los trabajadores - ¡¿Cómo es posible que no fueran capaces de darles frente?! ¡¡Pudieron matarme, maldita sea!! -

- Lo sentimos señor, fue algo que se escapó de nuestras manos - intentaba excusarse el de seguridad

- ¡Son unos inútiles! - seguía vociferando - pero de esto me encargo yo, hablaré con Scott Paris y haré que ninguno de ustedes vuelvan a conseguir empleo en sus miserables vidas -

- ¡No señor no le diga, por favor tenga piedad! - le rogaba una chica aterrada




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