Si le preguntan Kader no supo ni qué pasó, en un momento estaba muy tranquilo tomando una siesta después de haber pasado toda la noche trabajando/robando, y segundos después estaba escuchando una voz molesta y gruñona dándole órdenes como si fuera su dueña. Apenas si pudo entender lo que le dijo, lo único que tenía claro es que estaba en problemas. A lo que, para su mal, ya se estaba acostumbrando.
Con toda la pereza del mundo se levantó de la cama y se vistió con lo primero que encontró. Intentó ser lo más sigiloso posible para que nadie notara su salida, o no lo dejarían en paz con todo tipo de reclamos, burlas, advertencias y amenazas. Cuando llegó a la puerta ya sentía que podía cantar victoria, pero su suerte duró poco, pues a su lado apareció quien menos quería ver en ese momento.
- ¿A dónde vas Le Roux? - le preguntó con los brazos cruzados
- A recibir mi porción diaria de veneno - bromeó
- Cuando dices eso me haces pensar que lo único que harás con ella será besarla - le reprochó
- ¡Qué asco, no, para nada! - se negó con desagrado - solo va a decirme no sé qué cosa y ya, si por mi fuera no la vuelvo ni a ver y eso lo sabes bien -
- Pues a mi me pareció que estabas muy a gusto comiendotela a besos en televisión nacional - le recordó
- Otra vez con eso, ya te dije que fue una emergencia - se excusó por enésima vez - Si no hacía algo esa periodista iba a descubrir la verdad y todo se iría a la basura -
- ¿Y qué no era eso lo que querías? Llevas semanas quejándote de lo harto que te tiene y rogando por que toda esa farsa se acabara. Si esa chica se echaba de cabeza a si misma no hubiera sido tu culpa, solo tenías que quedarte callado y hacerte la víctima. ¿Porque de pronto te hiciste el héroe con ella, por qué ayudarla si la odias tanto como dices? - cuestionó con astucia
Ante el interrogatorio Kader no supo qué responder. No fue hasta ese momento en el que se dio cuenta de la valiosa oportunidad que había perdido y lo peor era que no tenía ni idea de porque lo había hecho. Tal vez era que no podía dejar a un lado su actitud comprometida y sacrificada en cada situación que de él dependiera, o tal vez sólo actuó por impulso sin siquiera pensar. ¿O es que había otra razón? Sea lo que fuera estaba seguro de que no tardaría en arrepentirse por haber actuado así.
- Más te vale que tengas cuidado con lo que haces - continúo al ver que él no decía nada - muchas cosas están en juego y no me refiero solo al bienestar de nuestra familia, sino también de ti mismo y tus sentimientos. No estás solo Kader y esto no se trata sólo de ti -
Eso lo dejó noqueado. Y lo último que quería era averiguar a qué se refería. Con la cabeza hecha un lío salió de su casa y se dirigió a la cafetería.
Cuando por fin llegó Maia ya se encontraba ahí y por la cara de demonio que traía estaba seguro que no se trataba de nada bueno.
- Estoy aquí como… -
- Nos vamos a Corea la próxima semana - no lo dejó terminar - ve empacando tus cosas -
- Espera ¡¿Viaje, Corea, qué?! - empezaba a creer que aún estaba dormido y eso era una muy mala pesadilla
- Lo que oíste, gracias a tu magnífico plan de la otra semana todo el mundo no hace más que hablar de nuestro aniversario y el viaje que haremos para celebrarlo - le reclamó - ahora mi agencia literalmente me obligó a ir a ese bendito viaje contigo y no puedo negarme, y por lógicas razones tú tampoco -
- ¿Y porque no te vas tú de viaje y a mi me dejas en paz? Velo como unas vacaciones y si puedes quédate por allá, que me harias un favor - espetó molesto
- Para tu desgracia no puedo hacer eso, me exigieron explícitamente que te llevará conmigo y les diera pruebas de nuestra hermosa relación - le explicó con asco - así que nos vamos y punto -
- ¿Qué quieres decir con eso de pruebas? - se mostró confundido
- Ya sabes fotos, videos y esas cosas con nosotros muy acaramelados - fingió coquetería
- Acaramelados, ¿Quieres decir…? -
- Besitos, abrazos, arrumacos y todas esas cursilerias - término por él - Así que vete asiendo a la idea de que me tendrás pegada a ti por las próximas dos semanas, en un país desconocido como toda una novia enamorada -
- No, me niego. Estas loca si crees que voy a hacer tremenda estupidez - se negó rotundo
- Tranquilo mojigato, tampoco es como si fuéramos a dormir en la misma habitación, nos tomemos fotos en la ducha o nos grabemos teniendo sexo - se burló de él - solo le haremos a los turistas por unos días, no es nada del otro mundo -
- ¿Pero por qué tanto tiempo, no lo podrías reducir a tres días? - sugirió - ¿Y no podía ser en otro lado, no sé aquí cerquita, que tal Roma o Italia? ¡Pero Corea, no jodas! -
- El tiempo no lo decidí yo, fueron mis jefes y en mi posición no podía darme el lujo de pedir menos ¿Qué clase de novia sería entonces? - lo regañó - y sobre el lugar no puede ser en otra parte si se supone que tu trabajo está en Asia y este viaje es en un principio de negocios ¿Qué ibas a estar haciendo en Roma o Italia? -
- Abriendo una nueva sede, expandiendo el negocio, consiguiendo nuevos clientes o yo qué sé - dio opciones
- Cuando dices ese tipo de cosas me haces pensar que ya te estas creyendo esa farsa de que eres todo un empresario internacional - se burló - pero mientras no pase lo mismo con nuestro "noviazgo" y quieras propasarte conmigo poco me importa lo que te creas -
- Ya quisieras que te creyera mi novia - la enfrentó
- ¿Qué te hace creer que me gustaría ser tú novia de verdad? - le preguntó dispuesta a iniciar una pelea
- Tal vez ahora no te parezca muy agradable ser novia de un ladrón, pero si lo vivieras créeme que lo disfrutaría mucho - se acercó por encima de la mesa con una sonrisa que jamás le había dado - tus días siempre estarían llenos de emoción y adrenalina, por mi parte nunca te faltaría el cariño, las atenciones y todas esas cosas a las que tú llamas cursilerias. Me metería a tu casa cada mañana solo para darte los buenos días, te dedicaría todo el tiempo que pudiera, haría todo tipo de tonterías con tal de hacerte reír, me enfrentaría a quien fuera con tal de protegerte sin importarme las consecuencias, te dejaría conocer hasta la parte más recóndita de mi ser, cada noche llamaría a tu teléfono para cantarte canciones hasta que te durmieras. Serías lo más valioso de mi vida, te enseñaría a sentir, a amar y ser amada. En pocas palabras me robaría tu corazón sin que sí quieras lo notes -