Asalto al Corazón

GAME OVER

Kader lo pensó por un momento y aunque sabía cómo le quitaría el dolor a una novia no quería hacerlo con ella. Pero dada su insistencia no tuvo otra opción. Sin mucho cuidado tomó su mano y dejó un simple beso en ella.

- ¿Solo eso? ¡Eres el peor de los novios! - le reclamó

Con molestia Kader volvió a tomar su mano y está vez besó con fuerza cada uno de sus dedos.

- ¿Así está mejor su majestad? - ironizó

- No, también me duele la muñeca - ante eso Kader beso también su muñeca - y el codo también -

Ambos sabían que era mentira, pero aun así no detuvo sus besos y sin percatarse sus labios fueron subiendo de a poco hasta su hombro.

- ¿Me vas a decir que también te duele el cuello? - preguntó con una voz ronca que no pudo ocultar

- Si - susurró

Sin pensarlo Kader besó su cuello sin una pizca de delicadeza, de alguna forma esa era la manera en la que quería sacar todo su coraje y frustración. Besaba con fuerza, dejando marcas a cada paso y a pesar de las quejas de Maia no buscaba detenerse.

- Mañana volveremos a la realidad - le dijo Maia

- Entonces hagamos que valga - le pidió

Maia no dudó en hacerle caso sentándose a horcajadas sobre su regazo. Queriendo tener un mayor acceso a su cuello, Kader jaló de su rubia melena sin importarle sus protestas. Los besos fueron subiendo de intensidad, hasta que llegó a sus labios, donde inició la verdadera batalla. Sus lenguas parecían estar en una guerra que ninguno quería perder, podían sentir como sus dientes chocaban y sus labios ardían cada vez más. Pero eso no los detenía, más bien parecía motivarlos a buscar más.

Con esa intención Maia abrió la camisa de Kader de un tirón, haciendo que los botones salieran volando y la tela se rasgara. Él no dudó en quitársela y en cuestión de segundos ya había desaparecido en alguna parte de la sala. Podía sentir cómo sus dedos acariciaban cada uno de sus músculos, eran caricias delicadas pero también dominantes. Por alguna razón quiso que ella sintiera lo mismo, por lo que en un arrebato jaló de su vestido con la fuerza suficiente para que los tirantes se rompieran.

- ¡Era nuevo idiota! - le gritó empujándolo al suelo

- Lastima que me importe tan poco - la retó para luego atraerla a nuevamente a él

Con rapidez hizo rodar sus cuerpos sobre el suelo, haciendo que ahora ella quedará bajo él, a su completa merced. Con sus manos fue recorriendo su cuerpo hasta llegar a sus muslos, los apretó con fuerza buscando dejarle marcas. Por su lado Maia no se quedó atrás, pues cada tanto rasguñaba su espalda con fiereza.

- ¡Eso duele maldita! - le reclamó

- Lastima que me importe tan poco - repitió sus palabras

Con rabia se quitó el cinturón y apartó sus manos para atarlas, después las colocó debajo de su cabeza, Maia forcejeo, pero él era más fuerte.

- Voy a tener que enseñarte a ser más sumisa - le advirtió

Está de más decir el peligro que ambos estaban corriendo. Pero eso era algo que a ninguno le importaba, no estaban muy seguros si se debía al alcohol, las emociones que llevaban guardadas, o si de plano ya se habían vuelto locos. Lo que sí sabían es que eso no era más que una batalla sexual, no había ni una pizca de sentimientos. Solo pensaban en hacerse daño de la forma más placentera posible. Hubo besos, mordidas, pataleos, rasguños, insultos y algunas gotas de sangre.

Sabían que el día de mañana se arrepentirian, pero en ese momento era lo último que les importaba. Por una noche querían dejar de ser tan distintos y dejarse llevar por sus instintos carnales. Dicen que lo prohibido siempre es más placentero, pero lo que nadie dice es que después de tocar el cielo siempre terminas cayendo al infierno.

- ¡¡Aah, Bastian!! - fue ahí donde todo se arruinó

De haber tenido el cuerpo encendido de pasión ahora Kader estaba petrificado, ni el iceberg que hundió el Titanic estaba tan congelado como él lo estaba en ese momento. ¿Qué podría ser peor que te usen para darle celos a otro? Que te llamen por su nombre cuando está teniendo sexo contigo.

Maia no sabía donde esconderse, ese error la dejó totalmente sobria y muy avergonzada. Kader por su parte intentaba respirar profundo para intentar drenar todos esas sensaciones que hace rato lo habían sobrepasado.

- Ya entendí - fue lo único que dijo, para luego ponerse de pie y buscar salir de ahí

- Espera - quiso detenerlo

- Está bien Cobra, es mejor así - negó sin mirarla

- Kader yo no… -

- ¡No importa Maia! - la interrumpió - entiende que esto está mal. Fue un error haber venido a este viaje, te equivocaste al elegirme para tu absurdo plan. ¡Conocerte fue un maldito error y ya estoy harto de esto! -

- No actúes como si tú fueras siempre la víctima, tú querías esto tanto como yo - lo enfrentó

- Te equivocas Maia, yo quería desquitar todo el coraje que te tengo guardado y tú buscabas alguien que supliera a tu enamorado. El alcohol lo único que hizo fue darnos el empujón que necesitábamos para caer - le aclaró - pero ya basta de esto, ¡¡GAME OVER, se acabó tu juego!! -

Apenas terminó de hablar salió de la habitación azotando la puerta. Maia se quedó de rodillas en el suelo sin poder reaccionar por completo. Como pudo se desató las manos y dejó caer su cuerpo con cansancio. En ese momento no sabía ni que pensar, sentía frustración, rabia, vergüenza y hasta arrepentimiento. No era la primera vez que le decía algo que lograba herirlo, pero si era la primera que lamentaba haberlo hecho, al grado de desear nunca haber abierto la boca. Solo esperaba que ese sentimiento se debiera al alcohol y no a otra cosa, o entonces empezaría a preocuparse.

Al día siguiente la tensión podía cortarse con un cuchillo, ninguno decía nada y ni siquiera se miraban. Venían lo más cubiertos posibles tratando de ocultar las marcas que ambos se habían dejado. Después de una eternidad viajando por fin llegaron a Francia, se encontraban en esquinas opuestas del auto cuando Maia se atrevió a hablar.




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