Un poco de dolor

El hombre que amaba se encontraba en ese lugar acompañado de su hermana. Estaban haciendo el amor. Al verlos Kader no tardó en reaccionar, tomó a Maia del brazo y la hizo girar de forma que les diera la espalda. Pero para ella había sido demasiado tarde, sentía que por dentro su alma se estaba apagando, mientras su corazón se desmoronaba. En cambio el ardía por dentro, le daba rabia que ese par no tuviera ni un poco de moral y se tomarán la libertad de tener sexo a plena luz del día sin siquiera molestarse en poner seguro a la puerta, aún sabiendo que cualquiera podía verlos.

"Y todavía tenía el descaro de regañarnos por hablar de nuestra inexistente intimidad. ¡Qué hipócrita!" _ se quejó para sí.

Aunque en realidad su mayor coraje era para él mismo. Si no hubiera mencionado el lugar, si en vez de eso se hubiera ido, si no hubiera intentado besarla.

- Cobra... - intentó disculparse, pero ella lo interrumpió

- Sácame de aquí por favor - le suplicó

No necesito decirle dos veces, de inmediato cerró las puertas y  la tomó de la mano para llevarla con él. Apenas llegaron a su moto le puso un casco, subió y luego la ayudó a ella a hacer lo mismo. Cuando logró acomodarla tomó sus manos y las puso alrededor de su cintura. Ella se dejó hacer, nada importaba en ese momento solo quería salir de ahí antes de que terminará perdiendo las pocas fuerzas que le quedaban.

Kader condujo tan rápido como pudo por las calles de París, hasta que llegaron al bosque de Bolonia. Guió la moto por el lugar empedrado en dirección a uno de los lagos. Cuando llegó al lugar deseado bajó de la moto y luego bajó a Maia. Sin decir nada la tomó de la mano y la guió colina arriba y con un poco de dificultad se adentraron a una pequeña cueva que era también un nacimiento de agua dulce. Juntos se sentaron en la orilla de ésta, dejando sus pies colgando a un lado de la cascada. Pasaron largas horas en aquel paradisíaco lugar, hasta que llegó el atardecer. De vez en cuando conversaban de todo y nada a la vez, pero la mayor parte del tiempo se mantenían en silencio. En gran parte porque después de lo sucedido no sabían qué decir, Maia se sentía pérdida, tenía vergüenza, rabia y dolor, y Kader por su lado se sentía culpable e impotente al no saber cómo animarla. Pero además de eso se sentían cómodos así, en completo silencio. En realidad no necesitaban palabras en ese momento, bastaba con escuchar sus respiraciones calmadas, sentir la brisa de la tarde y disfrutar de las furtivas caricias que compartían en sus manos aún entrelazadas.

No fue hasta que una llamada entró al celular de Kader, rompiendo la burbuja de paz que habían creado.

- Hola - respondió con voz cansina

- ¡Kader, ¿Dónde rayos estás?! - su amiga Tessa era quien hablaba

- Trabajando - no iba a decirle la verdad

- Deja ya a esa niña rica y ven a casa ahora - exigió

 - ¿Qué sucede Tessa? - pregunto ya cansado

- Colette está enferma y pide verte - le dijo seria

Eso bastó para que Kader reaccionara haciendo que sus nervios subieran a mil.

- ¡¿Cómo que enferma? Si hoy estuve con ella y estaba bien! - no pudo evitar alterarse

- Pues ya no es así, así que ven ya antes de que se ponga peor - con eso colgó

Maia no entendía que pasaba, de quien llamaba solo pudo escuchar, niña rica, Colette, enferma y verte. Pero eso era más que suficiente para confundirla y llenarla de dudas. ¿Es que todo lo que había hecho ese día por ella no era más que un trabajo? No lo dudaría, al final de cuentas ella lo había metido en eso a la mala, y después de intentar pagarle por todo lo que pasó en las vacaciones, era normal que actuará así. Pero aparte de eso había cosas que no lograba responder ¿Quién era esa tal Colette y por que Kader se ponía así con solo escuchar que estaba enferma?

- Debo irme - su voz llamó su atención - intentaré llevarte a casa antes... -

- No es necesario - lo interrumpió - puedo irme sola -

- ¿Estás segura? - cuestionó preocupado

- Si no te preocupes, tú ve con... - por poco y dice novia - a donde sea que debas ir -

- En ese caso te dejaré lo más cerca que pueda - no estaba muy seguro de ello, pero dadas las circunstancias no le quedaba de otra

Así fue que volvieron a la realidad, donde cada uno pertenecía a mundos diferentes y no eran capaces de tolerarse. Ambos se acercaron a la ciudad y muy a su pesar se separaron para que cada quien se fuera a donde pertenecía. Maia lo vio alejarse por la carretera, y solo cuando lo perdió de vista fue que reaccionó. Sin pensarlo detuvo un taxi y subió a el.

- ¿A donde señorita? - le pregunto el chofer

Ella no supo qué contestar, aún no estaba lista para volver a casa y verle la cara a la pareja de enamorados que se entregaban a la pasión ante la vista de quien sea. Pero tampoco sabía a donde ir, pues para su desgracia había salido tan rápido que no llevaba su cartera ni el celular. Aunque eso no era un impedimento para ella, quien sólo quería desaparecer.

- Le daré el doble de lo que gana en un mes si conduce por la ciudad sin rumbo fijo - dijo en respuesta

- Pero señorita... -

- Entonces que sea el triple - lo interrumpió demandante

Al chofer le impresionó lo que dijo, pero no fue capaz de negarse. Así que sin más empezó a conducir por toda la ciudad. Maia no estaba consciente del lugar a donde iba, solo se dejaba llevar mientras se perdía en sus pensamientos. No fue hasta que se dio cuenta de que el lugar que la rodeaba no era para nada parecido a lo que ella estaba acostumbrada.

- ¿Dónde estamos? - pregunto al chofer 

- En un barrio del sur - le respondió - no sabía muy bien para dónde llevarla, espero que no le moleste -

- No, está bien - iba a decir algo más, pero vio algo que la detuvo - deténgase aquí -

Cuando el taxi paró ella no tardó en bajar mientras le decía al chofer que la esperará. A paso lento se acercó a la casa donde estaba estacionada la que sabía que era la moto de Kader. Sin saber por qué lo hacía tocó a la puerta y antes de que pudiera arrepentirse una mujer pelirroja con expresión preocupada le abrió la puerta.