Asalto al Corazón

Orgullo

Pronto llegaron al hospital, donde Colette fue atendida con rapidez, debido a las indicaciones de una Paris con mucho poder. Los tres adultos se quedaron en la sala de espera para saber del estado de la niña. Durante ese tiempo Maia se mantuvo a cierta distancia de la pareja, quienes se abrazaban con notable preocupación, se veía que se querían mucho. No podía negar que la mujer era muy bella, además de ser pelirroja, su cabellera tenía hermosos rizos, tenía una linda figura y su piel pálida combinaba a la perfección con sus ojos grises. Estaba claro que Kader tenía buen gusto en mujeres.

En un momento notó que el protagonista de sus pensamientos se ponía de pie y caminaba en su dirección. Se veía que estaba de mal humor, y eso la incomodó.

- Tenemos que hablar - sentenció

Sin esperar una respuesta de su parte empezó a caminar a una distancia razonable dónde Felicíe no pudiera escucharlos. A Maia no le quedó de otra que seguirlo.

- ¿Qué es lo que pretendes? - fue lo primero que dijo apenas se detuvieron

- No sé de qué hablas - dijo seria

- No te hagas la inocente conmigo que no te queda - le advirtió - te dejé bien en claro que no te quería cerca de mi familia, así que vete de aquí y llévate tu cheque contigo -

Le extendió el cheque que anteriormente ella le había dado a Felicíe. Sin embargo ella no lo tomó.

- Ese dinero es lo que te has ganado por lo que has hecho por mi, por tanto ya no me pertenece - le aclaró

- Entiende que no necesito de tu dinero - se estaba exasperando - si acepté el trabajo fue para protegerlos, no porque quisiera alguna recompensa por ello -

- Por favor Kader ambos sabemos que por mucha moral que tengas necesitas el dinero, sobre todo ahora - lo enfrentó - así que deja a un lado tu maldito orgullo y acepta el cheque de una vez -

Kader sabía que no estaba dispuesta a dejarse ganar, pero si ella era terca él lo era más. No dudo en tomar el cheque entre sus manos con la intención de romperlo como lo había hecho con el primero, un mes atrás, y así terminar con esa burda discusión. Pero al notar sus intenciones, Maia busco convencerlo a su manera.

- Anda rompelo y saldrán muchos de donde salió ese - lo reto - sabes bien que puedo darte cientos de ellos y aumentar hasta 10 veces más la cantidad a cada uno. Y si no quieres verme cada día en la puerta de tu casa para entregartelos te recomiendo que lo aceptes de una vez -

Kader se lo pensó por un momento, sabía que era capaz de cumplir con su amenaza y mucho más. También estaba consciente de que en verdad necesitaba el dinero, sobre todo ahora que Colette estaba hospitalizada. Pero prefería seguir robando por lo que le quedaba de vida antes de aceptar un pago por algo que no le gustaba hacer. Después de todo Maia tenía razón en algo, tal vez no tenía nada, pero el orgullo era algo que le sobraba. Decidió pasar por alto su advertencia y así continuar con sus intenciones pero la voz del doctor lo detuvo de nuevo.

- Familiares de Colette Blanchard - de inmediato los tres adultos se acercaron

- ¿Cómo está mi hija doctor? - pregunto Felicíe con un nudo en la garganta

- Pudimos estabilizarla - todos se relajaron al oír esas palabras - la fiebre ya ha cedido y la infección ya ha sido tratada con analgésicos. Pero debido a las convulsiones necesitamos hacerle un estudio de sangre para saber el origen de la infección y un electroencefalograma para determinar si esto podría volver a pasar. También requerimos de algunas tomografías y una resonancia magnética en caso de que haya lesiones en el cerebro y así poderlas tratar a tiempo -

- ¿Y cuánto costará eso? - Kader no pudo evitar preguntar

- No sé preocupe por eso señor, ya la cuenta a sido saldada por la señorita Paris - dijo refiriéndose a Maia - solo necesito su consentimiento para dar inicio con los análisis y den los permisos necesarios para que se quede hospitalizada un par de días -

- Así será doctor - fue Maia la que hablo, ya que el par aún estaban conmocionados

- Muy bien, entonces en un momento les traigo los papeles para que los firmen - les aviso

- ¿Podemos pasar a verla? - interrogó Felicíe

El médico miró de reojo a Maia, ya que ella se había encargado, no sólo de pagar las facturas, sino también de poner a cargo a su médico de cabecera quien acataba sus órdenes al pie de la letra. Con un leve asentimiento, que también Kader noto, le dio a saber que debía darles permiso, a pesar de que no estaba permitido. Claro que esas reglas sólo aplicaban en personas, comunes, no para millonarios que movían todo con dinero.

- Sí, mandaré a una enfermera para que los guíe a la habitación - accedió

Sin decir nada más el doctor se fue, para que instantes después fuera reemplazado por una enfermera, quien los guió hasta donde descansaba la pequeña. A pesar de las normas del hospital, los tres pudieron entrar a la habitación. En ella la pequeña dormía tranquilamente, gracias a los medicamentos que le habían administrado, sus pequeñas manos tenían algunos cables que la conectaban a las máquinas que monitoreaban sus signos vitales.

Felicíe fue la primera que se acercó, al igual que Kader, buen susto que les había dado la luz de sus vidas, Maia en cambio se mantenía recargada en la pared viendo la escena. No podía negar que le enterneció verlo en su faceta de padre amoroso y no dejaba de preguntarse qué hubiera sido de la niña si ella no hubiera estado ahí. No es que se sintiera una heroína, era solo que por alguna extraña razón le preocupaba su salud.

Era por eso que planeaba insistir hasta convencer a Kader de que aceptara no sólo el dinero que le había pagado, sino también el que ella haya pagado todas las cuentas del hospital. Sabía que no tardaría en reclamarle por ello y antes de que lo hiciera estaba dispuesta a jugar su última carta.

- Kader ven un momento por favor - le pide en voz baja

Cabe decir que Kader no está muy contento con la idea, pero no le queda más que ir hacia ella.




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