Maia por el contrario estaba que echaba chispas, no podía tolerar que juzgaran a su Caramelo Amargo sin siquiera conocerlo. Ella lo había hecho y se había equivocado rotundamente, ahora que sabía quién era en verdad se arrepentía de haberlo metido en ese embrollo. Tenía unas ganas tremendas de hacerle tragar todas sus palabras, pero eso se esfumó cuando sintió una corriente de calor y satisfacción recorrer su espalda. No necesitaba darse la vuelta para saber qué se trataba de Kader, una idea que la hizo sonreír de inmediato.
- Amor que sorpresa verte por aquí - ocultó que llevaba todo el día esperando por el
A diferencia suya Kader sí que estaba sorprendido, no por verla, sino por cómo se veía. Estaba claro que de lejos no pudo apreciar lo hermosa que estaba con ese vestido, que al ser sencillo la hacía resaltar aún más. En ese momento no parecía la Cobra que mordía sin dudarlo con tal de conseguir lo que quería, parecía un ángel, no, era una diosa. Una hermosa diosa griega. Y lo mejor es que era suya, de mentiras, pero suya.
- ¿Ya terminaste de escanearme? - volvió a hablar Maia, parecía que esa era su forma habitual de saludarse
- No, y nunca terminare de hacerlo - le respondió con una mirada penetrante
- ¿Y a qué se debe que estés aquí? - intervino Bastian sin poder ocultar su enfado
- Salí un momento a caminar y cuando vi a mi novia no dude en acercarme - dijo enfatizando la palabra novia
- Pues por si no lo has notado ella esta conmigo ahora - dijo con recelo
- Pues estaba, porque pienso robartela - corrigió atrayéndola más a él - ¿No te molesta verdad? -
- Creo que eso debería preguntartelo a ti, ¿O es que no te molesta ver a tu novia salir con otro hombre? - busco hacerlo enojar
- Para nada - mintió - eso solo me hace ver que así como tu puedes llevarte a escondidas a tu cuñada yo puedo hacer lo mismo con la mía. No sabía que fueras tan compartido concuño, creo que ya me empiezas a caer bien -
Al decir eso le guiño el ojo y le sonrió con todo cinismo. Y como disfruto la expresión de Bastian al escucharlo, estaba seguro que deseaba matarlo en ese preciso momento. Lastima que no se le diera el gusto, ya que Maia y él se alejaron sin siquiera despedirse.
Ya en el auto Maia estaba que se ahogaba de la risa y aunque Kader no tenía idea de que le resultaba tan gracioso empezaba a contagiarse de su euforia.
- ¿De qué tanto te ríes? - ya no soportó la duda
- De la cara que puso Bastian cuando le insinuaste que invitaría a salir a mi hermana - le dijo en un ataque de risa - ¡El pobre parecía que iba a explotar de la rabia! -
- Bueno, la idea era hacerlo enojar ¿Que no? - dijo con orgullo
- Si, pero no creí que fueras capaz de eso - le recrimina con gracia - pero quien diría que era tan hipócrita y descarado -
- ¿A qué te refieres? - interrogó
- ¿No es obvio? Ambos sabemos que esto no fue una simple salida de amigos que pronto serán cuñados - le explicó - Por donde lo quieras ver Bastian me invitó a salir, esto fue una cita -
Fueron solo unos instantes pero estaba segura de que el rostro de Kader se contrajo al escucharla decir eso. Tal vez fue su imaginación, o es que con su alto nivel de moralidad esa idea le parecía demasiado bizarra.
- Lo que quiero decir es que no tiene ningún derecho de sentirse ofendido por la insinuación que le hiciste sabiendo que él está aprovechando que mi hermana no está en el país para hacer de las suyas conmigo - continúo al ver que no decía nada - ¿No te parece desagradable que actúe de esa manera? -
- En realidad ya estoy acostumbrado - comentó seco - la gente de su clase son todos así. Siempre buscan solo su bien sin importarles el daño que le hagan a otros. Son egoístas, tramposos, desleales, hipócritas y hasta inhumanos -
- ¿También yo soy así? - esa pregunta lo descolocó, y fue hasta ese momento que se dio cuenta de lo que había dicho
Maia puso todo de sí para ocultarlo, pero en el fondo sus palabras le habían dolido. No sabía qué le pasaba que últimamente se había vuelto más sensible, irónicamente se sentía más humana. Y es que aunque no era la primera vez que la tildaba de desalmada, y ni siquiera se lo había dicho directamente a ella, de alguna forma se sentía ofendida. Pues en el fondo sabía que era verdad, ella era parte de ese grupo, de la misma clase al final de cuentas. Nunca en su vida se había avergonzado tanto de ser de una clase diferente a la de él.
Por su lado Kader no sabía cómo arreglar su desliz. Se había sentido tan molesto cuando ella le aseguró con tanta emoción que había tenido una cita con su amor platónico, que inconscientemente dejó salir toda su frustración con palabras que solo lograron herirla a ella.
- Yo nunca dije que me refería a ti - trató de defenderse
- Dijiste, los de su clase, y por mucho que me pese yo también soy parte de ese grupo - desvío la mirada hacia la ventana tratando de ocultar su tristeza
- ¿Te pesa ser de clase alta? - pregunto sorprendido esperando que su respuesta le de alguna defensa
- ¡Lo que me pesa es que…! - se detuvo al darse cuenta de lo que iba a decir
- Dilo - ordenó con lentitud
- Que tienes razón - dijo por fin - ¿No es lo que me has dicho desde que nos conocimos? Que soy hipócrita, traidora, insensible, desleal -
Arrepentimiento, es uno de los sentimientos más desagradables y al mismo tiempo salvadores que un ser humano puede llegar a sentir. Y era esa misma la sensación que ambos sentían. Maia por haber dicho lo que sentía y Kader por haberle dicho tantas veces esas palabras. Por desgracia ni todo su arrepentimiento podía volver el tiempo y mucho menos borrar sus palabras. Pero si podía motivarlos a desmentir lo que alguna vez dijeron.
- Sabes que, no me hagas caso… -
- Lo lamento - Kader interrumpió sus palabras - no era mi intención herirte -
- Ambos sabemos que eso no es verdad - le recriminó - pero está bien -