Sin que la pareja se lo esperará tomó el cheque y lo puso en la mano de la niña, para luego cerrarla. Sabía que Kader saltaría en cualquier momento, pero estaba preparada para enfrentarlo. Y no se equivocó, apenas Kader vio lo que hizo caminó hacia ella hecho una furia. Con fuerza la tomó del brazo con la intención de hacerla girar, pero no se espero que al hacerlo ella usará su peso y la misma fuerza que Kader había ejercido en ella para empujarlo, haciendo que no sólo la soltará sino que también estuviera a punto de hacerlo caer.
- Más te vale no tocar ese dinero o te juró que te vas a arrepentir - lo enfrentó como solo ella sabía hacerlo - te advertí que si no lo aceptaba a la buena seria a la mala, ahora atente a las consecuencias -
- ¡¿Qué sucio plan estás tramando en tu mente?! - ya no le importaba estar gritando - te advierto que si intentas hacerle daño a mi... -
- ¡Se lo estoy regalando imbécil! - le gritó antes de que le recordará que tenía una hija - si tú no lo quieres es tu problema pero de esta habitación es ella quien más lo necesita, y no es justo que por tu maldito orgullo la condenes a padecer por la enfermedad por más tiempo del que ya lo ha hecho -
- ¿Un regalo? - no se esperaba eso - nosotros no necesitamos ningún regalo de tu parte -
- Es que te has quedado sordo ¿Qué parte de que es para ella no entiendes? - le cuestiono altanera - tú perdiste la oportunidad de tener ese dinero, ahora le pertenece a ella. A partir de este momento cada moneda que debería ser tuya por tu trabajo será para la niña y pobre de ti si te atreves a tocarlo, porque te juró que te lo haré pagar muy caro -
Al ver que por su asombro Kader no le decía nada más, se giró en dirección a Felicíe, quien miraba la escena con sorpresa y confusión por igual. Esa no era la bruja que había amenazado con hacerle daño a su familia si no se hacía lo que ella quería, como tantas veces la había descrito Kader. Si era caprichosa, testaruda, arrogante y controladora. Pero un monstruo no era.
"Vaya jefa que te conseguiste querido" _ se burló en silencio
- Desde ahora ese dinero es de tu hija y serás tú quien se encargue de hacer uso de el de la manera correcta. Si me entro que has dejado que este idiota lo use o les prohíba usarlo, será ella quien lo pague - señalo a Colette sin tapujos - así que por el bien de tu hija te recomiendo que me hagas caso. Y de los gastos del hospital me encargo yo, eso no está a discusión -
- Pero es mucho dinero, mi hija no necesita tanto - Felicíe no sabia de que lado estar
- Entonces ahorralo, o haz lo que quieras con el - le resto importancia a eso - paga su colegiatura, llenala de juguetes, o comprale algo bonito. Dale lo que ella desee, no importa cuánto cueste, que si necesitas más aún falta mucho trabajo por hacer y mucho dinero que ganar. Pero para él ni un centavo o ya sabes a lo que te atienes ¿Te ha quedado claro? -
Felicíe no sabía qué contestar. Por un lado Kader le lanzaba miradas de advertencia, mientras que Maia la veía amenazante. Tenía dos opciones, ambas con un beneficio si las acataba, pero también con consecuencias si las rechazaba. Sabía que si aceptaba Kader no se lo perdonaría, aunque tal vez sólo le gritaría hasta quedarse sin voz, pero al menos sabía que no le haría nada malo. En cambio a Maia no la conocía, de ella sabía lo que oía en los medios de comunicación y las pestes de las que hablaba Kader. No estaba segura de lo que sería capaz si la rechazaba, pero no estaba de más tratar de averiguarlo.
- ¿Y que si no lo acepto? - se mostró segura, aunque en el fondo no lo estaba
- Entonces llamaré a servicio social y haré que se lleven a tu hija al mismo lugar del que ustedes vienen - puso su mejor cara de perra empoderada que tenía
- ¡No, eso no por favor! - le suplicó Felicíe, primero muerta antes de permitir que su hija viviera el mismo infierno que ella
- Entonces haz lo que te digo - recalcó - tienes tres segundos -
- Está bien, tomaré el dinero - dijo resignada
- Buena decisión querida - le sonríe con inocencia - pero voy a necesitar pruebas de que todo lo que compres sea exclusivamente para la niña. Tendrás que mandarme los recibos de todo, fotos y hasta las envolturas si es necesario, de lo contrario no te daré el siguiente cheque -
- Así lo haré - Felicíe ya se estaba arrepintiendo de haber aceptado
- Perfecto, en ese caso me retiro. Nos vemos pronto querida - se despidió con supremacía
Antes de salir dirigió su mirada hacia Kader que parecía momia de lo tieso que estaba.
- !Cobra 2… Caramelo 1¡ ¿Quien va ganando ahora querido? - se burló - ya deberías hacerte a la idea de que siempre consigo lo que quiero -
Dicho eso le guiño un ojo y salió de la habitación con una sonrisa victoriosa, que bien sabía la victoria. Kader por lo contrario estaba que le salía humo del coraje, otra vez le había ganado y de la forma más desgraciada posible. Mira que usar a una niña enferma para salirse con la suya. Por muy buenos que aparentaran ser sus motivos, eso no se hace. Pero eso no se iba a quedar así. Hecho una furia sale del cuarto detrás de ella y la vuelve a tomar del brazo apenas atraviesan la puerta.
- ¿Qué piensas conseguir con todo esto? - le reclamó molesto
- ¿Por qué crees que todo lo que hago es para recibir algo a cambio? - no iba a decirlo, pero que pensara así de ella la ofendía y le dolía
- Por que así son los de tu clase - le respondió con recelo
- Pues esta vez te equivocaste, yo no planeo conseguir nada con esto - le aclaró - aunque no seas capaz de creerlo tengo el suficiente corazón como para querer ayudar a tu hija -
Sin ser brusca se zafó de su agarre, y lo tomó a él del brazo, así lo jaló hasta la ventana de la habitación, donde se podía ver a la pequeña que respiraba tranquilamente.
- Respondeme algo, ¿En verdad la quieres? - le pregunto sin mirarlo - ¿Quieres a tu hija? -