Asalto al Corazón

Resolviendo dudas

Maia salía del gimnasio después de su larga rutina de ejercicios, estaba exhausta, pero ya se había acostumbrado. Caminaba lentamente por la acera en dirección a su auto, sin saber que a la distancia alguien la observaba. Había esperado encontrarse con ella todo el día y ahora que por fin la encontraba libre no dudó en acercarse. Sus pasos eran sigilosos pero constantes, tratando de no llamar la atención de nadie. A pocos metros de su auto logró interceptarla, dándole a Maia el susto de su vida.

- Hola Maia - la saludo pareciéndose frente a su vista de la nada

- ¡AAAAAHHH! - pegó un grito de terror - ¡¡Dios mío casi me da un infarto!! -

- Lo siento esa no era mi intención - se disculpa con pena

- Pues créeme que demostraste justo lo contrario - trató de regular su respiración - ¿Que haces aquí? ¿Tan rápido se te acabó el dinero, o es que vienes a devolverme el que te di? Si es así de una vez te digo que no me pienso tentar el corazón por mucho que me lo supliques. Fui clara al decirte mis condiciones, y por si no lo sabes no soy de las que dudan en cumplir con sus amenazas cuando alguien no hace lo que quiero -

- Créeme que eso lo tengo muy presente - aceptó algo acomplejada - y en realidad no es por eso por lo que vine, en realidad quería entregarte todos los recibos de las cosas que hemos comprado con tu dinero -

De su bolsa sacó un sobre que contenía todos los recibos, desde pagos por medicamento, útiles escolares, despensa, ropa infantil y hasta dulces. Lo que más le llamaba la atención a Maia es que algunas de las cosas no parecían ser para una niña de 7 años.

 

"¿Tendrán más hijos además de Colette?" _ se cuestionó mentalmente

 

- Bueno, al menos resultaste ser más controlable que Kader - comentó despectiva - y si eso es todo ya puedes retirarte -

- En realidad, ahora que Colette ya se ha recuperado por completo quería agradecerte todo lo que hiciste por nosotros - le comenta con sinceridad

- Sabes que ese dinero es el pago a Kader por sus servicios, no tienes que agradecerme - le aclara

- Creí que habías dicho que era un regalo para mi hija - la cuestiona

- Ya sé lo que dije, pero eso no cambia que en un principio fuera su dinero. Que en eso se haya convertido por culpa del orgullo de ese Caramelo amargo ya es otra cosa - ambas ríen por la forma en la que lo llama - en si tu hija fue el anzuelo que encontré para convencerlo -

-  Entiendo que a veces ese hombre puede ser muy testarudo cuando se lo propone, pero aún así no tenías necesidad de insistir y mucho menos usar a mi hija para conseguir tu objetivo - le aclaró con firmeza - aunque no puedo negar que gracias a eso Colette ahora se encuentra fuera de peligro. Por eso te queremos agradecer tanto mi hija como yo por lo que hiciste, y aunque Kader no lo diga sé que también está agradecido. Por eso te traje un presente, tal vez no sea nada a comparación de todo lo que tienes a tu alcance, pero creeme que es de corazón -

Felicíe le entrega una caja decorada con papel de colores pasteles con una pequeña nota escrita con diferentes colores en una letra infantil, era obvio que la había escrito Colette.

Esta decía:

"GRACIAS por darme un poquito de lo que tienes para que me pudiera curar"

 A Maia le parecía muy tierno ese gesto. Y con sorprendente emoción abrió la caja, dejando ver un Gâteau Saint Honoré. Que es una tarta de unos pequeños panecillos de masa hojaldrada con sabor a vainilla llamados profiteroles, en el centro estaba rellena de crema con nata. Y estaba decorado con cabello de ángel, llamado así por los delgados hilos de color dorado que se formaban con el caramelo. Éste estaba por unos centímetros por encima de la tarta haciéndola ver como una burbuja de oro que la protegía. Se veía increíble y muy apetecible. Y lo mejor de todo es que ese era el postre favorito de Maia, el solo verlo la hizo gritar de emoción y sin poder detenerse le terminó dando un fuerte abrazo a Felicíe.

- ¡¡No lo puedo creer, muchas gracias, no tenías que hacerlo!! - ya había olvidado la última vez que alguien le había dado algo que le gustará tanto

Felicíe se sorprendió ante su reacción, pero aun así le correspondió el abrazo. Tal vez era muy pronto como para asegurarlo, pero en el fondo sentía que esa actitud arrogante e insensible solo era una fachada que usaba para protegerse. Por su lado Maia no tardó en reaccionar ante su acción y con rapidez se alejó de Felicíe, como si su simple tacto le quemara la piel

 - Perdón por mi reacción, es solo que es mi postre favorito, nunca me canso de comerlo - se excusó - y, bueno, no sé qué me pasó -

- Descuida, no me molestó en lo absoluto - la tranquilizó con una actitud amable - y respecto al dulce, aquí entre nos, fue Kader quien me sugirió que te hiciera ese -

- ¿En serio, y él cómo lo supo? - eso no se lo esperaba

- Me dijo que es el que siempre pides en la cafetería en la que se encuentran - le explicó

- Vaya, ahora que lo recuerdo, Kader me dijo una vez que con solo observar a una persona puedes conocerla. Al final resultó cierto - de pronto se sintió incómoda

- No te creas, eso solo es posible cuando tienes el deseo de conocer esa persona - comentó - cuando no te interesa ese alguien esos detalles son insignificantes y te es imposible notarlo aún cuando lo veas todos los días -

Maia se quedó pensando en sus palabras por un momento. Si ese era el caso eso significaba que desde un principio Kader se había tomado la molestia de descifrarla, aún cuando ni siquiera la soportaba. ¿O es que tiende a ser muy observador? Bueno. Independientemente de eso, lo más extraño es que todos esos detalles se los hizo saber a Felicíe, quien es la madre de su hija.

- ¿Eso no te incomoda? - le pregunto a la defensiva




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