Asalto al Corazón

Hombres que no son hombres

Desde aquel aparatoso día, Bastian no se había despegado de Maia. Él decía que era porque se sentía culpable por lo que había pasado, ya que fue su idea que ese día salieran. Aunque en el fondo sabía que no era verdad. Más bien él culpaba a Kader por no haberla protegido y principalmente por haberla apartado de él durante su cita. Si antes no lo soportaba ahora comenzaba a odiarlo. Por eso buscaba la manera de interrumpir sus momentos a solas, o acaparar el poco tiempo libre que Maia tenía para que no tuvieran la oportunidad de encontrarse.

Esa era una de esas ocasiones, Maia estaba por salir del foro donde estaba grabando algunos comerciales y donde también la fotografiaban para algunas de las revistas más conocidas. Al salir se encontró con Bastian esperando por ella, algo que en vez de emocionarle, como se esperaba, se sintió frustrada de no saber cómo deshacerse de él y por la misma incomodidad que esos pensamientos le provocaban.

- Hola Bastian, ¿Que te trae por aquí? - le preguntó con una sonrisa forzada

- Estaba pasando por aquí y recordé que estabas trabajando, así que quise esperarte para ir a almorzar - estaba mintiendo, en realidad había planeado ese encuentro desde el principio

- Pero ¿No tienes cosas importantes que hacer? - preguntó intentando negarse

- ¿Qué podría ser más importante que pasar un rato con una mujer tan bella como tú? - le sonrió coqueto - anda vamos, te llevaré a un gran lugar -

- Bueno, esta bien - no le quedó de otra, más que aceptar

 

"Dónde está Kader cuando lo necesito" _ se quejó mentalmente

 

Bastian le ofreció su brazo, y ella lo aceptó sin mucho interés. Juntos empezaron a caminar en dirección al estacionamiento dónde Bastian había dejado su auto. Intentaban tener una conversación amena y lo estaban consiguiendo. Al menos hasta que escucharon gritos y un extraño alboroto que llamó su atención. Por curiosidad detuvieron su paso y con la mirada buscaron la causa del ruido. A lo lejos vieron a un grupo de personas que empezaban a reunirse, Maia notó que algunos de ellos eran unos compañeros de trabajo. Uno de ellos era Damien Chevalier, un modelo increíblemente atractivo y bastante famoso. Claro que eso no era extraño, cualquiera que lo viera reconocería su perfecta fisonomía, media poco mas de 1.90 su cabello largo y abundante era rubio rojizo tanto que parecía cobre, su piel resaltaba por lo pálida que era y sus ojos era lo que más atraía ya que tenía heterocromía, lo que le hacía tener un ojo gris azulado y otro verde castaño. Cualquier que viera esa mirada era capaz de perderse en ella.

Sin embargo toda su belleza se veía arruinada por su pésima actitud, después de la misma Maia, era conocido como uno de los famosos más arrogantes y problemáticos que había en el país. Era un mujeriego empedernido y tendía a ser bastante violento. Por eso no le extrañó que estuviera causando problemas tratando de llamar la atención. Lo que sí le preocupó es que en el trasfondo de sus gritos y reclamos oía el llanto de alguien. Eso hizo que quisiera acercarse para saber qué sucedía.

- ¡¡A mi nadie intenta robarme!! - escucho gritar a Damien - ¡¡Eres una despreciable basura!! -

- Maia, mejor vamonos - Bastian intentó detenerla - ya suficientes problemas tuviste la vez pasada, no afecte más tu reputación -

- El daño que yo le haga a mi reputación no es de tu menor incumbencia - exclamó molesta - así que no te atrevas a volver a intervenir en mis decisiones, que yo no soy como mi hermana -

Él quiso insistir en hacerla entrar en razón, pero los gritos lo interrumpieron.

- ¡¡Voy a enseñarte a no tomar lo que no te pertenece!! - escucharon la amenaza de Damien

- ¡No, me pegue... por, favor! - decía alguien entre lágrimas

Eso puso en alerta a Maia, después de tres meses ya conocía esa voz y pensar que pudiera estar en peligro la llenó de temor. Dejando a un lado la insistencia de Bastian por pasar de largo se acercó más a la escena y lo que vio le hizo sentir un terror que en su vida había experimentado. Era Colette quien lloraba. Esa pequeña niña que se había robado su corazón desde el momento en que la vio estaba tirada en el suelo con lágrimas en los ojos y con algunas marcas en sus brazos y cara, muestra de los golpes que Damien le había dado. La pequeña estaba hecha un ovillo tratando de protegerse mientras imploraba que no la lastimarán más. Pero en vez de tenerle compasión a una niña de 7 años Damien le seguía gritando que la haría pagar y como muestra de ello se sacó el cinturón de su pantalón.

Eso le asustó a Maia al grado de sentir que su corazón le palpitaba en la cien. Intentó acercarse, pero Bastian la detuvo tomándola del brazo.

- Maia no te metas en problemas con él - le rogó entre dientes - vámonos ya -

Antes de que ella pudiera refutarle algo, escucho el grito de Colette. En ese momento supo que el maldito le había pegado, si antes tenía miedo de lo que pudiera pasar ahora sentía rabia de lo que ya estaba pasando. Sin siquiera pensarlo apartó a Bastian con un par de movimientos que Tessa le había enseñado y sin importarle que este cayera al suelo corrió a socorrer a la niña. Cuando llegó a ellos Damien estaba listo para dar otro golpe. Pero eso ella no lo iba a permitir, no lo pensó, solo intervino en el medio. No pensó, no habló, sólo tuvo tiempo de pararse en frente y dejar que actuará.

Damien ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, fueron segundos en los que azotó el cinturón con fuerzas esperando golpear a la niña y cuando se dio cuenta era Maia quien estaba en el suelo. Todo se quedó en silencio, nadie se atrevió a actuar ni mucho menos a intentar defenderlas. Curiosamente la primera en reaccionar fue Colette, que al ver lo que pasaba abrazó a Maia, temiendo que ese monstruo volviera a golpearla. Al verla Damien volvió a enfurecerse, la tomó del brazo intentando apartarla pero para su sorpresa fue Maia quien lo apartó a él.




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