Asalto al Corazón

Cigüeña de fresa

- ¿Desperdiciaron toda la comida de un mes, solo por un juego? - Kader se empezaba a indignar

- Deja la amargura Caramelo, mañana mandaré a que les compren la despensa para todo un año - comentó Maia

- Que seas rica no significa que puedas estar mal gastando el dinero en tonterías - la regañó

- No es una tontería cuando eso implica la felicidad de los que me importan - dijo acercándose con firmeza - y si tengo que despilfarrar todo lo que tengo para tener un momento de alegría y paz con los míos no dudes en que lo haré -

Esa eran la clase de cosas que alteraban las emociones de Kader y hacía que su corazón se confundiera al grado de ni siquiera saber cómo debía latir. ¿En qué momento esa chiquilla caprichosa e interesada se había convertido en la mujer que prefería a una banda de ladrones antes que a su dinero? No tenía una respuesta para eso, pero sabía que ese cambio en ella lo hacía feliz de una forma que no sabía cómo explicar.

- No sé qué le hiciste a la Maia que conocí, pero no deseo que vuelva - pensó en voz alta mientras quitaba de su cabello un pedazo de canela

A decir verdad estaba tan concentrado en lo que estaba sintiendo al verla toda sucia y pegajosa, pero irradiando felicidad, que ni siquiera noto que había dicho eso en voz alta. Hasta que escuchó los chiflidos burlones de sus amigos y vio las mejillas sonrojadas de Maia. Ella como toda una enamorada se sentía eufórica de que su Caramelo no sólo esté notando sus cambios, sino que también era de su agrado. Pero también sabía que no podía presionarlo, pues sabía que su actitud defensiva y orgullosa lo haría retroceder. Por eso prefirió cambiar el rumbo de las cosas plantandole en la cabeza un bowl lleno de mezcla para un pastel de fresa, que claramente jamás sería horneado.

Ante su broma todos empezaron a reír a carcajadas, y quien no, si tremendo hombre de más de 1.80 estaba tapizado de rosa con algunos trozos de fresa bajando por sus mejillas. Él en cambio estaba estupefacto, claramente no se lo esperaba. Con increíble seriedad miró a Maia, quien empezaba a arrepentirse de su acción.

- Perfecto, ahora tendré que bañarme - dijo dándose la vuelta - .... aunque ahora que lo pienso, ustedes deberían hacer lo mismo -

Antes de que cualquiera pudiera reaccionar Kader tomó el rociador y sin ningún tipo de remordimiento disparó el agua sobre Maia. La pobre terminó en el suelo a causa del golpe y la impresión, ahora sí podía decir que era un desastre, ya no sólo tenía comida por todo su ser, sino también estaba empapada y llena de lodo. Dicha acción provocó que iniciará un tercer round, en el ahora Kader también era partícipe, formando los bandos de hombres vs mujeres y donde las armas habían aumentado. Agregando agua, tierra, lodo y hasta las plantas de las macetas.

- ¡¡Te tengo!! - festejó Kader cuando atrapó a Maia después de haberla perseguido por casi media hora

- ¡¡No, suéltame, déjame ir!! - se resistía entre risas

- ¡¿Te rindes?! - preguntó levantándola del suelo

- ¡¡NUNCA!! - se negó rotundamente - ¡Moriré en la línea de batalla si es necesario, pero jamás me rendiré! -

- Si eso es lo que quieres... - dejo la oración a medias

De inmediato lanzó a Maia sobre su hombro y empezó a dar vueltas con rapidez, mientras que los demás les arrojaban todo tipo de cosas ensuciandolos aún más. Maia no podía dejar de reír y gritar, ya se estaba mareando, pero la diversión lo valía. Y como bien dijo, por nada del mundo se iba a rendir y para demostrarlo empezó a picarle las costillas, provocando que Kader se retorciera a causa de las cosquillas. Eso en vez de hacer que la soltará hizo que sus giros fueran más rápidos, como si así pudiera liberarse de ella.

Ya desesperada Maia empezó a palmear su espalda y en una de esas ocasiones terminó dándole una nalgada que logró desestabilizarlo, no porque le haya dolido, sino porque le gustó. El resultado fue que ambos cayeran al suelo, él encima de ella. Aún entre risas Kader limpio el rostro de su Cobra, esa acción hizo que Maia se estremeciera y en un intento de callar un suspiro se mordió el labio. En ese momento el deseo se despertó en el cuerpo de Kader, llevaba la cuenta de los días que habían pasado desde la última vez que la beso y no estaba seguro de poder soportar más tiempo.

Los chicos fingieron no haber visto nada y siguieron con sus juegos dándole su respectiva privacidad. Aunque si no lo hubieran hecho habría dado lo mismo, ya que ninguno de los dos estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Solo una cosa pasaba por sus mentes, besarse hasta perder el aliento. Y lo habrían hecho, de no ser por el grito desesperado que los alertó. Al reaccionar se dieron cuenta de que era Anaïs quien gritaba aterrada. Todos corrieron a su auxilio.

- Cariño ¿Qué pasa? - le preguntó León, su esposo

- El bebé, el bebé... ya viene - dijo entrecortado

Eso bastó para que todos se pusieran en alerta y empezarán a actuar. Mientras unos la acomodaban en la banca, algunos más llamaban a una ambulancia y otros buscaban despertar a León, quien se había desmayado por la noticia.

- Tranquila, intenta respirar - le aconsejaba Felicíe

- Duele mucho - se quejaba

- No haya ambulancias disponibles, al parecer hubo un accidente que ha requerido la asistencia de todas - avisó Jeremie

- June, revisa el tránsito de las avenida - ordenó Kader - necesitamos encontrar una vía libre para llevarla nosotros -

En seguida June obedeció pero todo empeoró al darse cuenta de la gravedad de dicho accidente.

- Todas las avenidas están en paro total, y la única alternativa que nos queda nos llevará más de una hora - les explicó

- Anaïs no tiene una hora - refutó Tessa - ¡Está por dar a luz! -

- ¡¿Y qué quieres que haga, que la lleve volando?! - se puso a la defensiva - yo no soy el rico del grupo como para tener un helicóptero a tu disposición -

- Ya es suficiente - interrumpió Maia - por desgracia no tengo un helicóptero, pero con ustedes aquí no es necesario -




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