Asalto al Corazón

Ojos celestes

Kader está que se vuelve loco. Hace ya 10 días que él y Maia se habían visto. Todo el Clan estaba desesperado por encontrarla, pero todo se estaba poniendo en su contra. Cada que llamaban al teléfono de Maia marcaba apagado, la seguridad de su casa había incrementado y ni siquiera podían contactar a ningún miembro de la servidumbre que se habían vuelto sus aliados. Por esa razón Kader llevaba al menos tres días frente a la computadora tratando de entrar a la seguridad de la mansión, rastrear algún dispositivo de la familia, o encontrar cualquier cosa que le permitiera saber qué pasó el día que se despidió de Maia.

- Kader, tomate unos minutos de descanso y ven a almorzar - le rogó Felicíe - hace días que no comes ni duermes como se debe -

- ¿Cómo puedo siquiera pensar en comer o descansar cuando mi mujer está desaparecida? - espetó sin prestarle atención

- No seas tan pesimista, Maia no está desaparecida - intervino Tessa - ¿No has pensado que tal vez tuvo un viaje de trabajo de último momento, o tiene que ser discreta por algún problema que le haya surgido con su familia? -

- Mi hermana tiene razón recuerda que se supone que ustedes ya terminaron y que no tiene contacto con ninguno de nosotros - comentó Ethan - no puede ser tan descuidada estando en contacto con el Clan sabiendo que eso nos podría poner poner en riesgo -

- Además toma en cuenta que la Cobra es una mujer independiente y astuta - terceó Jeremie - no necesita la opinión de nadie para tomar decisiones. Que estén saliendo o algo parecido no la obliga darte razón de cada paso que da -

- Mañana, ella dijo te veo mañana. ¡¿Por qué diría eso sí no planeaba cumplirlo?! - habló cada vez más fuerte

- Basta Kad, gritar no resolverá nada - lo regañó Jade - tienes que calmarte. Felicíe, dile que no exagere -

- En realidad está vez estoy de acuerdo con Kader - aceptó Felicíe - nada de esto tiene sentido, y tengo un mal presentimiento. Pero es verdad que no podemos perder el control ahora, ni tomar las cosas a la ligera y buscar excusas inexistentes no ayudarán en nada -

- Tampoco lo hará obsesionarnos al grado de descuidar nuestra salud - está vez se dirigió a Kader - sé que estás preocupado por Maia, pero para ayudarla primero tienes que ayudarte a ti. En este estado no resolverás nada, así que come algo y luego ve a descansar un par de horas. Nosotros nos encargaremos de buscarla -

- Supongo que tienes ra… -

Antes de que pudiera seguir hablando la puerta fue abierta de golpe dejando ver a León, quien por su expresión no parecía traer buenas noticias.

- Cariño, ¿Porque traes esa cara? - le preguntó Anaïs

- Encontré al abogado de los Paris - habló mirando a Kader

- ¡Lo encontraste, donde?! - lo interrogó acercándose con velocidad

- En un motel a las afueras de la ciudad - habló con lentitud

- ¿Un motel, que hacía un hombre de su edad en un…? -

- Está muerto - aclaró antes de que Alain pudiera terminar - todo indica que se suicidó, pero hay muchas cosas que no cuadran -

- Lo asesinaron - atinó Elliot

- Y todos sabemos quién fue - concluyó Akanni

- Esto es más serio de lo que creí - habló Maël - hay que buscar a Maia antes de que… ¿Dónde está Kader? -

Ante su pregunta todos miraron a su alrededor en busca de su líder. No fue hasta que escucharon el rugir de la motocicleta que se dieron cuenta de que había salido. Era increíble lo rápido y escurridizo que podía ser, todo el Clan no dudó en salir de la casa intentando detener cualquier locura que se le pudiera cruzar por la cabeza.

- ¡¿Qué crees que haces? Detente! - Felicíe se interpuso en su camino

- No me voy a quedar de brazos cruzados a esperar a que esa gente mate a alguien más - habló iracundo - Maia está a su merced y no voy a permitir que algo malo le pase -

- ¿Pero qué planeas hacer? - preguntó Cannelle

- Iré a sacarla de ahí - dijo obvio - no me importa si tengo que entrar a punta de disparos, voy a traerla a donde pertenece -

Con eso retomó su camino sin importarle que sus amigos intentarán detenerlo. Condujo tan rápido como pudo, apenas si prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor, solo pensaba en que su Cobra estuviera bien. De lo contrario no sabía de lo que sería capaz.

Cuando por fin llegó a la mansión se sorprendió al ver largas filas de autos, seguridad por doquier e incluso varios equipos de televisión. No estaba seguro de a qué se debía todo eso, pero pensó que de alguna manera podría beneficiarle a la hora entrar. Con mucha cautela recorrió la propiedad, en busca de algún punto ciego por el que pudiera escabullirse. Pronto vio a un grupo de meseros que entraba y salía del jardín. Encontró la oportunidad perfecta cuando uno de ellos se apartó para responder una llamada. Lo siguió con sigilo y lo interceptó practicándole una llave que lo dejó inconsciente de inmediato. Con rapidez hizo el cambio de ropa, y salió del callejón como todo un mesero. Buscó moverse entre la gente sin llamar la atención. Pronto se encontró en el jardín, el lugar se encontraba decorado con lo que pronto reconoció como una celebración nupcial de lo más costosa y extravagante.

 

"La boda de Bastian y Elisa" _ pensó de inmediato

 

Supuso que quizás a eso se debía el que no supieran nada de Maia, y aunque eso no justificaba la muerte del abogado y la desaparición de sus aliados, si le brindaba cierto grado de tranquilidad. Por muy desgraciados que fueran, no serían capaces de causarle daño sabiendo que están en la mira de todo París. Sin embargo, su relativa calma fue menguando al ver a Bastian entre los invitados. Lo que le pareció más extraño era que Elisa está a su lado, muy feliz, a decir verdad.

Fue ahí cuando se percató de que Maia no se encontraba entre los invitados, trató de buscarla entre toda la multitud, pero no parecía haber rastro de ella. Pensó en entrar a la casa y buscarla en su habitación, aprovechando que todos se encontraban distraídos. Pero antes de que pudiera cruzar la puerta escucho la música oriental, que al parecer daba inicio a la ceremonia. Vio que todos tomaban sus asientos y que el personal se hacía a un lado, por lo que entrar a la casa sin razón aparente lo dejaría al descubierto.




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