Maia se encontraba en su habitación mirándose al espejo, las otras esposas de su prometido se encontraban arreglandola para la boda. Desde el amanecer se habían encargado de dejarla lista para el evento, de acuerdo a las tradiciones árabes. Sus manos, brazos y piernas se encontraban pintados con extraños signos y figuras de color negro. Todas alababan lo hermosa que se veía, pero ella no se sentía de esa manera, en realidad hacía días que no sentía nada. Su corazón, su mente y su alma se encontraban apagados y a punto de extinguirse.
Cuando estuvo lista se preparó para salir y loacabar con todo eso de una vez, pero fue detenida ante los toquidos de la puerta. Cuando una de las mujeres abrió, se sorprendió al ver entrar a Michelle, quien portaba un vestido rojo muy provocativo y escotado. Las mujeres musulmanas no tardaron en alarmarse al verla vestida así para una ocasión tan sagrada.
- Me dejan un momento a solas con la novia - les habló en un tono alto y autoritario - me gustaría felicitarla en privado -
Sin dudarlo todas salieron de la habitación entre ruegos y maldiciones por su inmoral presencia. Maia notó de inmediato que su intención al vestir así era exactamente que pudiera estar a solas con ella sin preocuparse de la intromisión de esas mujeres devotas. Y vaya que lo había conseguido, con ese atuendo bien les pudo hacer creer que era la personificación del pecado.
- No puedo negar que casi lograste engañarme - le dijo después de un rato en el que sólo la observaba en silencio
- ¿No sé de qué estás hablando? - se hizo la desentendida
- ¡No seas hipócrita Maia! Eso conmigo no funciona - la regañó - no importa las artimañas que utilices, yo siempre logro descifrarte, así que por una vez en tu vida se sincera conmigo y contigo a la vez -
En eso tenía razón, desde que se habían conocido en una de sus pasarelas siempre había identificado sus verdaderas intenciones. Nunca entendió como lo hacía, pero eso ya era suficiente razón como para odiarla. Aunque para ser sincera eso ya ni le importaba, lo único que le inquietaba ahora era lo que Michelle hubiera descubierto.
- Tienes razón he intentado engañarte a ti y al mundo en muchas ocasiones - aceptó sin inmutarse - es por eso que no sé a cual de todas mis mentiras te refieres -
- A tu fingida relación con Kader Le Roux - respondió algo sorprendida de que aceptara su naturaleza tan rápido
Sin embargo, quien más se sorprendió sin duda fue Maia, quien no esperaba que hubieran descubierto precisamente eso.
- ¿Qué es lo que sabes? - preguntó mostrando las emociones que llevaba días ocultando
- TODO, desde el asalto fallido en el que lo conociste, hasta la relación que tienes con todo su grupo delictivo - respondió - ¿Cómo es que se hacen llamar, Clan FireFriend? -
- No es posible ¿Cómo supiste eso? - cuestionó alterada
- Por favor Maia, ¿No creíste que en serio ibas a engañarme con esa absurda imagen del novio perfecto? - habló burlona - desde el principio sospeché de ustedes, parecía demasiado bueno para ser verdad, por eso les tendí una trampa en la que no tardaron en caer -
- ¿Una trampa? - no entendía a lo que se refería
- El viaje a Asia - le aclaró - no fue casualidad que publicara la fecha y el lugar de su viaje cuando ustedes no lo habían mencionado. Conociéndote sabía que de ser cierto su dichoso viaje jamás dejarías que alguien cambiará los planes, mucho menos si esa persona era yo. Pero como era de esperarse el viaje era falso, y al verte acorralada no te quedó de otra más que llevarlo a cabo -
- Aunque no voy a negar que a partir de ese momento me hiciste dudar, por un momento llegué a creer que en verdad estaban juntos - acepta - desde que regresaron de Asia mostraron una complicidad que no tenían antes, se miraban diferente, se hablaban diferente, todo era distinto -
- Pero claramente me equivoqué, todo fue una simple farsa de tu parte y que estés por casarte con ese hombre lo confirma - le reclamó - que pena que nunca hayas valorado el amor que Kader te tenía, él si era sincero contigo y mira como le has pagado. Y espera a ver lo que falta, cuando todo el mundo se entere de quien era en verdad, apenas sepan que tu misterioso novio no es más que un asaltante será el hazmerreir de todo París y sus amigos ¿Qué crees que haga la policía cuando se entere de su paradero y de todos los crímenes que han cometido? -
Antes de que pudiera seguir hablando sintió su espalda impactando contra la pared, pronto el aire se fue acabando en sus pulmones, ahí se percató de que Maia la había acorralado y la ahorcaba sin compasión. Podía ver como sus ojos estaban inyectados de rabia, desesperación, dolor y miedo. No iba a negar que desde un principio su propósito era provocarla, pero no esperaba que esa fuera su reacción. Y aunque no lo aceptara ya empezaba a sentir miedo de lo que fuera capaz de hacerle.
- ¡¿Tienes idea de lo que les pasaría si das a conocer sus identidades? ¿Te imaginas lo que harían sus enemigos por tu causa?! No te atrevas a tocarlos - la amenazó sin duda - olvídate de ellos, finge que no sabes nada, que ni siquiera sabes que existen. Pobre de ti si me entero que haz dicho algo sobre ellos, porque te juro que no sólo acabaré con tu carrera. Te mataré. Con mis propias manos si es necesario. Si algo malo les pasa por tu culpa juro que lo pagarás con tu vida -
Entre más hablaba más fuerte presionaba su cuello. No entendía porque le decía todo eso, no creía que se debiera al miedo de que arruine su carrera o reputación y aunque fuera así nunca había reaccionado de esa manera en ocasiones similares.
- ¿Po, porque… te im-portan, tanto? - preguntó jadeante
Ante su pregunta Maia la ahorcó con más fuerza, para después soltarla mientras su mirada se llenaba de impotencia. Michelle cayó al suelo casi sin energías, sintió como su pecho le ardía al llenarse de oxígeno, pero se sentía aliviada de saber que no moriría ese día.