Asalto al Corazón

Contrarreloj

Otro hombre de piel pálida y cabello azabache, alguien a quien una vez consideró un amigo. Era June. Al principio pensó que venía en su rescate con los demás miembros del Clan. Pero esa esperanza se disipó cuando vio a los matones más fieles de su padre a lado de ellos. Su corazón se alarmó aún más cuando lo vio cargar su arma con la destreza que ya le conocía y los vio salir, el tatuado y los matones a destino desconocido y June en dirección a la casa del Clan.

Su mente poco a poco fue atando cabos. Como su padre había descubierto todo acerca de ellos, de donde se había enterado quienes de su casa los apoyaban, quien le dio el paradero del abogado. Todo. Cada uno de sus problemas, riesgos y errores se debían a June, por mucho que intentaron estar un paso por delante de los Paris estaban destinados a fracasar. Uno de ellos los había traicionado. Solo ahí pudo ver la realidad. De nada valía su sacrificio casándose con un hombre desagradable, su familia ya estaba condenada a morir, ni siquiera con la ayuda de Michelle podía hacer algo. El enemigo ya iba en camino a llevar a cabo la ejecución, y ella sentada ahí, en un trono de oro envuelto en miseria.

"¿Qué puedo hacer?" _ se cuestionó aterrada

En busca de alguna idea sus ojos cayeron en Michelle, quien para ese momento ya vestía con una abaya elegante de tono vino, era un traje tradicional de las mujeres árabes. Claramente no podía estar presente en una boda musulmana usando un vestido mundano como el que usó en su habitación. Provocaría un escándalo. Esos pensamientos le trajeron a la mente todas las reglas que le habían enseñado las demás concubinas y debía seguir al pie de la letra. La más importante de ellas, nunca dejarse ver sin el velo frente a otros hombres. Según la costumbre el romper está regla podría acarrear su muerte, pero prefería arriesgarse antes que someterse.

Sin dudarlo Maia se quitó el velo de un solo golpe, arrojando la corona al suelo y dejando ver por completo su rostro y un pronunciado escote que adornaba su pecho. Como si fuera pólvora ante el fuego, la calma que había se convirtió en un completo caos. Las mujeres musulmanas no dejaban de gritar y arrodillarse cubriéndose la cabeza con los brazos y los hombres árabes vociferaban todo tipo de maldiciones. Mientras que los demás invitados no tenían idea de lo que estaba pasando, por otro lado los periodistas no perdían detalle de lo sucedido absorbiendo toda la atención del equipo de seguridad.

Maia aprovechó toda la confusión para salir del lugar, pero el vestido no se lo dejaba tan fácil. De pronto sintió un fuerte jalón en la cola del vestido que la hizo caer al suelo. Intentó levantarse, pero quien se suponía era su prometido la detuvo.

- ¡Ni creas que te voy a dejar ir tan fácilmente! - le gritó entre forcejeos - primero te mato -

- ¡Inténtalo maldito! - lo retó - no te tengo miedo -

Entre un golpe y otro el hombre sacó un arma de oro puro y apuntó al cuello de Maia. Aún así ella siguió peleando, hasta que sintió un golpe que le quitó el peso de encima. Cuando pudo incorporarse vio a Bastian que golpeaba al musulman. No podía negar que estaba impresionada por dicha acción, después de todo, él era parte del enemigo, ¿Oh no?

- !!¿Qué haces ahí?!! - Bastian llamó su atención - ¡¡Vete de una vez!! ¡LARGO! -

Sin pensarlo dos veces se puso de pie, tomando el arma en el camino. Cuando salió de la casa se detuvo a pensar cómo ir a donde el Clan. Pero eso se resolvió cuando vio una camioneta de telecomunicación frente a ella.

- ¡Rápido, sube! - le dijo Michelle abriendo una de las puertas

Tan rápido como pudo se subió a la camioneta, la misma que no tardó en arrancar. Mientras Maia le daba la dirección al camarógrafo que conducía, Michelle la ayudaba a cambiarse la falda por un pantalón que ella tenía de reserva. No tardaron mucho en llegar a la casa del Clan, y sin hacerse esperar, ambas se adentraron a esta.

- ¿Dónde está Kader? - preguntó Maia sin ocultar su temor

Apenas la vieron todos se quedaron estáticos. La primera en reaccionar fue Tessa, quien no dudó en saltarle a golpes sin previo aviso. Cuando Maia se dio cuenta ya estaba en el suelo con un buen golpe en la cara, Tessa buscó patearla pero la Cobra reaccionó a tiempo para tomarla del pie y hacerla girar provocándole una caída. Con agilidad se puso de rodillas aplicándole una llave para mantenerla inmóvil y así la dejara hablar. Pero Tessa alcanzó a golpearla con el hombro en el pecho, y con un giro de piernas la hizo caer de nuevo. Maia aprovechó la fuerza de Tessa para jalarla, haciendo que ambas rodarán por todo el piso.

- ¡¿Es que nadie piensa detenerlas?! - preguntó Michelle sorprendida y preocupada

- NO - respondieron todos a la vez

- ¡¡¿Qué, y porqué rayos no?!! - les reclamó

- Tesa entrenó a Maia con todo tipo de artes marciales y desde el principio siempre fueron muy salvajes - le explicó Ethan moviéndose de un lado a otro para no chocar con las fieras

- Muchas veces intentamos calmarlas, pero siempre terminábamos golpeados - continúo Jade - pronto aprendimos que si apreciabamos nuestras vidas, era mejor no meterse con ellas cuando pelean -

Mientras ellos hablaban, las chicas no dejaban de girar y golpearse. Por fin Maia pudo quitársela de encima, y así ponerse de pie.

- ¡¡¿Puedes quedarte quieta de una vez?!! - le exigió esquivando una patada - ¡Intento decirles algo! -

- ¡¿Y qué nos dirás?! - buscó acorralarla con una serie de golpes - ¡¡Que nos traicionaste, que dejaste a Kader por un viejo millonario, que eres una hipócrita mentirosa que solo te preocupas por ti misma y nosotros no somos más que un juego para ti!! -

Maia giró sobre el suelo y con unos pasos rápidos, se posicionó detrás de Tessa sujetándola del cuello, dejándola sin muchas defensas.

- ¡Ustedes nunca fueron un juego! - le aclaró - son mi familia -




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