Tercer misterio: Repulsión

Durante la cena en la casa de los Swift, se podía sentir la tensión. Todos consumían sus alimentos en silencio, parecía que esperaban un conflicto, mas no sucedía nada.

Wyatt, el zorro de pelaje rojizo y padre biológico de Linda, no dejaba de observarla, hasta que la cena acabó y la joven parecía dar palabra para retirarse, detenida por su madrastra al instante, cosa que alertó a los presentes.

–Antes de que te retires, Linda. ¿Nos podrías aclarar con tus palabras el porque de tu llegada a esta casa con un vehículo perteneciente a los Graham? –preguntó la majestuosa zorro. Esto provocó que los gemelos se vieran el uno al otro, Wyatt miraba a todos preocupado y Eronika sólo agachó su mirada, apenada.

–Kimberly es mi amiga y me ofreció traerme. Se siento cómoda regresando con ella –explicó la hibrída con un rostro serio y estoico, lo que no gustó nada a Lavanda.

–Linda, me alegra que hayas hecho amistades con tanta prontitud, pero debes tener mucho cuidado con quien te juntas. No te pienso prohibírtelo, pero creo que es mejor que regreses con tus hermanos. Me sentiría más tranquila si vinieras escoltada por ellos.

–Por desgracia, yo no siento lo mismo.

–¿A qué se debe eso? ¿Te han hecho algo? –preguntó Wyatt, extrañado, viendo hacia los gemelos enojado, encogidos de hombros ambos al no parecer saber la respuesta ante eso.

–Ya han hecho lo suficiente –explicó la chica, algo que logró que las orejas de los jóvenes se cayeran en símbolo de pena y tristeza, algo molesta Lavanda por ello.

–Tus hermanos son estúpidos.

–¡Oye! –dijeron ambos al unísono.

–Pero estarás más segura con ellos. Me preocupa tu seguridad, Linda. –Terminó por aclarar la madrastra, impresionado incluso su esposo.

–¿Por qué soy un híbrido? –Lo dicho creó un silencio incomodo en el sitio, escuchado cómo Lavanda suspiró aire con fuerza, molesta.

–Tu condición te pone en una situación vulnerable, Linda.

–¿Condición?

–Sweetheart. Entiende que estamos preocupados por ti. No conocemos a Kimberly y tus hermanos nos han dicho que…

–Me es muy difícil hacer amigas, papá. Ni siquiera cuando vivíamos en Moorton lo era. ¿Tú crees que aquí lo será? Todos son humanos o bestias. Soy la única híbrida en todo el colegio hasta donde sé. Denme la oportunidad de tomar una decisión y poder descubrir si es buena. –Aquello hizo que Wyatt se quedara sin palabras, retomado el hilo de la conversación por su esposa.

–Está bien, Linda.

–¡Mamá!

–¡Basta! Los dos –reprendió la mujer a sus hijos–. Tienes razón, debemos aprender a confiar en ti. Te dejaré regresar con Graham. Sólo prométeme que harás caso a todo lo demás que te pida y que no llegarás tarde nunca, jovencita. –Linda quería sonreír, pero su orgullo a demostrar desagrado a su nueva vida se lo impidió. Forzó un rostro duro y frío, con el cual contestó a dicha propuesta.

–De acuerdo. Lo prometo –enuncia la joven y se le permite retirarse, dando la vuelta a las escaleras del hogar y celebrando su pequeña victoria.

–¿Mamá, podrías escucharnos?

–Sólo esta vez.

–Ya fue suficiente de ambos por un día. Confíen en su hermana, y si tanto quieren redimirse con ella, entonces asegúrense de que esté bien –respondió la mujer a sus hijos, retirándose del lugar, enfadada.

–Háganle caso a su madre, chicos.

–¡Pa! Te juramos que esa loca de Kimberly es una sociópata.

–Quién sabe qué cosa tiene planeado hacerle a Linda –mencionan los gemelos, seguros de sus palabras, lo que preocupa al padre de ambos.

–También estoy preocupado. Mas no podemos hacer más que esperar lo mejor de la chica Graham. Si de verdad dicen conocerla, sabrán cuándo actuará y entrarán en acción. ¿no?

–¿Por quien nos tomas?

–¡Esa niña tonta es muy obvia!

–Bueno, entonces prepárense y ayuden a su hermana. Debo alcanzar a su madre. Eronika –dice el hombre, permitido que la sirvienta recoja los platos, ausentándose del lugar para dejar solo a los gemelos, quienes se vieron el uno al otro y sonrieron.

Pasó una semana, en la cual las cosas se notaron bastante tranquilas. Linda formaba mejor amistad con las chicas, algo que dejaba tranquila a Lavanda y a Wyatt, aunque los gemelos no paraban de dudar y trabajar en un pequeño proyecto por las noches, razón por la que sus padres los regañaron en más de una ocasión, más porque se notaba que no habían descansado lo suficiente por lo mismo.

Un nuevo amanecer llegó, y cuando Linda se levantó, pasó por la habitación de sus medios hermanos, visto que continuaban trabajando en algo, aunque parecía que estaban celebrando luego de hacer una pequeña prueba.

Es entonces que Alfred ve a la chica curioseando desde la puerta de su habitación, cosa que lo alegra y hace que Anthony se de cuenta de lo sucedido.

–¡Linda! Menos mal estás ya despierta –enuncia feliz Alfred.

–¿Ustedes que no tienen clase a esta hora?

–Teníamos que terminar un pequeño proyectillo, así que decidimos faltar –continuo Anthony al acercarse ambos a la muchacha.

–¿Y ya por fin lo acabaron?

–Sí, está listo.

–Estamos seguros que servirá a la perfección.

–¿Se puede saber qué es? –cuestionó la joven, emocionados los zorros por hablar, mas luego Anthony se acercó a su hermana y le dio unas palmadas en sus hombros.

–No te preocupes. Se los mostraremos pronto a todos en la cena –explicó el muchacho que tenía enfrente.

–Vas a sorprenderte mucho con ello –dijo el restante, alegres.

–Claro… Nos vemos en la noche.

–See you later, sis! –replicaron ambos al unísono, para luego intercambiar miradas y regresar emocionados a su habitación.

El día pasó rápido, lleno de alegrías para la joven que ya se notaba unida a sus amistades, aunque de parte de aquellas había un pequeño descontento hacia su nueva amiga, cosa que le recordaban siempre a la hora de la salida.

–¿Las veo entonces en un momento más? –preguntó Kimberly a sus otras amistades, asintiendo las que no se iban con ella de manera positiva, para luego dirigirse a Linda–. ¿Esta vez pedirás el permiso? –La híbrida sonrió con pena ante la cuestión, para luego bajar la mirada y suspirar.