Asalto: Vulpes

Décimo Octavo Misterio: Despedida

La policía dejó a los Swift enfrente de su mansión, cuyo auto ya se hallaba justo donde siempre lo colocan, visto que Cazares los estaba esperando, preocupado, junto con otros empleados del lugar.

–Lamento los inconvenientes y agradezco mucho la ayuda que nos otorgaron para hallar el cuerpo de Ethan Earthson. Si sabemos algo, se lo haremos saber –expresó la detective Harrison, despedidos todos de ella, la cual regresó a su auto y arrancó de inmediato.

–Fue una noche larga. Será mejor que durmamos, aunque sea un poco. Dentro de un rato tengo que regresar a la facultad junto con Schrödinger. Ustedes pueden faltar si es lo que necesitan. Linda –dijo el zorro al mirar directo a la menor–. Si quieres que te llevemos con Monique, no dudes en decirnos. Trata de contactarla y ver que todo vaya bien. ¿Sí? –La muchacha asintió con su cabeza, sin decir una sola palabra, pasados todos al hogar.

El día fue lento y extraño. Los gemelos estaban en su cuarto distrayéndose. Anthony jugaba video juegos, mientras Alfred leía un viejo libro, ambos preocupados por Linda.

Por su parte, la híbrida trataba de llamar a Monique, pero ella no respondía el teléfono, cosa que la mortificó al principio, mas luego entendió que, tal vez, no quería hablar con nadie. Era obvio, sabía cómo se debió sentir, pues el problema que tuvo su hermano fue la razón principal por la que se movieron para Angraterra. Ella sabía que la culpa podía estar invadiéndola en ese instante, por lo que le daban más ganas de saber cómo estaba, mas no había respuesta.

La noche pasó, larga y fría, sin que nadie en la casa pudiera descansar de verdad, pendientes de Linda, aunque ella tampoco lograba conciliar el sueño. Lo deseaba, pero un pensamiento le estaba martillando el cerebro. Una vez tras otra, sentía que pudo haber hecho algo por Ethan. Tal vez en el baño de Saint Frosteye, preguntar por él antes de las primeras clases, lo que sea. La expresión de horror que tenía el cadáver, sin dudas la había visto antes.

El amanecer llegó, todos empezaron su día y Linda bajó para reunirse con su madrastra y hermanos en el desayuno, mismos que estaban vestidos de blanco al igual que la zorro.

Good morning! ¿Por qué la ropa?

–Como lo supuse, no te ha contestado Monique –dijo Lavanda, cosa que extrañó y molestó un poco a Linda.

Excuse me, what?

–Van a hacer una ceremonia de despedida para Ethan en Bullford.

–Toda la Universidad está invitada. Batbridge también, ya que él conocía a varios alumnos de ahí, incluido nosotros, así como profesores, como papá.

–¿Cómo Schrödinger? –Se adelantó la chica a Anthony, respondido al mismo tiempo los gemelos con una afirmativa al mover sus cabezas.

–Por consecuente, tu padre estará ahí junto con todos los profesores. Hoy no habrá clases y será mejor que te cambies, porque vamos a ir –ordenó Lavanda, serena–. Me adelantaré a con Madison para ofrecer mi ayuda en lo que me sea posible. Después, tu padre se nos unirá. ¿Quieres venir conmigo o prefieres estar con tus hermanos? –preguntó la madrastra, regresada la mirada de Linda al par.

–¿No habrá clases en Batbridge?

Nope.

Zero.

–Iré con ellos. Creo que estaré un poco más cómoda. ¿Vendrá Eronika?

–Ya está allá con Wyatt –mencionó Lavanda, terminada su comida y puesta de pie en dirección a terminar de prepararse–. Es un día triste, pero lo superarás. Todos lo haremos. My deepest condolences, Linda. –Con una mano en el hombro de la adolescente, la zorro dio su pésame y se retiró, provocado que Linda se sentara a desayunar, en silencio. Los gemelos, extrañados, se vieron el uno al otro, tratando de saber qué ocurría.

–Vamos a Batbridge –propuso Linda en voz baja, asustados sus hermanos por ello.

What? Do you really want your head off?

Creator! Help us!

–Es la oportunidad perfecta –planeó Linda, segura–. Nadie estará cerca y ya he entablado una conversación con un fantasma, dos veces, al parecer. Puedo hacerlo de nuevo.

Linda, someone is fucking dead! No bloody time to play ghosthunters.

–Creo que debemos ir a la universidad y ya. Me parece un pésimo plan. Además, ¿a qué hora hablaste con otro fantasma? Además de Ethan, claro –preguntará Alfred, luego de Anthony rechazar la idea.

–Sé que Alejandro Cazares y George Bearrison estuvieron en el baño del edificio B de Saint Frosteye. Sé que el cobarde dejó a George morir cuando vieron la amenaza, lo que sea que lo haya matado. No pude saber más, pero sé quien sí, y por desgracia no me dirá nada a menos que lo tenga contra la pared, y eso lo conseguiré sabiendo qué demonios le pasó a John Wesker –planeó la chica, para luego los gemelos quedar sorprendidos y paralizados ante lo dicho, nerviosos.

Ok, that was… Something!

–¡Tiene razón!

–¡Ant!

–¡No! Debemos hacerlo. Ella encontró el cuerpo de Ethan. Puede hallar el de John, Alf. ¿No crees que se lo merece?

–¡Pero!

–Si fuera yo, ¿lo harías? –Esa pregunta dejó a Linda y a Alfred sin palabras, sorprendidos.

–¡Oye! No digas eso. ¡No nos pasará nada! Los fantasmas no hacen daño –expresó Linda, un tanto nerviosa.

–Prométanme algo –pidió Anthony, bastante serio–. Si me pasa algo, no me llamen ya por mi primer nombre. Quiero ser Gerrick de ahí en adelante. –Esto dejó a los otros dos bastante extrañados, cosa que Alfred trató de apaciguar.

–¡Ja, ja, ja! ¿Cómo crees? No quiero ser GG. Somos AA. Me gusta Gerard, pero Alfred…

–No, Alf. Yo quiero ser Gerrick. Tu sigue siendo Alfred –dijo el hermano, con lágrimas en los ojos–. Después de la muerte, me gustaría que nos diferenciaran de verdad. –Sin pensarlo más, Alfred se paró de la silla y abrazó fuerte a su hermano, llorando.

–¡Cállate, imbécil! No digas más. No va a pasarnos nada. No somos iguales, nunca lo hemos sido. ¿Por qué dices esas cosas tan tontas?




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