En la estación de la policía, Linda y Lucas conversaban de lo sucedido, grabado todo y mortificado el capitán por lo declarado, escuchado todo por el fiscal desde el otro lado de la ventana, para luego ponerse de pie el ciervo y salir del lugar a hablar con el abogado.
–Dime que tenemos algo –mencionó Lucas, pues el rostro preocupado de su compañero no le agradaba nada.
–Por desgracia, no. Todo lo dicho es muy ambiguo. ¿Su padre fue quien lo hizo? A menos que tengamos una declaración de Wyatt, no podemos acusarlo. Ni siquiera podemos interrogarlo de manera oficial. Lo siento, pero creo que hasta aquí llegamos con esto. Por cierto, lo ocurrido en el gimnasio te va a costar. No sé cuánto tiempo te queda, pero está contado. –Sin más, el fiscal abandonará al ciervo, entrando los Swift, detenido el fiscal por ellos.
–¿Cómo es posible que permitan hacer experimentos con mi hija? ¡Van a saber de mi abogado!
–Lo estaré esperando, Lord Swift. Lady Swift. –Dicho eso, el sujeto salió por la puerta delantera, encontrado al capitán y yendo directo con él.
–¿Dónde está Linda? –preguntó el padre, señalada por el ciervo y vista por ambos–. ¿Cómo puede estar tan tranquilo después de lo que pasó? Cazares está muerto. ¡Mi hija pudo haberle seguido! –exclamó el zorro, para pronto ser arrestado por el ciervo al tomarlo de la mano y esposarlo.
–Wyatt Swift, queda arrestado por el asesinato de Samwell Best. Tiene derecho a guardar silencio. Todo lo que diga puede y será usado en su contra. Tiene derecho a un abogado. Si no puede pagarlo, que sé que sí, el estado le asignará uno –dictó el capitán sin oponer resistencia el zorro.
–Sé mis derechos, Lucas.
–Wyatt. ¿Qué significa esto?
–Ve con Linda y dile que todo estará bien. Saldré pronto. –El capitán se llevará al zorro hasta otra sala de interrogación, donde iniciará una charla con él, a la par que Lavanda entrará con Linda, permitido aquello por oficiales de policía, sin dejar salir a ambas del lugar.
–Señora Swift. ¿Dónde está mi padre? –preguntará Linda, un poco triste.
–Acaba de ser arrestado. ¿Algo que me quieras decir? –La adolescente bajó la mirada, culpable por lo que había pasado.
–El fantasma de Samwell, en un perfecto drakoniano, me dijo que fue mi padre quien lo mató–explicó la chica, cosa que extrañó a la adulta.
–Pero los fantasmas no pueden reconocer a las personas que tienen enfrente. ¿No te has puesto a pensar que hablaba de alguien más? –cuestionó Lavanda, a lo que Linda suspiró.
–Pensaba que yo era papá. Le aclaré que no, que era su hija. No lo sé, todo sucedió muy rápido y fue lo que dijo. Pero no que papá lo haya matado, sino que lo permitió. Él sabe quien es el necromante. ¡Lo sé! –emitió la joven, cosa que molestó a la madrastra.
–¿En serio crees que tu padre es cómplice de un asesinato?
–¿Por qué mierda un fantasma mentiría? –replicó molesta Linda, algo que aumentó la ira en Lavanda.
–Tu padre será un idiota, pero no es ningún asesino. Ha cometido muchos errores en su vida, demasiados. Mas lo conozco, no es capaz de siquiera matar una mosca.
–Pero sí de golpearme. –La cosa empezó a crecer entre ambas, puesta de pie Linda, enrabietada. Los detectives observaban todo desde afuera, al igual que el fiscal, quien sabía que algo así pasaría y se regresó al momento exacto.
–No seas ridícula. ¡No compares!
–¿Cómo sabes tanto de papá? ¿Por qué lo conoces desde la facultad? ¡Pff! Te recuerdo que te trató como un trofeo que se discutió con Amadeus Black, y luego de eso, te abandonó por mi madre. No creo que lo conozcas en lo absoluto. –Aquellas palabras dejaron sin habla a la zorro, cuya expresión de enojo comenzó a crecer más y más.
–¿Sabes una cosa? Tienes razón. Tu padre me vio como un simple accesorio bonito que podía presumir a todos. Amadeus se murió de la envidia cuando decidí ser novia de tu padre, y mis progenitores estaban maravillados con que un Swift fuera mi novio. Mi pobre familia socialité por fin encontró el escalón para volverse parte de la corte, alguien cercano a la familia real. ¿Adivina cuál fue la moneda de cambio? ¡Yo! Cada vez que salía con Wyatt, siempre era en casa o con mis padres a donde sea. Nunca tuvimos verdadera privacidad. Le dijeron a Wanda y Jason, tus abuelos, que yo era una joven excepcional, educada y hermosa. Que sus nietos, seguro, serían bellísimos y que no había nadie mejor que yo. ¿Y sabes una cosa? ¡Yo lo creí! ¡Pasé años creyéndolo! Que mi vida con Wyatt sería perfecta. –Lavanda rompió en llanto, desesperada, asustada la joven por dicha reacción. –¡Fui una estúpida! Me porté como la niña mimada que siempre fui. Salimos de la universidad. Tres años de noviazgo y de inmediato a casarme. Tengo un titulo de licenciatura en ecología ambiental llenándose de polvo en mi habitación, planes de qué haría una vez graduada olvidados y vuelta una maldita res de cambio para que mis padres alcanzaran la nobleza. ¡Veintidós años y quedé embarazada no de uno, sino de dos bebés! ¡Viví encaprichada bajo el velo de la servidumbre de los Swift, no me permitían ni levantar una mano y sentí que, aunque todo iba a ser diferente, mi vida había tomado el rumbo era mejor para todos! ¡Vaya estúpida! Pues mi esposo y yo ni siquiera nos conocíamos de verdad. Ya nunca volví a hacer el amor con él, y tan pronto los bebés empezaron a caminar, él se volvió más y más distante. Hasta que un maldito día, luego de haber peleado justo porque apenas y me volteaba a ver, me dice que se irá de casa con una maldita humana que conoció en un ¡FUCKING COFFEE SHOP! ¿Cómo crees que me sentí? ¿Humillada? ¿Triste? ¿Abandonada? ¡Me sentí una inútil! Todo mundo me juzgó, me llamaron estirada, aburrida y descuidada. Aseguraron que, por mi culpa, mi marido se fue con una humana, mientras yo me quedaría sola en mi casa con mis hijos. Tal vez ni eso, porque la mansión donde vivimos es de la familia de tu padre. Pude haberme quedado en la calle, ¿lo sabe? DO YOU KNOW THAT? –La historia dejó sin habla a la chica, observado cómo Lavanda se hincaba en el suelo, llorando, destrozada por lo que acababa de decir.