Asesino de Fantasía

CHP 12

 

 

No le doy tiempo a que me reproche y la beso sin dejarla hablar. La beso suavemente con miedo a que esto no sea real, miedo a que desaparezca. Ella pasa sus manos por mi nuca y profundiza el beso, gime contra mi boca y muerdo su labio. Aprieto mi cuerpo contra el suyo con fuerza, cuelo mis manos bajo su blusa, acaricio su espalda y ella se arquea pegando su pecho al mío.

—Theo... —Lamo chupo y muerdo su cuello dejando algunas marcas de paso, tomo el borde de su blusa y ella levanta los brazos para que se la quite. Dejo un rastro de besos desde su clavícula hasta su escote, le quitó el sostén con cuidado y sus senos quedan expuestos a mí, sus pezones erectos me apuntan como si me llamaran, no espero más y les doy la atención que tanto ameritan. Tracy gime cuando pasó la lengua por el pezón rosado y con mi mano masajeo al otro.

Me quito la camisa y la tiro en algún lado de la cocina, ella pasa sus manos por mi pecho hasta llegar a mi cintura, baja más allá y roza el bulto en mis pantalones, gruño contra su boca y la muerdo con fuerza, ella se queja, pero no se aleja. Le quito el short del pijama de un solo jalón quedando solo en bragas, mis dedos impacientes rozan por encima de sus bragas y ella echa la cabeza hacia atrás jadeando.

—¿Me extrañaste? —Hago a un lado el pedazo de tela y meto mi dedo corazón en su cavidad. Ella gime con fuerza mientras le beso el cuello.

—¡Ah!

—Pequeña te hice una pregunta —Meto un dedo más y ella se arquea una vez más recibiendo mis bombeos en su interior.

—¡Si! Te extrañé Theo —Me mira con dulzura, sus ojos tienen un brillo que me hipnotiza y hace que pierna mi cordura.

—Y yo a ti linda —Saco los dedos de su interior y ella me mira mal en protesta; y me es inevitable no soltar una risa por su reacción. —Recuéstate dejando las piernas en mi dirección.

Ella no duda en hacerlo y se recuesta en la mesa, dobla sus rodillas hacia mí y quito sus bragas lentamente dejando ver ese lugar maravilloso entre sus piernas. Tiro sus bragas a un lado y me quedo observando la belleza que tengo en frente.

Me acerco a ella y pasó mis dedos desde su clavícula hasta su monte de venus, pasó un dedo de arriba abajo por sus pliegues y ella se retuerce del placer, tenerla así de dispuesta frente a mí es maravilloso.

—Eres hermosa, no sabes lo linda que te ves así —Meto mi dedo en su interior y bombeo con más fuerza que antes, sus fluidos me hipnotizan, sus gemidos me excitan cada vez más y que se retuerza así me hace querer más y más de ella.

Tomo sus muslos con fuerza y la atraigo hacia mí, me arrodillo frente a ella y paso el puente de mi nariz por sus labios mayores deleitándome con el aroma de sus fluidos. Paso mi lengua por la franja haciendo que ella gima sin pudor alguna, me es imposible detenerme y me como su coño con parsimonia.

Permanezco unos segundos más venerando su dulce coño hasta que siento sus músculos tensarse y segundos después correrse en mi boca, sus manos jalan mi pelo con fuerza y gruño contra su coño haciendo que se retuerza aún más por las vibraciones. Lamo cada gota de su orgasmo sin dejar escapar nada, me levanto y me quito el cinturón, me bajo los pantalones junto con el bóxer y ella se muerde el labio al verme completamente desnudo.

Ella se levanta y queda sentada frente a mí, me jala hacia ella y explora mi boca sin pudor alguno, esto es diferente a aquella vez en la cueva, tal vez fue porque en ese entonces ella estaba asustada por perder su virginidad, pero ahora parece como si me fuera a comer. La jalo por la cadera y ella pasa sus piernas por mi cintura pegándose más a mí, mi pene se yergue al rozarse con su vagina, la espera me está matando ella lo nota y se aprieta más a mi haciendo que el roce sea más placentero. Tomo mi miembro y lo posicionó en su entrada, le doy un beso largo mientras entro en ella lentamente.

—Mierda —Maldigo por la presión, su interior me traga y sus paredes se amoldan rápidamente a mi pene como si estuviese volviendo a su hogar. Me quedo quieto esperando a que ella se acostumbre a mí, solo lo hemos hecho una vez y ha pasado un mes desde entonces.

—Muévete —Susurra en mi oído y eso es suficiente para empezar a arremeter contra su interior, se siente maravilloso estar dentro de ella, su piel contra la mía aumenta mi libido y me hace querer llevarla al cielo.

—¡Ah! ¡Más! –Gime en mi oído y me erizo.

Arremeto con más fuerza mientras ella aferra sus uñas a mi espalda, gime en mi oído y muerdo su hombro aumentando mis embestidas. Entrar en ella es un infierno liberador, me sentía en casa, me sentía más conectado a ella de alguna manera.

Jamás le había hecho el amor a nadie yo solo follo, pero ella es especial. Sus paredes me aprisionan cada vez más y sé que está a punto de venirse cuando sus pies se clavan en mi cadera para qué empuje más rápido, le doy lo que quiere y segundos después se corre, un par de estocadas más después y me corro en su interior.

—Te quiero... te quiero… —Le repito varias veces en el odio mientras termino de llenarla con mi semen. Pasamos toda la noche absortos en nosotros, si paramos fue porque ella necesitaba descansar, pero luego la despertaba para seguir. A la mañana siguiente me desperté por la maldita alarma que no paraba de sonar y por más que intentara apagarla no cedía así que la tiré contra la pared para apagarla.

—Me debes una alarma nueva —Dijo Tracy medio adormilada, se sentó en la cama y me miró por unos segundos, me acerco a ella y la tomo por la cintura y la atraigo hacia mí. —Buenos días...

—Buenos días gatita... —Sonrió y le doy un poquito que termina en un beso apasionado, me montó encima de ella y me meto entre sus piernas. —¿Cómo amaneciste?

—Muy bien —Ronronea pasando sus manos por mi pecho —¿Y tú?

—De maravilla —Ambos reímos y nos seguimos besando, le quito la sábana que cubre su cuerpo y me prendo de sus senos. Ella gime y gime y cuando estoy por adentrarme en ella su celular empieza a sonar. Maldigo a los nueve círculos del infierno por la interrupción... —No contestes —La beso.

—Debo hacerlo...es Cezy —Ruedo los ojos al escuchar el nombre de la loca de su amiga, ella se voltea quedando de espaldas a mí, aún sigue acostada así que aprovecho eso y me monto encima de ella. —¡¿Qué haces?!

—Montar a mi chica —Le sonrió malicioso y la tomo por el trasero, tomo una almohada y la pongo abajo de ella y en un dos por tres arremeto contra ella.

—¿Tracy? ¿Estás bien? –Se escucha del otro lado haciéndome reír.

—¡Ah! ¡S-si! ¡Estoy Mh! ¡Bien! –La loca se ríe del otro lado y se despide de ella, aumentó las embestidas y Tracy gime contra la almohada.

—Tienes un trasero muy lindo... –No me contento y le doy una nalgada que resuena en todo el cuarto, estoy por disculparme, pero ella levanta el trasero haciendo que me hunda más en ella.

—¡Más!  —Grita y le doy más duro, siento mi pene entrar en lo más profundo de ella, le doy más nalgadas y ella grita de placer, joder que bien se siente. Unos minutos después ella se corre y estoy a punto de hacer lo mismo, pero recuerdo que no llevo condón.

—¡Maldición! —Salgo de ella antes de cometer otra locura y me corro en su espalda. Ambos quedamos con la respiración agitada, caigo encima de ella y le beso los hombros. Me aparto de ella y voy por una toalla para limpiarla, al regresar está en la misma posición, la limpió y cuando termino ella se voltea y me sonríe.

—Me da gracia tu desesperación —Ríe.

—¿De qué hablas? -Pregunto confundido, ella se ríe otra vez y me jala hacia ella.

—Theo yo uso la inyección para regular el periodo —Me quedo de piedra, joder tenía que haber preguntado antes, caigo derrotado en la cama y ella se ríe de mí.

—Desperdicie a mis nenes —Ella pone cara de asco y suelto una carcajada.

—Vamos a comer, pero primero un baño —Se levanta de la cama y se quita la sábana quedando desnuda. Mi amigo se despierta enseguida y me paro para ir tras ella, pero se da la vuelta.

—Alto ahí guapo, me voy a bañar sola, me duele las piernas de tanto sexo —Se adentra en el baño y cierra la puerta con seguro como si eso me fuera a detener de entrar. Entro al baño y luego de una larga sesión de sexo bajo el agua fuimos a la cocina por comida.

Me enseñó a preparar sus famosos panqueques, me explico su amor por un tal Darcy, inevitablemente me puse celoso, es un personaje de un libro, pero yo también salí de uno, nada es imposible. Pasamos todo el día entre risas besos y mucho sexo, jamás pensé estar de nuevo en una situación así.

—¿Por qué me dices "gatita" y "fiera"? —Ahora estamos en el patio contemplando el atardecer. Hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida, no sabía de lo que me estaba perdiendo hasta que la conocí.

—La primera vez que te conocí parecías una gatita indefensa luchando por tu vida, de ahí el apodo -Sonrió recordando cómo se le llenaron de lágrimas los ojos al verse en peligro sin saber que yo la protegía a la distancia —Y aquella vez que me dejaste entrar a tu casa cambiaste por completo cuando pensaste que tus padres estaban en peligro, tenías una mirada matadora, parecías una fiera que necesitaba ser domada.

—Ya entiendo —Ríe —¿Pero por qué me dices niña? Soy una adulta y tú solo me tratas como una tonta

—Me gusta molestarte niña —Me río y ella me da un golpe en el pecho. —Te quiero

—Te quiero -Nos besamos durante un largo rato mientras la noche caía sobre nosotros y la luna era presente de nuestro amor. —¿Que significan tus tatuajes?

—La mayoría tienen una gran historia tras ellos y otros solo me los hice porque estaba aburrido

—¿Que significa este? —Ella levanta mi camisa y señala el tatuaje más grande que tengo.

—Es una fecha importante para mí —Bajo la cabeza recordando lo que sucedió ese día y regresa ese dolor en mi pecho que arde como el infierno.

—¿Puedo saber que sucedió ese día? —Susurra y levantó la vista para verla a los ojos, supongo que es tiempo de que lo sepa...

—Es el día en que murió Emily…




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