Asesino de Fantasía

CHP 15

 

 

Hermanito eres muy inteligente, ¿Crees que cuando crezca pueda ser tan inteligente como tú?

Por supuesto Madeleine, serás una niña muy inteligente, ya verás Ríe.

—¡Promete no quitarte esta manilla nunca, como lo hagas no te hablaré nunca más!

Prometido pequeña...

—¿Prometes estar siempre a mi lado? La sonrisa se borra de su rostro cuando hago esa pregunta.

Si...lo prometo

Te quiero hermano...

Que ingenua era en ese entonces, creer que siempre estaría a mi lado a pesar de todo, para que un día de repente se desaparezca de mi vida sin quiera un adiós. Esa fue la última conversación que tuve con el antes de que se fuera de casa, desde entonces no volví a saber nada de él en años.

—Hola hermanita... —Me sonríe para luego sacarse la capucha —Ha pasado mucho tiempo...

Hasta el día de hoy que lo tengo frente a mí en carne y hueso, tengo ganas de llorar y a la vez de gritar, no sé cómo sentirme en estos momentos, tengo rabia acumulada de todos estos años y a la vez me siento feliz de que haya regresado.

—Jeremy...eres...eres tú? —Pregunto con la voz temblorosa, el me muestra su muñeca donde lleva el tatuaje con mi nombre y la manilla que le regale hace dieciséis años. Me tapo la boca conteniendo para contener las ganas de gritar, las lágrimas se derraman por mi rostro sin poder detenerlas.

—¿Que te he dicho de llorar? —Él sonríe y se acerca a mí, me abraza y acaricia mi cabeza. —Lo lamento tanto pequeña...no debí irme de esa manera.

—Eres un idiota Jeremy —Le golpeó el pecho una y otra vez y él lo dice nada. Aprieto su camisa con fuerza y me alejo de él. Le doy una bofetada que lo deja sorprendido tanto a él como a Cezy.

—Madeleine... —Dice estupefacto.

—¡No me llames así! ¡Mi nombre es Tracy! —Aprieto los puños y entro a la casa corriendo. Me encierro en mi cuarto y me echo a llorar en mi habitación.

—Ya se le pasará —Escucho a Cezy tranquilizar a los demás. Minutos después esta alguien tocando mi puerta.

—¡Largo! ¡No quiero hablar con nadie! —Grito y escucho un suspiro del otro lado de la puerta.

—¿Ni siquiera conmigo? —Theo abre la puerta y entra a la habitación, recuerdo que está herido y me levanto rápidamente de la cama.

—¿Porque estás aquí? Deberías estar descansado —Lo ayudo a llegar hasta mi cama.

—No me gusta que llores —Dice al ver mis ojos hinchados y mi nariz roja —Las princesas no lloran -Decido dejar de lado el problema de mi hermano y me río. Siempre que dice eso me hace reír, solo él sabe cómo hacerme sentir bien...

—¿Cómo te sientes? —Alzo su camisa y veo un gran parche en donde está la herida. —¿Cómo es posible que esa espada te halla lastimado?

—Era un arma celestial, se la robó a un ángel, tuvimos suerte de que el portador no era un ángel o de lo contrario ya estuviéramos muertos.

—Esto es mi culpa... —Agacho la cabeza —Si me hubiera ido con ese tipo esto no hubiese pasado.

—¡Tracy no digas eso! —Me reprocha —¡Si te hubieras ido con el ya estarías muerta!

—Pero por mi culpa tú y los chicos están heridos —Las lágrimas aparecen de nuevo. Odio ser tan sentimental. Él me toma del mentón y me hace levantar la cabeza, sus labios se adueñan de los míos en un beso suave, me expresa a través de sus labios el cariño que me tiene y hago lo mismo.

—Nena —Dice cuando se separa —Si te pasa algo me muero, me volvería loco sin ti.

—Lo lamento... —El pasa su brazo por mi hombro y me atrae hacia él, estamos sentados en la cabecera de la cama abrazados.

—¿Por qué lo lamentas? No has hecho nada malo pequeña.

—Mi nombre en realidad es Madeleine, Tracy solo es mi segundo hombre, pero prefiero usarlo antes que el otro

—¿Por qué? Madeleine es un lindo nombre —Me besa la frente y empieza a acariciarme el caballo.

—A Jeremy le encantaba mi primer nombre y cuando se fue me sentía vacía cuando me llamaban así, entonces decidí que olvidaría ese nombre y ahora hasta mis padres me llaman Tracy.

-Entiendo, no querías tener recuerdos del pasado —Sonríe nostálgico —En ese aspecto nos parecemos mucho, yo borré a mi familia de la mente de todo el mundo para que no los nombraron ni por equivocación.

Sé que es muy extremo, pero en ese entonces solo era un crío de dieciséis dolido.

—No digas eso amor —Me levanto y me pongo frente a él —No fue muy maduro hacerlo, pero encontraste en eso una forma de escapar del dolor, tú has pasado por mucho y eso es de admirar.

Él me sonríe con cariño, su mano se posa en mi mejilla y recargo mi cabeza en ella. —Te quiero Theo...

Él se pone serio de momento y mi corazón empieza a palpitar rápidamente y siento un vacío en mi estómago.

—Tracy... —Pone su otra mano en mi mejilla —Ya tome una decisión...ayudare a destruir la amenaza del libro y me quedaré contigo, no volveré a Calika...

—¿Qué?

¿Ha dicho que se quedará conmigo?

—Como oíste pequeña, me tendrás encima de ti mucho tiempo, por el resto de tu vida si es posible —Me lanzo encima de él y lo abrazo. —¡Auch!

—Lo siento, lo siento —Le lastime la herida, lo miro apenada para luego echarme a reír. Luego de esa charla dormimos, Theo quería pasarse de listo, pero termino lastimándose, lo obligue a dormir y luego de una pequeña pelea cedió. Vivir con este hombre es como cuidar a un niño de ocho años.

A la mañana siguiente me desperté y Theo aún seguía dormido, no quería bajar, pero tenía que, no puedo huir de los problemas siempre, solo tenemos que dialogar como las personas civilizadas que somos.

Me bañé y me puse un buzo negro junto con un short, bajé a la cocina para empezar a cocinar, pero al llegar me encuentro la sorpresa de que ya toda la comida está hecha y servida en la mesa.

—¿Quien...? —No logro terminar la oración cuando aparece Jeremy con un plato de tostadas y otro de panqueques.

—Buenos días Tracy —Mi hermano me saluda como si ayer no lo hubiese insultado y abofeteado, raro en él.

—Bu-buenos días...

—¿Cómo amaneciste? —Se quita el delantal que siempre uso para cocinar y lo deja en su perchero.

—Bien...supongo...y tú? —Me siento en la mesa y contemplo la comida que hizo.

—Me alegra pequeña, me duele un poco la mejilla, pero todo bien aparte de eso —Dice en tono juguetón y me río. —Los panqueques son tuyos.

—Aun recuerdas que son mis favoritos —Rio.

—Jamás lo olvide pequeña…

—Jeremy... ¿Por qué te fuiste? —Le hago la preguntando qué tanto tiempo me he guardado hasta a mis padres por miedo a que abra esa herida que les tomo tanto tiempo cerrar.

—Es difícil de explicar, te juro que lo último que quería era dejarte sola Tracy...todo tiene una explicación, vayamos lento y te explicare poco a poco —Se sienta la mesa y toma mi mano entre las de él.

—Pues aquí siempre se despiertan tarde así que tenemos tiempo —Sonrió y el asiente.

—Hace tiempo cuando estaba en la escuela me mandaron a investigar mi árbol genealógico, como sabes nosotros no sabemos nada de nuestros abuelos y la única familia fuera es la hermana de papá  —Asiento —Le pregunte a papá y mamá pero no quisieron darme información.

Así que decidí investigar por mí mismo, no pude encontrar nada entre los registros de mamá y papá, pero luego de hacer muestras de ADN me di cuenta que las células de mama no eran comunes, su ADN tenía una mutación extraña, jamás vista. Investigue más a fondo. ¿Recuerdas la historia que mamá nos contaba cuando estábamos pequeños?

—La historia de la princesa que huyó de su reino para vivir con un plebeyo de otro reino? -La recuerdo como la Palma de mi mano.

Se trataba sobre una princesa que vivía encerrada todo el tiempo en su castillo, hasta que un día encontró un pasadizo secreto que conectaba con las afueras del castillo, allí conoció a un plebeyo de otro reino, se hicieron amigos y con el tiempo se enamoramos perdidamente el uno del otro.




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