Asesino de Fantasía

CHP 22

 

Tracy

Abrí los ojos en la penumbra, la habitación estaba bañada por la luz de la luna. La suavidad de la cama y los brazos de Theo me rodeaban en un abrazo reconfortante. Miré el reloj y noté que eran las dos de la mañana.

Con cuidado, me deslicé entre los brazos de Theo, sintiendo esa extraña temperatura corporal que lo caracteriza —Cálido y frio— de su piel mientras trataba de no despertarlo. Theo me explico ya hace tiempo que los demonios no duermen porque sus sentidos son tan agudos que su cuerpo reacciona a lo mínimo.

Una constante alarma que no los deja relajarse y caer en los brazos de Morfeo.

Sentía mi boca seca, en la tierra siempre me acostumbre a tener un vaso de agua en mi escritorio para no tener que ir a la cocina. Si antes me daba flojera bajar al segundo piso, imagínense aquí que hay cientos de ellos.

Mis pasos me llevaron silenciosamente hasta la cocina, donde reinaba la oscuridad. Me serví un vaso de agua mientras miraba alrededor. Es un poco rustico.

Un destello de la sombra de alguien en el vaso me hizo darme la vuelta, pero no había nadie.

—Tracy ­—Una voz suave y melódica pareció susurrarme. ¿O fue solo mi imaginación? Busqué en la oscuridad, pero no encontré a nadie.

De repente, una sombra cruzó frente a la gran puerta del pasillo, enviando escalofríos por mi espina dorsal.

—Que mierda —Me asomé con cuidado por la puerta, pero no vi a nadie.

—Tracy

Mire al final del pasillo y allí estaba nuevamente, no se si es por la oscuridad de la noche, pero no puedo ver quien es, simplemente parece una silueta negra.

—¿Quién eres? —pero no obtuve respuesta.

La silueta se desvaneció al doblar la esquina. Decidí seguir tras ella, llamando en un susurro, pero solo obtuve eco. La sombra persistía, ahora más difusa.

—¿Quién está ahí? —Pregunté, pero mi voz fue la única respuesta. La sombra cruzó otra puerta, y me encontré frente a la entrada de una habitación vacía.

El susurro se intensificó, como si el viento llevase un mensaje, pero yo, aún sin respuestas, me quedé mirando el umbral vacío. La sensación de lo desconocido flotaba en el aire, mientras intentaba comprender el misterio que se desarrollaba en medio de la noche silenciosa.

Intrigada por la sombra, decidí seguir hasta que la vi traspasar la puerta de una habitación. Mi corazón latía con fuerza, y la incertidumbre se apoderaba de mis pensamientos. ¿Qué era esa cosa oscura?

Con temor, tragué en seco y abrí la puerta lentamente, revelando una habitación grande, lujosa y hermosa. En la cama yacía una mujer, pero algo no estaba bien. La sombra se cernía sobre ella, fusionándose de alguna manera. La mujer abrió los ojos lentamente y me miró.

—¿Diana…? —Susurro. La cosa oscura también lo hizo, estableciendo un contacto visual inquietante.

Antes de poder entender lo que sucedía, la puerta de la habitación se cerró con fuerza, haciéndome retroceder con miedo. Mi corazón martillaba en mi pecho. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué era esa entidad oscura? QUE CARAJOS ESTABA PASANDO

En medio de mi desconcierto, una mano se posó en mi hombro, y un grito escapó de mis labios. Me volví rápidamente para encontrarme con la mirada asombrada y confundida de Froy.

—Mierda Froy, no puedes acercarte así a una persona en medio de la noche —Suspire agarrándome el pecho.

Su presencia trajo cierto alivio, pero mis ojos seguían reflejando la incredulidad y el miedo ante lo que acababa de presenciar.

—Señorita no debería estar aquí —Respondió como si nada.

—Froy, ¿viste eso? —pregunté, tratando de controlar la angustia en mi voz.

—¿De que habla? —Frunce el ceño mirándome confundido.

—La sombra, la cosa esa que estaba dentro de la habitación —Digo rápidamente. Su cara seguía igual, no entendía de que hablaba. —Allí dentro —Señalo la puerta —Hay algo malvado, y esa mujer puede estar en peligro.

—Señorita Madeleine—Me tomo de los hombros y me miro fijamente con unos ojos lleno de preocupación. —¿Entro a la habitación? 

—No entre, solo abrí la puerta y vi a esa cosa allí

Froy me miro fijamente, me puse detrás de él y se acercó a la puerta, mi corazón palpitaba a mil mientras tomaba el pomo de la puerta, pero al girarlo el sonido del cerrojo puesto me dejo perpleja.

—Esta cerrado —Dijo Froy. —Señorita no será que el sueño la hizo ver cosas?

Me es imposible no abrir la boca del asombro. Enserio, yo no creo que haya sido producto del sueño.

—Digo la verdad —Lo miré dolida —Se lo que vi Froy.

El mantuvo su mirada en mi durante unos segundos y suspiro asintiendo con la cabeza.

—Le creo señorita

—¿Lo dices enserio?

—Si, le creo, pero no es el lugar indicado para hablar sobre esto. —Asentí con la cabeza y el me llevo al jardín del castillo, donde había un pequeño quiosco donde descansar.

Aun temblando por la experiencia en la habitación misteriosa y, Froy me acompañó de regreso a mi habitación. En el camino, mi mente se abrumaba con preguntas, pero antes de poder articularlas, decidí romper el silencio.

—Pero Froy, ¿qué haces despierto a esta hora? —Pregunté, tratando de disimular el temor que aún se reflejaba en mis ojos.

 

Él suspiró, como si llevara el peso de un deber constante. —No puedo dormir, Señorita Tracy —Responde con sinceridad. Mis cejas se arquearon en señal de sorpresa.

—¿Y eso?

—Soy el caballero personal del rey —Explica, mirándome con ojos cansados pero determinados. —Mi deber es velar por su seguridad, y eso significa que siempre debo estar alerta, incluso en las horas más oscuras de la noche.

—¿Como te convertiste en un caballero real?

El se queda en silencio unos segundos antes de responder.

—El antiguo rey elimino a la raza de los elfos por una disputa entre ambos reyes, yo fui el único sobreviviente…—Traga duro —Crecí con el odio hacia la monarquía y con el objetivo de acabar con el rey, lo logre, con ayuda de tu abuelo —Sonríe —Estoy en deuda de por vida con su majestad…




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