Asesino de Fantasía

CHP 23

 

 

Tracy

De repente, una risa siniestra resonó en toda la sala, aumentando su intensidad con cada segundo. Mi molestia se transformó en desafío y, con voz firme, desafié a la sombra invisible a que se mostrara.

—¡Muéstrate! ¡No te escondas! —Exclamé, intentando controlar el nerviosismo que se apoderaba de mí. Sin embargo, mis palabras solo parecieron avivar la risa malévola que llenaba la habitación.

La presión en la sala aumentó, como si algo invisible se cerniera sobre todos nosotros. Sentí cómo la atmósfera se volvía más densa, y la ansiedad se apoderó de mi cuerpo. Cuando el ambiente se pone así de tenso en las películas de terror significa que algo grande estaba por ocurrir.

Entonces, como si el tiempo se ralentizara, la puerta del salón se abrió lentamente. Entre pasos que resonaban con un eco ominoso, la sombra negra que había visto durante la madrugada entró en la sala haciéndome abrir los ojos del asombro.

No fue producto de mi imaginación…

Una sensación helada recorrió mi espina dorsal al encontrarme cara a cara con la entidad misteriosa que había estado acechando en las sombras esta madrugada. Volteo a ver a Froy y este está igual de sorprendido, el me mira y traga en seco poniendo su mano sobre su espada.

Los presentes, incluyendo Froy, Theo y los demás, permanecieron en un silencio sepulcral. La sombra se movía con una presencia indescriptible, desafiando toda lógica y comprensión. La risa se desvaneció, dejando en su lugar un silencio tenso que anunciaba un giro inesperado en el destino que nos rodeaba.

La entidad se detuvo a pocos metros de nosotros, revelando una sonrisa que helaba la sangre, con dientes filosos que causaban escalofríos. Cezy, asustada, intentó dar un paso atrás, pero la mano de Derek la sujetaba con fuerza, limitando cualquier movimiento.

—Cálmense todos, en estos momentos dar un paso en falso podría ser peligroso. —La tensión en la sala era palpable, y todos quedamos atrapados en una danza tensa entre la curiosidad y el miedo.

Lay, al ver a la criatura, parecía perder aún más el control. Volteó su rostro hacia la entidad con una expresión desquiciada, mientras enterraba las uñas en sus manos.

¿Estaba tratando de resistir una transformación indeseada?

En medio del silencio tenso, la criatura se movió con una gracia espeluznante. A cada paso, el aura oscura que la rodeaba parecía intensificarse.

Todos permanecíamos en una especie de trance, temerosos de provocar cualquier reacción adversa.

¿Qué mierda es esa cosa y que este maldito sentimiento tan opresivo? ¿Cómo cambio todo de un momento a otro?

La sala, antes tan vibrante y llena de vida, se había convertido en un escenario surrealista de caos y misterio, donde cada gesto y cada mirada eran un indicio de un futuro incierto.

En un giro inesperado, la criatura abrió la boca haciendo que todos nos pongamos alertas.

—Tracy... —Susurro. Fue un susurro muy bajo pero que llego a mí a gritos. Tragué en seco, empecé a temblar inconscientemente y mi cuerpo perdió todo su calor, dejándome envuelta en un frío penetrante.

La sensación gélida que me había acompañado durante la madrugada volvió con intensidad, como si la presencia de esa entidad estuviera intrínsecamente ligada a un frío que trascendía lo físico. La sala parecía contraerse alrededor de mí, y los susurros resonaban en mis oídos como un eco inquietante.

—Tracy…

La entidad, con su sonrisa aterradora, me llamaba desde la penumbra, marcando un punto de quiebre en la atmósfera enrarecida que había descendido sobre nosotros.

no, no, no, no, no

La mano de Theo apretó con más firmeza mi cintura, ofreciendo una especie de ancla ante la presión ominosa que llenaba la habitación. Los demás, con expresiones de desconcierto y temor, observaban la escena sin atreverse a intervenir.

Froy, decidido y con su espada en mano, apuntó hacia la oscura entidad —¡Identifícate ser maligno! —Sin embargo, en lugar de una respuesta directa, la criatura volvió a reír con malicia, llenando la sala con su risa perturbadora.

Con pasos lentos, como si estuviera rodeando la sala estratégicamente, la entidad comenzó a hablar. —Me llaman el Destructor de almas, Mensajero del Diablo, Espectro Antisistema, y muchos otros nombres más —Dijo en tono burlón mientras continuaba su lento recorrido alrededor de nosotros.

Las palabras resonaron con un tono siniestro, revelando la naturaleza oscura y multifacética de la entidad que teníamos frente a nosotros.

Cada nombre pronunciado parecía cargar consigo una historia de caos y desolación, como si la criatura fuera un portador de calamidades de dimensiones incomprensibles.

La tensión en la sala se intensificó mientras la entidad continuaba su danza verbal, dejándonos con una sensación de vulnerabilidad ante un ser cuyas intenciones y poderes escapaban a nuestra comprensión.

Froy, con la espada en alto, representaba la única barrera visible entre nosotros y la amenaza que se manifestaba en aquella figura oscura que se pavoneaba alrededor de la sala.

—Yo soy Baaalberith…

Entre los presentes, los dos demonios aún cuerdos abrieron los ojos con asombro y miedo palpable. La magnitud de la entidad que teníamos frente a nosotros dejó a todos con una sensación de vulnerabilidad y temor.

Sintiendo cómo Theo apretaba su agarre sobre mí, observé su rostro marcado por un profundo miedo.

Entonces entendí la realidad de estar ante un príncipe del infierno, un ser cuyo poder y malicia superaban nuestra comprensión humana, se apoderó de la sala.

Baaalberith…

La atmósfera se volvió más densa, y la risa de Baalberith resonó nuevamente, llenando la sala con un sonido que parecía nacer de las profundidades mismas del inframundo. En medio de la incertidumbre y el miedo, nos enfrentábamos a una entidad cuya presencia eclipsaba cualquier concepto de seguridad y comprensión.




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