Asesino de Fantasía

CHP 28

 

 

La batalla entre Theo y Benet alcanza su punto álgido. Ambos están exhaustos, con heridas evidentes marcando sus cuerpos. El suelo tiembla con la intensidad de sus enfrentamientos. Theo, con su oscuridad desatada, muestra marcas oscuras que recorren su piel, revelando el costo de utilizar sus poderes con tanta intensidad.

Benet, a pesar de su resistencia, comienza a mostrar signos de fatiga. La magia oscura de Theo lo ha debilitado considerablemente. Sin embargo, la tenacidad de Benet no se apaga fácilmente. Se levanta con dificultad, mirando fijamente a Theo con ojos llenos de malicia.

—Eres un digno oponente, Theo Muller, pero subestimaste mi poder —dice Benet, levantando su mano mientras canaliza una magia desconocida.

En ese momento, Theo siente la presión en el aire. Benet desata una serie de ataques mágicos, desafiando incluso la oscuridad de Theo. La batalla se torna feroz, con ambos contendientes lanzando hechizos y poderes a cada instante.

Theo, consciente de que la situación se vuelve crítica, toca su pecho donde yace el Corazón Negro, un regalo de los oscuros reinos del inframundo. Al activar este poder, Theo se convierte en un vórtice de oscuridad pura, absorbiendo la energía a su alrededor y fortaleciendo sus habilidades.

Con su oscuridad potenciada, Theo contraataca con una tormenta de sombras demoníacas. Las sombras se retuercen y serpentean, envolviendo a Benet en un abrazo asfixiante. La energía oscura arremete contra él, y por primera vez, Benet muestra una expresión de temor.

Finalmente, la tormenta de sombras se disipa, revelando a Benet en el suelo, debilitado y derrotado. Theo, exhausto pero victorioso, se mantiene en pie, mirando al demonio caído con determinación.

—Esta oscuridad no será la que gobierne Calika. —Declara Theo, su voz resonando con la seguridad de un heredero del trono.

—¿Crees que el rey demonio no querrá tomar estas tierras?

—No lo sé, pero la decisión no será tuya…

Es ese momento cuando el cielo se vuelve completamente oscuro y de entre las sombras sale Baaalberith, Theo se prepara para luchar, pero se queda atónito al ver lo que tiene en sus manos, es Tracy, la lleva del cuello de su camisa mientras la arrastra.

Theo siente cómo su corazón late con fuerza al ver a Baaalberith emergiendo de las sombras, y su expresión se vuelve tensa al darse cuenta de que Tracy está en manos del príncipe demoníaco. A pesar de su agotamiento, Theo se coloca en posición defensiva, listo para enfrentar la amenaza que se cierne sobre ellos.

Baaalberith sonríe con malicia, disfrutando del desconcierto de Theo.

—Mira lo que tengo aquí, Theo Muller. ¿Te importa esta humana? —Pregunta Baaalberith, moviendo a Tracy como si fuera un títere en sus manos.

Theo aprieta los dientes con rabia, pero su mente trabaja a toda velocidad buscando una estrategia para salvar a Tracy sin ponerla en mayor peligro. Mira a Baaalberith con determinación.

—Suéltala, demonio. No te atrevas a hacerle daño —Gruñe Theo, preparándose para actuar.

Baaalberith ríe con crueldad, como si disfrutara del sufrimiento ajeno. Mantiene a Tracy a una distancia segura, pero Theo sabe que cualquier movimiento en falso podría resultar en consecuencias devastadoras.

—Tienes dos opciones, Theo Muller. O te enfrentas a mí y arriesgas la vida de esta humana, o te retiras y la dejas en mis manos. ¿Qué escoges? —Provoca Baaalberith, disfrutando del dilema impuesto.

Theo mira a Tracy con preocupación, su deseo de protegerla choca directamente con la realidad amenazante de Baaalberith. Una elección difícil se avecina, y el tiempo parece detenerse mientras Theo evalúa sus opciones.

—¿Por qué no mejor te mato y luego llevo a mi mujer a casa? ¿Es un mejor plan no crees? —Dice Theo.

—Elijes el camino difícil entonces —Responde Baaalberith.

Baaalberith lanza a Tracy a un lado, y se lanza a luchar contra Theo a muerte.

La batalla entre Theo y Baaalberith se desenvuelve en una danza caótica de sombras y oscuridad. Cada movimiento es un destello de poder, con golpes y magia chocando en el aire. Los dos luchadores están decididos, y el destino de Tracy pende de un hilo invisible en medio del tumulto.

Theo utiliza su oscuridad con maestría, creando sombras que serpentean y se retuercen en el campo de batalla. Baaalberith, por su parte, desata su poder infernal, manifestando llamas oscuras y lanzando ataques mágicos intensos. Cada colisión de fuerzas crea ondas de energía, haciendo que el bosque retumbe con la intensidad de la contienda.

Tracy, en el suelo, pero consciente, observa la lucha con la respiración entrecortada. Cada destello de magia, cada golpe resonante, la sumerge en una mezcla de temor y esperanza. Mientras tanto, Theo se esfuerza por contener a Baaalberith, resistiendo su embate con tenacidad.

La batalla parece eterna, pero Theo no se deja vencer. En un momento de astucia, utiliza su corazón negro, liberando una ráfaga concentrada de sombras potenciadas por la esencia oscura de su corazón demoníaco. Baaalberith, sorprendido por la intensidad del ataque, retrocede momentáneamente.

—Eso no es suficiente, Theo Muller. —La voz de Baaalberith resuena entre las sombras mientras se recupera, preparándose para otro asalto.

Theo, agotado y herido por la intensa batalla, finalmente se ve superado por la fuerza avasalladora de Baaalberith. A pesar de su resistencia y habilidades sobrenaturales, el príncipe demonio muestra una superioridad abrumadora. Un último golpe de Baaalberith envía a Theo al suelo, donde yace con la mirada fija en el oscuro cielo.

Baaalberith, triunfante, se acerca a Theo con una sonrisa burlona. Tracy, observando la escena con impotencia, siente una mezcla de miedo y desesperación. Baaalberith se agacha para mirar a Theo caído y pronuncia palabras que resuenan con malicia.




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