Asesino de Fantasía

CHP 29

 

 

 

Tracy

El humo llega hasta mí y me atrapa obligándome a ir hacia Baaalberith, este está muy molesto, el humo también atrapa a un Benet casi que inconsciente.

—Ya me cansé, no hacéis más que darme problemas y dolores de cabeza —Grita furioso —Y tu —Se dirige a Benet —No eres más que un soldado inservible ahora —Lo toma del cuello. —Ya no me sirves —le susurra, y es entonces cuando los ojos de Baaalberith se vuelven dorados, alza su mano al nivel del pecho de Benet y adentra esta poco a poco en su pecho haciéndolo gritar de dolor.

Su mano se queda unos segundos ahí mientras recita entre susurros un cantico inentendible para mí.

El aura oscura alrededor de Baaalberith se intensifica mientras realiza su ritual sobre Benet. La mano del demonio está sumida en el pecho de Benet, quien grita de agonía. Los ojos de Baaalberith resplandecen en un tono dorado, y el humo negro que lo rodea se agita con mayor ferocidad.

Observo horrorizada la escena, asustada y temblorosa porque presiento que este no es un simple ataque físico; es una forma de magia oscura que trasciende lo terrenal. Los sonidos guturales y los susurros en una lengua arcaica llenan el aire, creando una atmósfera de malestar y miedo.

Benet, cada vez más débil, sigue gritando, pero Baaalberith parece impasible ante su sufrimiento. La energía oscura fluye entre ellos, como si estuviera extrayendo algo fundamental de Benet. Poco a poco, el cuerpo de Benet comienza a perder su fuerza, como si su esencia estuviera siendo consumida por la magia de Baaalberith.

Finalmente, con un gesto brusco, Baaalberith retira su mano del pecho de Benet. El cuerpo del soldado cae al suelo, ahora inerte, como una marioneta a la que le han cortado los hilos. Baaalberith mira con desprecio el cadáver, como si la vida de Benet no hubiera tenido ningún valor.

—Sin rencores, esa era tu única utilidad, al fin y al cabo. Ahora… —Voltea a verme —Te toca princesa… —Una sonrisa siniestra cruza su rostro.

Baaalberith sostiene en su mano el núcleo mágico de Benet, una esfera de fuego azul rey que destila una energía oscura y poderosa. Con una sonrisa malévola, el demonio lleva la esfera a sus labios y, ante tus ojos incrédulos, se la traga con deleite. Un destello rojo resplandece en sus ojos dorados mientras disfruta del sabor del poder recién adquirido.

La risa gutural de Baaalberith resuena en el aire, envuelta en un aura de triunfo. La escena se vuelve aún más escalofriante cuando, con un gesto de su mano, el demonio invoca llamas oscuras que danzan a su alrededor. El fuego parece tener una vida propia, retorciéndose y formando sombras que bailan en una danza infernal.

El aura de Baaalberith se expande, llenando el área circundante con su presencia opresiva. Las sombras se intensifican, y la oscuridad parece devorar cualquier rastro de luz.

—¿Sabes una cosa Tracy jones? Los núcleos mágicos son como parte de nuestro cuerpo, cualquier criatura viva que conviva constantemente con la magia puede adquirir un núcleo mágico, y dependiendo el nivel de mana de la persona, el núcleo mágico es aún más fuerte

La voz de Baaalberith resuena en el aire, llenándolo con su tono burlón y oscuro. Mientras habla, las sombras que lo rodean parecen cobrar vida propia, retorciéndose en el ambiente. Te mantiene atrapada, incapaz de escapar de la influencia de su presencia abrumadora.

—Y tú, querida Tracy Jones, posees un núcleo mágico considerablemente poderoso. No es común que los humanos tengan tal potencia mágica, pero tu conexión con la magia es innegable. Tal vez eso explique por qué has sido una molestia para mis planes —Murmura Baaalberith con un brillo malicioso en sus ojos dorados.

El demonio se acerca lentamente, la oscuridad que lo envuelve serpentea a su alrededor. —Ahora, ¿por qué no compartes conmigo tu pequeño secreto? ¿Cómo una humana como tú adquirió tal nivel de poder? ¿O acaso hay algo más que no estás dispuesta a admitir? —Su risa retumba, llena de malicia y desdén.

La voz de Baaalberith suena complacida mientras observa mi reacción.

—Eres un desquiciado —Digo entre dientes.

—Interesante, Tracy Jones. No muchos se atreven a enfrentarme de esta manera —Comenta Baaalberith con una sonrisa siniestra. —Pero, te aseguro, tu desprecio solo aumenta mi aprecio por ti. Eres un enigma, una pieza interesante en este tablero de ajedrez. Quizás pueda encontrar algún uso para ti después de todo.

Las sombras danzan a su alrededor mientras te estudia con curiosidad. —Ahora, regresemos a la reina y a tus amigos. Parece que las cosas se están poniendo aún más emocionantes. No querrás perderte el espectáculo, ¿verdad? —Sin darle oportunidad a mi respuesta, Baaalberith me envuelve en sombras y me lleva de vuelta al caótico escenario de la batalla.

—Ahora es tu turno de morir, me impediste tomar el núcleo de la reina, así que tú me darás el tuyo en tu lugar —Dijo con malicia antes de enterrar su mano en mi pecho.

Solté un grito de dolor, un dolor tan detestable, el dolor más fuerte que he sentido en mi vida.

Los oídos me pitan, al fondo solo escucho los gritos de Theo, y los rugidos de Lay, y frente a mi unos ojos dorados llenos de tanto odio y maldad, se muestran divertidos ante mi dolor

Me siento desfallecer mientras Baaalberith extrae mi núcleo mágico con una crueldad inhumana. Me lleno de agonía, mientras mis fuerzas se desvanecen rápidamente. Puedo ver el placer en los ojos de Baaalberith mientras saborea mi dolor.

En medio de mi sufrimiento, percibo la desesperación en los gritos de Theo y los rugidos de Lay. La batalla sigue su curso, pero me sientes impotente para cambiar nada. La oscuridad se cierra a mi alrededor, y te sumerges en un abismo de dolor y tinieblas.

Sin embargo, en ese instante de desesperación, una voz conocida resuena en mi mente. Es el susurro de Pixie, el hada que me ayudó antes. —No te rindas, Tracy. Aún hay esperanza. Utiliza el poder que guardas en tu interior.




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