Asesino de Fantasía

CHP 31

 

 

Tracy

Me encuentro en un lugar todo blanco, vacío, llevo días caminando sin rumbo alguno, no se hacia dónde voy o hacía qué, pero mi cuerpo se niega a dejar de caminar.

Entonces escucho un susurro llamándome, pero no es como los susurros malignos que he escuchado desde que llegue a Calika, es un susurro dulce y lleno de un amor maternal.

Al voltear veo a una mujer de cabello castaño, con una sonrisa angelical.

Sigo caminando hacia ella, sintiendo una extraña calidez a mi alrededor. La mujer extiende sus brazos y me abraza con ternura. Aunque no la reconozco, siento una conexión profunda con ella, como si susurros olvidados en mi memoria me recordaran quién es.

—Tracy, mi pequeña Tracy —Dice la mujer, acariciando mi cabello. —Ha llegado el momento de despertar, de regresar al mundo que conoces.

La luz a nuestro alrededor comienza a tomar forma, transformándose en un paisaje conocido pero etéreo. Veo sombras danzarinas, figuras borrosas que parecen tener vida propia. La mujer me suelta y señala hacia adelante.

—Mira, Tracy, tu destino aguarda —Dice con una sonrisa que ilumina el lugar. A medida que avanzo, el paisaje se solidifica, revelando una escena que parece sacada de un cuento de hadas. Pixies revolotean a mi alrededor, dejando destellos de luz y colores brillantes.

La mujer me observa con ojos llenos de afecto. —Las Pixies te han guiado de regreso —Explica. —Te han concedido una segunda oportunidad.

Mis recuerdos comienzan a tomar forma, recordando sombras oscuras y una batalla intensa. Pregunto por el significado de todo esto, y la mujer me responde con paciencia.

—Has sido tocada por la magia, Tracy. Una magia antigua que vive en los rincones más profundos de tu ser. Las Pixies han usado su luz para despertarte, para devolverte a la vida.

Mientras habla, veo destellos de momentos que viví: la lucha contra las sombras, las Pixies concediéndome su favor, la conexión con la magia que fluye en mi interior. La mujer me guía a través de esos recuerdos con una sabiduría serena.

—Ahora, regresa, Tracy. Tu mundo te necesita, tus seres queridos te están esperando con anhelo —Me dice la mujer mientras el entorno se desvanece lentamente. —Vive con la magia que llevas dentro y nunca olvides la luz que te ha devuelto.

Despierto abruptamente, encontrándome en una cama con el rostro de Jeremy mirándome con alivio y preocupación.

Jeremy sostiene mi mano, y mi mirada se encuentra con la suya. Aunque la confusión persiste, una sensación de propósito y unión nos envuelve. La magia fluye en mi interior, una fuerza que me impulsa a abrazar el mundo que me espera después de esta experiencia onírica y mágica.

—¿Jeremy? —Susurro.

El asiente con la cabeza tratando de retener las lágrimas, en un impulso me abraza con mucha fuerza contra su pecho.

—Gracias al cielo que regresaste, mamá me hubiera desheredado si llegaba con la noticia de que habías muerto, dice tratando de bromear.

Y lo logra haciéndome reír. La risa escapa de mis labios, una risa que, aunque frágil, rompe la tensión que se había acumulado en el aire. Jeremy, con sus bromas y abrazos, logra traer un destello de normalidad a este momento extraordinario.

—Jeremy, ¿qué pasó? ¿Cómo estoy aquí? —Pregunto, todavía tratando de entender la transición entre mi encuentro con las Pixies y despertar en esta habitación.

—Las Pixies, ellas... —Jeremy titubea un poco antes de continuar —Hicieron algo increíble. Después de días de intentos, justo cuando pensábamos que todo estaba perdido, sucedió algo mágico. Una luz brillante te rodeó, y de repente, estabas despierta.

Las palabras de Jeremy hacen eco en mi mente, conectándose con la experiencia en el mundo onírico que acababa de vivir. La magia de las Pixies, la mujer misteriosa, la luz que me guio de regreso. Todo empieza a cobrar sentido.

—¿Y Theo, Dereck, Lay...?" —Inquiero con una mezcla de esperanza y temor.

Jeremy suspira, y sus ojos reflejan una mezcla de emociones. —Han pasado muchas cosas, Tracy. Lay está bien, pero algo cambió en él durante la batalla. Se transformó en una bestia más poderosa de lo que jamás habíamos visto, pero ahora... ahora parece más tranquilo, como si la bestia y Lay fueran uno solo.

Jeremy baja la mirada, y su expresión se vuelve más seria. —Theo está en reposo. El precio de usar el Corazón Negro fue alto. Pasa más tiempo postrado en una cama debido al dolor que de pie.

La noticia sobre Theo y Lay me deja con una mezcla de alivio y preocupación.

La preocupación se apodera de mí al enterarme del estado de Theo. Mi mente se llena de imágenes de su rostro, marcado por la lucha y el sacrificio. —Jeremy, necesito ver a Theo —Expreso con urgencia, consciente de que la batalla ha dejado cicatrices más allá de lo físico.

Jeremy asiente y me guía fuera de la habitación. Mientras caminamos por los pasillos del castillo, puedo percibir la tensión en el ambiente.

Llegamos a la habitación donde Theo se recupera. La puerta entreabierta revela la figura de Theo, quien yace en la cama. Su rostro, igual de pálido que siempre, conserva esa fortaleza que siempre lo caracterizó. Al verme entrar, una expresión de alivio cruza sus ojos.

—Tracy... —Murmura, y una sonrisa débil se forma en sus labios.

Me acerco lentamente y tomo su mano con ternura. —Theo, ¿cómo estás?

—Viviré —Responde con determinación, aunque su voz lleva el peso de la batalla. —Pero no te preocupes por mí. ¿Y tú? ¿Cómo estás aquí? Vi cómo Baaalberith te...

La mención de Baaalberith trae de vuelta recuerdos sombríos, pero decido no sumergirnos en esas aguas oscuras por ahora. —Las Pixies —Comienzo a explicar —Hicieron algo increíble. Me llevaron a un lugar entre sueños, donde encontré respuestas y una guía de regreso. Sentí tanta paz, Theo.




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