Ciudad rio verde, en esta ciudad, considerada la segunda ciudad más grande después de la ciudad gobernada por el rey dragón, estaban reunidas varias razas, la gran mayoría venia huyendo del este que había sido invadido por los humanos.
En esta ciudad, un ogro era el gobernante. Apenas hace dos días vio que varias razas venían del oeste, sin saber porque venían se enteró que la ciudad del rey había caído, junto con el rey dragón.
Sin saber qué hacer, solo pudo quedarse de brazos cruzados, sabía que los humanos tarde o temprano vendrían a esta ciudad. Con la muerte del rey dragón, estaba seguro que perdería.
En castillo tipo militar se encontraba el gobernante junto con otros ogros y elfos oscuros, reunidos aquí, discutían como lidiar con la situación.
No podían rendirse, tampoco ganar, sabían que tan poderosas eran las armas humanas, solo los dragones y gigantes u otras raras especies podían hacerle frente a sus armas.
Por suerte para él, la ciudad del rey quedaba a varios meses de esta ciudad, por lo que tardarían en llegar a esta ciudad. La caída de la ciudad del rey había ocurrido hace dos semanas, la gente que venía de esa ciudad lograron llegar aquí por los dragones que salieron antes su caída, en su lomo llevaron a varias razas.
Por eso se enteró apenas hace dos días que el rey había muerto.
Al final se decidió que los elfos oscuros irían al bosque a contactar a los elfos de la luz, ahí ellos podrían reunir un ejército decente, esperando tan siquiera en ganar esta guerra.
A las afueras del castillo, en una de las calles de la ciudad, se encontraban llegando cada vez más morfes, así como enanos, centauros, gigantes, entre otras razas.
Entre ellos venia un pequeño grupo de gente, enfrente un humano, en el camino algunas razas lo veían con desconfianza. Últimamente los humanos eran odiados por las varias razas, y punto de desaparecer todos tenían un cierto odio hacia ellos.
Este hombre venía conversando con morfe-tigre - ¿Qué vas hacer? – dijo el tigre
En el camino muchos lo veían con mala cara, nadie quería ver con un humano y menos en esta situación, algunos simplemente lo ignoraron, viendo como tenía la cara debían suponer que los mismos humanos se lo hicieron.
Caminando en la ciudad e ignorando la mirada de todos, el humano vio a otros humanos también, pero no eran magos. Sintiendo una extraña aura.
El humano siguió el aura, hasta que vio a un hombre con la cara quemada. Claramente alguien le había quemado la cara.
Sin saber porque, el hombre siguió al anciano, que aunque no parecía uno por su cara, por el aspecto de su cuerpo parecía uno.
Quedándose en silencio el hombre, no dijo nada. Viendo que el hombre no decía nada, el anciano suspiro – de acuerdo, te enseñare, pero no te ayudara en nada
Caminando por un rato, llegaron a una casa vieja.