Asesino Suelto

11

Samantha llegaba a su casa después de estar con Sofía, entró a su casa, dentro encontró a su abuelo mirando por la ventana.

-Hola abuelo ¿Qué pasa?

-Nada solo hay un carro raro frente a la casa.

-¿como que raro?

-esos dos sujetos llevan ahí más de dos horas.

-creo que exageras - dijo Samantha yendo hacia su cuarto.

Samantha allí miro su celular, mira videos, hasta que escucho una sirena de policía, no le dio mucha importancia, pero justo después escuchó que tocaron la puerta, Samantha le dio curiosidad y salió lentamente hasta la puerta principal donde su abuelo ya había abierto la puerta.

-Buenas señor Fabio, ¿no estará alguien más en casa?

-si esta mi nieta.

-Me gustaría hablar con ella.

-¿para qué sería?

-ya sabe solo preguntas de rutina.

-No sé si sea buena idea.

-mire señor, no tienen nada que ocultar ¿verdad?

-si tiene razón - dijo Fabio pensativo.

-Aquí estoy - dijo Samantha desde atrás.

-Hola somos el oficial Juan y el detective Hugo, mucho gusto.

-Soy Samantha.

-Samantha queremos hacerte algunas preguntas - dijo Hugo.

-Claro, entren.

Hugo y Juan entraron a la casa, Samantha les hizo una seña para que la siguieran, ella los guio hasta el patio, les hizo la seña para que se sentaran en la banca, su abuelo los siguió de cerca, pero Hugo le dijo que era mejor a solas, él les hizo caso y los miro desde la puerta del patio.

-Samantha, esta mañana recibimos una llamada.

-Bien…

-¿Tu cuarto es el de la primera ventana que se ve de afuera?

-si.

-Bien nos informan que te vieron con un objeto extraño.

La sangre de Samantha se heló, sus latidos se hacían más y más rápidos, en su cabeza solo pasaba la idea de “actúa normal” y asa lo intento no sabía si lo estaba haciendo bien, pero intento responder con la mayor naturalidad posible.

-¿qué clase de objeto?

-Bien voy a ser directo, alguien dice que vio un frasco con una especie de ojo en él - dijo Hugo con tono autoritario.

-mire le diré que pasó esta mañana - dijo Samantha, sonaba segura o al menos eso pensaba ella - me levanté muy temprano, me desperté por una pesadilla, encendí la luz y cogí un tarro con agua y lo bebí.

-¿Y eso cómo explica el ojo?

-Bueno eran las cinco de la mañana, tal vez solo esa persona estaba muy dormida.

-bien ¿has visto algo sospechoso por el vecindario?

-no, todo normal dentro de lo que se considera normal con el asesino.

-¿no te molestara que demos un vistazo a su habitación? - dijo el oficial Juan.

Samantha se quedó en silencio.

-¿señorita? - preguntó Hugo.

-¿tienen un orden para eso? - preguntó Samantha

-No señora, pero usted sabe, para no tener que hacer esos trámites, además no creo que tenga nada que ocultar.

-pues su trabajo es conseguirla ¿alguna otra pregunta?

-Nada más, creo que ya nos vamos, un placer - dijo Hugo mientras se levantaba de la banca.

-hasta luego señorita - dijo Juan.

Samantha los siguió, ambos voltearon a ver su habitación por un instante y continuaron su camino, en la puerta Fabio les abrió la puerta y los dos salieron de la casa.

-¿qué te dijeron? - preguntó su abuelo.

-Nada, solo cosas normales, preguntaron si vi algo raro por el vecindario - dijo Samantha muy seria.

-¿solo eso?

-si solo eso, voy a mi cuarto.

Samantha entró a su cuarto y cerró la puerta con llave, allí cerró las cortinas, empezó a caminar de izquierda a derecha por el cuarto, presa del pánico y los nervios mientras pensaba en que hacer, era evidente que pronto vendrían con una orden y revisará toda la casa, Samantha lo tenía claro debía deshacerse de todas las cosas, todos sus regalos, jamás se había referido a eso como regalo, pero es lo que era, un regalo de un asesino.

Samantha salió de la habitación y fue hasta la cocina cogió un encendedor y fue hasta su cuarto, su abuelo ni se dio cuenta de lo que hizo Samantha ya que seguía mirando por la ventana.

Samantha en su cuarto abrió el cajón y cogió las cartas que tenia, todas y cada una que el asesino le había enviado, fue al baño y allí las quemo, miro la llama y como poco a poco el papel se ponía negro y la llama crecía mas y mas, hasta queda hecho cenizas.

Ahora seguía lo más complicado, los ojos. Samantha se aseguró que la puerta tuviera seguro y sacó todas las cajas que había recibido, miro todo esos frascos, cogió el frasco donde estaba el dedo y fue con este hasta el baño, abrió el frasco y tiró un poco del líquido por el lavamanos.

volvió y abrió cada uno de los frascos restantes y con su mano cogió cada uno de los ojos y los paso al frasco del dedo, cuando los reunió todos selló el frasco y el resto de frascos los vació en el lavamanos.

Samantha se sentó en el suelo frente al frasco lleno de ojos, no sabia que podía hacer con eso, no quería botarlos, tenía un valor para ella, no sabia sobre que, pero eran especiales para ella.

Samantha pensó un gran tiempo y tuvo una idea, lo enterraría, lejos en las afueras y cuando todo volviera a la normalidad recupera su frasco, el plan para ella tenía mucho sentido, recogió su mochila y saco todas las pertenencias que ya tenía dentro y metió allí el frasco, Samantha miró en su celular cual zona de las afuera está menos habitada, en el sur está el aserradero y en el norte está la funeraria, así que decidió ir al este, donde no habían propiedades que viera en el mapa.

Salió de su cuarto decidida a ir y enterrar el frasco, miró a su abuelo en la ventana.

-¿siguen ahí?

-si, son policías, el detective al irse conversó con ellos.

-Déjame ver.

Samantha se puso en la posición de su abuelo y ahí vio el auto, los dos policías hablaban entre ellos y de vez en cuando miraban hacia la casa, si la veían salir hasta las afueras levantaría sospechas.




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