Asesino Suelto

34

Samantha volvió de su casa, vio un paquete en su casa, lo recogió sin darle mucha importancia, introdujo las llaves por la cerradura y abrió la puerta lentamente, entró sin decir nada, sabía que su madre estaba en el trabajo, así que entro de una a su habitación y abrió la caja, esta contiene otra caja pequeña, la abrió y era la navaja que había pedido, la sostuvo en sus manos y corrió rápido para mirarse al espejo, le gusto, era igual a la anterior, viendo en el espejo la agito y simuló que la utilizaba, lo hizo por cerca de un minuto, luego de que estuvo satisfecha la guardó en su funda, que aun seguía con ella, la dejó en la parte más alta y escondida de su armario.

Samantha se acostó en la cama, había algo que no la tenia tranquila, pero no sabe que es, un sentimiento de deseo, pero no sabia que era, no tenía como comprobarlo, pero si se quedaba sola, surgía, aunque sea no volvió a tener visiones desde la última vez y las voces no habían vuelto a molestar, todo estaba en orden, excepto por algo que quería, pero no sabia que era.

se quedó dormida por unos minutos, pero le despertó la puerta, alguien tocaba, tocaba tan duro que la despertó, los golpes no se detenían, fue caminando con algo de nervios, ya que no esperaba visitas, antes de llegar a la puerta miro por la ventana, era un hombre con una caja, no se veía bien su rostro, pero supuso que era algún repartidor.

Al abrir vio a un hombre, no lograba percibir su rostro, tenía un tapabocas y unas grandes gafas negras, al abrir la puerta el hombre guardó silencio.

-¿se le ofrece algo? - preguntó Samantha.

-si, disculpe ¿es usted la señorita Samantha? - dijo el hombre extraño con un tono grave casi exagerado.

-si, soy yo.

-tiene correspondencia - dijo entregando una carta.

Samantha la recibió y de inmediato el hombre se fue caminando sin despedirse, se le hizo raro a Samantha, pero cerró la puerta y fue otra vez hacia su cuarto, vio el sobre y no contenía información, ni de quién era ni para quien era, lo cual le pareció algo extraño, abrió el sobre con delicadeza.

Tenía una carta adentro, escrita en computadora.

“Querida Sam,

espero te encuentres bien

extrañe nuestras pequeñas notas

ya que como sabes por muchos motivos

no e podido enviarte mas obsequios,

pero quería preguntarte si quieres

venir conmigo a conseguir uno.

si aceptas pon algo en la entrada de tu

casa, algo que llame la atención

si lo pones pasare por ti en la madrugada

¿a las dos estaría bien?

Hasta pronto.”

Samantha terminó de leer la carta, ¿su posible padre era él? sabia que había muchas posibilidades y algo le decía que fuera, le llamaba tanto la atención, que decidió responder de inmediato, pero que podría llamar la atención, deicidio buscar entre sus cosas, no se le ocurría nada, suponía que debía ser algo que se viera a cierta distancia, busco por todos lados y vio el cubo de basura de su habitación el cual no usaba muy a menudo, así que lo dejó afuera, al lado de la ventana que daba a la sala, antes de volver a entrar decidió llenarlo de piedras, para que nadie se lo llevara tan fácil o al menos diera un aviso, luego entro y miro desde la ventana su aviso, espero que eso fuera suficiente para llamar la atención de él.

Samantha encendió el televisor y justo estaba en el canal de noticias donde pasaban la nota de un hombre desaparecido quien se llamaba Camilo, se dice que se vio por última vez en un hotel en Marsella con un hombre misterioso, Samantha miró algo curiosa, apareció quien decía ser la esposa del hombre quien lloraba y decía que se arrepentida de sacarlo de casa y que espera que aparezca pronto con vida.

El sonido de las llaves en la cerradura se hizo presente, su madre abrió la puerta de la casa.

-Hola mamá - saludo Samantha desde el sofá.

-Hola cariño ¿por qué tu bote de basura está afuera? - preguntó Carol entrando a la casa.

-es su experimento - dijo Samantha.

-¿sobre qué?

-viendo que tan buena gente son nuestros vecinos, si amanece ahí en su lugar o no, ese será el resultado.

-si no se roban los paquetes que recibimos dudo que se roben un bote de plástico - dijo Carol burlándose.

-ya lo veremos.

Carol se sentó al lado de Samantha.

-¿Cómo te fue en la escuela? - preguntó Carol.

-bien ¿y a ti?

-bien ¿Qué ves?

-Alguien desaparece.

Carol se notó algo tensa.

-¿Aquí? - preguntó Carol algo asustada.

-no, en Marsella un hombre, la esposa lo hecho de casa y no ha aparecido.

-ah pobre - dijo con un notable alivio.

Carol se levantó y fue hasta la cocina.

-¿vas a comer? - preguntó Carol desde la cocina.

-claro.

Minutos después Samantha fue y ayudó a traer los platos de comida a la mesa y ambas comieron juntas, mientras que de fondo sonaba la televisión.

-¿y qué sabes del abuelo? - preguntó Samantha.

-El esta bien, esta en la ciudad, ya sabes ocupado.

-Y cómo está Sofí.

-bueno ya sabes, bien solo que ya no la dejan salir mucho.

-deberíamos ir de viaje un día de estos.

-claro, seria increíble.

-bien ya después lo arreglamos.

Ambas terminaron de comer y Samantha se ofreció a llevar los platos y lavarlos, luego Sam fue a su habitación, se acostó miró la hora, estaba demasiado temprano, esperaba que fueran las dos de la mañana para ir a su aventura con el hombre misterioso, aunque nunca a sabido con quien ha estado hablando todo este tiempo.

Samantha miro la hora en su celular solo eran las doce, faltaban dos horas para que la recogiera, solo esperaba que su madre no la descubriera, miro videos, hasta que perdió la percepción del tiempo y por fin eran iban a ser las dos de la mañana, faltaban diez minutos así que Samantha rápidamente se puso los zapatos y antes de salir del cuarto, fue por su navaja, se sentía algo insegura de no saber con quien se encontraba, así que la tomó y la puso en su bolsillo, luego abrió la puerta con delicadeza y camino tan lento para no despertar a su madre, su frente empezaba a sudar, jamás había escapado de casa, miro por la ventana y aún no había nada afuera, decidió esperar a que fueran las dos en punto para por fin salir, dieron las dos en punto y aun no aparecía nada, pensó que no vio la señal para que le recogiera, se sintió algo triste, pero siguió mirando con esperanza de que llegara.




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