Ashes Of Dominion: Sangre y Elementos

Episodio 6. Sombras del Pasado

Kael después de ser lanzado por Layne cayó de espaldas sobre una gruesa rama, la cual crujió bajo su peso, pero no se rompió. Desde ahí, con los brazos cruzados y una ceja arqueada, murmuró con fastidio:

—Esa mocosa… ¿¡Cómo se atreve!? ¿Acaso nadie le enseñó modales? ¿Ni sus padres ni alguna escuela de señoritas? Estos jóvenes de ahora no respetan a sus mayores…

Brax, agitado, lo buscaba entre los arbustos.

—¡Kael! ¿Dónde estás?

Desde la altura, Kael alzó la mano despreocupadamente.

—Aquí arriba… descansando mi dignidad rota.

Brax lo vio… justo a tiempo para ver cómo Kael caía con estilo acrobático, aterrizando en cuclillas, con una sonrisa arrogante.

—Creo que lo del maestro no fue tan buena idea… —suspiró Brax.

Kael, con el rostro más decidido que nunca, se incorporó.

—¿Estás loco? Ahora quiero aprender más de ese viejo…
Y si esa chica sigue ahí… quiero enfrentarme a ella.

—Por sus habilidades, su control de dos elementos… diría que no es de por aquí —comentó Brax, pensativo—. Tal vez sea una noble de Valyria…
O peor… puede que sea parte de Dominion.

Kael resopló.

—No me importa. Solo sé que quiero una revancha.
Y quiero patearle el trasero a esos malditos gólems también.

Brax lo miró, y tras una pausa, sonrió.

—Vaya, amigo… tú sí que eres determinado.
Está bien, capitán. Te seguiré adonde sea que vayas.

Kael sonrió, y ambos chocaron los puños con fuerza.

—Perfecto, mano derecha.
Vamos de nuevo… con nuestro “adorable” maestro.

En la casa del viejo…

Layne aún seguía de pie, se había quitado la capucha de la cabeza se podía ver su rostro delicado mientras su cabello atado a una cola alta se movía levemente con el aire. Sus ojos marrones dorado, afilados como cuchillas, estaban fijos en el anciano que alguna vez fue su maestro.

El anciano la miraba con seriedad, pero también con algo que muy pocos podían leer: duda.

—Tus ojos —dijo finalmente, con tono reflexivo—. Son iguales a los de ese chico.
Incluso tienen un aire…bastante familiar.
¿Lo conoces?

Layne arqueó una ceja, ligeramente divertida.

—¿A quién te refieres?

—Al chico que lanzaste por los aires hace un momento.

Layne desvió la mirada como si se tratara de un dato irrelevante.

—¿A ese? No. Nunca lo había visto en mi vida.

El anciano no parecía convencido.

—¿Estás segura? Se parecen… aunque ese muchacho se ve más amable y más gentil.

Layne se cruzó de brazos y sonrió con ironía.

—¿Insinúas que yo soy una fría, calculadora y cruel persona?

—No lo insinúo. Lo afirmo.

—Ja… También soy sádica, ¿no?

El anciano no respondió, pero bajó ligeramente la mirada, como si los recuerdos lo golpearan.

—Sé que Arka te encontró siendo apenas una niña…
¿Nunca te has preguntado si tenías otra familia? ¿Si alguien te buscaba?

El rostro de Layne se endureció. Su voz se volvió gélida.

—No.
Mi única familia es mi madre, Arka Virell.
No conozco a nadie más.
Y sinceramente… no me interesa.

—¿Y si alguien aún te estuviera buscando?

Layne soltó una risa amarga.

—Entonces estarían desperdiciando su vida buscando a alguien que no quiere ser encontrada.

—Sé lo que estás intentando, maestro —dijo Layne con tono firme—.
No funcionará.

—¿A qué te refieres? —dijo el anciano.

—Estas tratando de evadir el tema haciendo estas estúpidas preguntas acerca de mi pasado, pero eso no me detendrá para encontrar lo que quiero.

—Ya te dije que no lo encontraras Layne, no pierdas tu tiempo en algo tan absurdo —preguntó él, directo.

Layne se giró hacia la salida, sus pasos elegantes pero peligrosos. Entonces ella dice en tono desafiante:

—Ya lo veras maestro. Buscaré por todos lados. Si tengo que poner esta región patas arriba, lo haré.
Aldea incluida.
Montaña incluida.
Y si tengo que destruirla en el proceso… también lo haré.
Sin remordimientos ni dudas.

El anciano gruñó. Su rostro se ensombreció.

—Vaya, después de todo…
Sí te sigue importando la gente, viejo cascarrabias —dijo Layne con una sonrisa baja.

—Pero por hoy, será mejor que me vaya.
Antes de que ella venga a buscarme.

El anciano alzó una ceja.

—¿"Ella"...?

—Le dije que llegaría este mismo día a casa y si tardo más de lo necesario de seguro viene a buscarme… y no estoy de humor para discutir con mi madre el día de hoy.

Se detuvo justo antes de salir y lanzó una última mirada por encima del hombro.

—Pero no me malinterpretes… aunque me vaya seguiré buscando a ese Arcáneo. Aunque sea lo último que haga.

Y con voz suave pero firme, sentenció:

—Después de todo, cuando un Arcáneo decide asentarse en un lugar…
es casi imposible moverlo. Eso fue algo que tú me enseñaste muy bien, maestro.

El anciano la llamó una última vez.

—¿Qué harás si lo encuentras? ¿Se lo llevarás a Venaris?

Layne detuvo sus pasos. No se giró.

—Tengo mis propios asuntos.
No todo en mi vida gira en torno a Dominion.
Hay cosas más importantes.
Y más peligrosas… que el Lord Venaris.

Y se marchó, dejando atrás el crujir de sus botas sobre la tierra.

El anciano cerró los ojos un momento y murmuró:



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En el texto hay: elementos, anime, aventura humor

Editado: 24.08.2025

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