Ashes Of Dominion: Sangre y Elementos

Episodio 12. El Ultimo Golem… Armas de Acero

El sol ya comenzaba a descender por detrás de las colinas cuando Kael y Brax cayeron de rodillas en el suelo rocoso, cubiertos de sudor, polvo y heridas leves, pero con una sonrisa de triunfo dibujada en sus rostros exhaustos.

Frente a ellos, el último golem de entrenamiento, el de 3 metros se desmoronaba en mil pedazos, con un estruendo seco que resonó en todo el monte como una victoria anunciada. Los dos amigos se miraron jadeando, y sin pensarlo dos veces, chocaron los puños con fuerza, celebrando como si hubieran derribado a un dios.

—¡Sí! ¡Lo logramos! —gritó Kael entre risas temblorosas.

—¡Al fin terminamos con estos malditos golems! —respondió Brax con una carcajada que acabó en un quejido de dolor muscular.

Aun de pie en la gran piedra, Ginthar los observaba con los brazos cruzados, sereno como siempre. Dio unos pasos hacia ellos, y sin decir palabra, les lanzó dos botellas de agua que giraron en el aire antes de que cada uno atrapara la suya.

—Bien hecho, muchachos. —su voz sonó tranquila, pero cargada de respeto—.
Tardaron más de lo que esperaba… pero fueron determinados, y eso es lo que cuenta.

Kael bebió como si no hubiese probado el agua en días, luego se secó la boca con el dorso de la mano y dijo con una chispa en los ojos:

—Entonces, maestro… ¿ya estamos listos para ser nivel medio? ¡Dígame que sí!

Ginthar asintió. —Sí. Lo están. Pero… —añadió con seriedad— lo harán por separado.

Kael y Brax se miraron, confundidos.

—¿Separados? —repitió Brax—. Pero si acabamos de demostrar que juntos funcionamos muy bien. Usted lo vio.

—No se trata del trabajo en equipo, Brax —respondió Ginthar, acercándose—. Se trata de que sus elementos se manejan de manera muy distinta. Lo que uno necesita, el otro no. Y si no aprenden solos, siempre dependerán de otro para avanzar.

Entonces miró a Brax directamente.

—Tú, Brax. Tu elemento es la tierra. Es el más fácil de moldear, porque ya es sólida. Puedes darle forma, levantarla, destruir con ella el único límite es tu imaginación, pero eso solo es lo superficial, lo que aprenderemos ahora… es a sentirla.

—¿Sentirla? —repitió Brax, algo confundido.

—Sí —Ginthar señaló una colina de arena en un rincón del jardín—. Allí hay una pequeña montaña de arena acumulada, yo la uso para conectar con la tierra, tienes que ver la tierra como una extensión de tu cuerpo, no como una herramienta. Debes fundirte con ella, dejar que tu mente y ella hablen sin palabras. Solo así dominarás tu elemento más allá de la fuerza bruta.

Brax asintió, tragando saliva. —Suena más difícil de lo que pensé… pero lo intentaré.

Ginthar sonrió apenas y luego giró hacia Kael.

—Tu caso es distinto, Kael. El agua es suave, impredecible… pero peligrosa, tu control sobre ella es débil aún, tienes que dejar de pelear contra el agua y empezar a escucharla, lo que te dice o no te dicen las ondas del agua. Aprende cómo fluye, cómo se adapta, cómo golpea sin forma y sin aviso, no la domines, aprende de ella. Sé agua.

Kael bajó un poco la mirada, decepcionado.

—…Pero yo solo quería hacer una espada de hielo, como esa mocosa arrogante…

Ginthar cruzó los brazos con una leve risa.

—No podrás crear una espada de hielo todavía, para eso necesitas un nivel intermedio de control. Pero por ahora, puedes aprender a usar una espada real de acero, y aprender a combinarla con tu elemento.

—¿Una espada de verdad? ¿En serio? —Kael frunció el ceño, algo frustrado.

—Sí. Nuestros elementos son poderosos solo cuando nuestros cuerpos lo son, si te quedas sin energía elemental, tu elemento se vuelve más débil y deja de fluir, y si peleas más haya de tus limites, tu núcleo elemental colapsara y podrías morir, es por eso que incluso los Cuatro Generales usan armas de apoyo, saben que la energía y la fuerza se agota, pero el acero no traiciona.

Brax se incorporó, aún adolorido, con una chispa en los ojos.

—¡Yo quiero un hacha de doble filo!

Kael lo miró con burla.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Siempre quise tener una —respondió Brax con entusiasmo— y pega más con mi estilo, además es brutal, pesada, agresiva… como yo. ¡Perfecta!

—¿Y los generales de Dominion usan armas? —preguntó Kael, aún incrédulo.

Ginthar asintió con seriedad.

—Sí, cada uno tiene un arma distinta, Ranuz empuña una espada descomunal, imponente como su presencia. Layne domina una lanza de doble hoja, que puede desmontar en mitad del combate y adaptarse al ritmo del enemigo. Kara tiene unas cuchillas cortas que mueve con una precisión y velocidad que te dejarían en el suelo antes de parpadear. Y Thanus usa un mangual brutal, perfecto para su temperamento agresivo.

—Vaya, Maestro —dijo Brax—. Para alguien que lleva tres años aislado aquí, conoces muy bien a todos ellos.

Ginthar bajó la mirada, con una sombra de nostalgia en el rostro.

—Esos chicos… fueron entrenados para reemplazarme algún día, cuando yo era el primero en la cima, Ranuz fue el segundo, Layne la tercera y Kara la cuarta. A esos tres los conozco mejor que a mí mismo. Y ese idiota de Thanus… fue el último. Lo ascendieron cuando yo me fui, solo lo veía entrenando duro todos los días sin descanso, obsesionado con volverse general, y al final lo logró.

Kael se levantó, estirando los brazos.

—Está bien. ¡Tendré mi espada de acero entonces! ¿Dónde la conseguimos?

Ginthar sonrió con un dejo de picardía. —En esta aldea hay un herrero, el mejor de toda la región, todas las pandillas del lugar vienen a él.

Brax alzó una ceja divertido. —Para alguien que no quiere saber nada del mundo, sabes demasiado desde esta montaña.

Ginthar se giró, caminando hacia su casa mientras respondía con una risa seca:

—Te equivocas, muchacho, salgo de vez en cuando… solo para asegurarme de que el mundo aún no se ha ido al infierno…o para comprobar si soy el último sobreviviente de Elandar.



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En el texto hay: elementos, anime, aventura humor

Editado: 24.08.2025

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