La noche caia con total calma y tranquilidad en Valyria, la noche comenzaba adornarse de estrellas, como si cada una contara o escuchara un secreto con total admiración. En el cuartel general de Dominion el viento silbaba contra los cristales como un susurro calido en una oficina amplia, sobria, sofisticada y cuidadosamente ordenada, en el centro detrás de un imponente escritorio de madera negra con detalles de obsidiana verde, estaba Arka Virell, imponente, serena y elegante, hojeaba infomes con la precisión de un cirujano mientras hacia los presupuestos de los recursos de Valyria.
Se quito las gafas de lectura con un suspiro agotador, se dispuso a buscar algo en una de las gavetas de su escritorio, al entrar la mano, rozo una bolsa, Arka abrió mas la gaveta, y ahí la vio, una bolsa repleta de dulces, al mirarla el rostro cansado de Arka tomo un brillo mas calido, con una sonrisa suave, toco con delicadeza la bolsa.
––Se los quite justo a tiempo antes de que partiera. ––susurro para si misma––Esa niña, si se da una sobredosis de azúcar puede acabar con la región completa––una risa bajita salio de su boca.
Arka se levanto de su asiento y se dirigio al gran ventanal de su oficina, contemplo las grandes vistas que regalaba Dominus Lux, sus casas y edificios repletos de luces que parecían ser una pequeña extensión del cielo completamente estrellado.
––Por suerte en Kaer`Marun aun no es la época del año donde venden sus dulces favoritos, no es bueno para alguien en pleno desarrollo comer tanta azúcar.
La mirada de Arka se torno mas profunda, vulnerable y nostálgica, una tierna sonrisa adorno su rostro, aquella sonrisa que solo tenia reservada exclusivamente para Layne, como si detrás de aquel ventanal pudiera ver a su hija frente a ella.
––Si alquien me hubiese dicho hace once años atrás, cuando no me importaba nada mas que yo misma, que tendría al siguiente año, una hija a la que amaría con toda mi alma, no lo hubiera creido en lo absoluto. ––el silencio la envolvió en una calida paz indescriptible ––Y mírame ahora, daría mi vida por mi Layne, esa pequeña se volvió todo mi mundo.
Arka regresa la vista a su escritorio donde tiene una pequeña foto reciente dentro de un marco de caoba, eran ella y Layne con grandes sonrisas en una feria, ambas sostenían un peluche cada una, Arka contempla la imagen con dulzura.
––Y pensar que es dia en que la rescate no iba a ir a esa misión, pero tenia un gran presentimiento imposible de ignorar. ––toma la fotografía con delicadeza casi solemne. –– Y justo en esa misión encontré mi mas hermosa casualidad, si me dieran a elegir… la elegiria a ella una y otra vez.
Cerró los ojos por un instante y luego los abrió para mirar de nuevo por el ventanal aun con la fotografía en la mano.
––¿Qué estaras haciendo ahora, cariño?
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En Kaer`Marun, en la región de Daxon, en lo profundo de una montaña, oculta tras un sistema de tuneles antiguos, Layne caminaba con total calma ya con sus tenis blancos puestos, su andar era sofisticado e imperturbable, cada paso era mas firme y decidido que el anterior, paso por unos pasadizos antes de llegar una parte mas amplia donde la esperaban seis de sus mas grandes aliados, tres hombres y tres mujeres completamente leales a ella, su equipo elite formado por duales avanzados de diferentes elementos cada uno.
Los seis estaban vestidos con ropa de camuflajes, listos para cualquier orden de ella.
Al verla hicieron un saludo respetuoso con una leve reverencia, Layne se detuvo frente a ellos, y con una sonrisa firme y decidida, dice con autoridad indiscutible:
––Muy bien, ya eres hora de trabajar.
Los seis asintieron al unísono, no había preguntas, solo ordenes y una misión por delante.
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En la montaña Hollow, en la casa de Ginthar, el calor del hogar contrastaba con el frío de afuera, en la mesa, iluminada por lámparas de aceite, Kael, Brax, Lyra, Ginthar y ahora la pequeña Nya estaba junto con ellos, cenaban en completo silencio, el ambiente aun estaba cargado por los ecos de la masacre anterior gracias a Layne.
La sopa humeaba, pero la tensión era mas densa que el vapor. Kael mantenía la mirada fija en el plato sin deseos de probar bocado, aun estaba furioso y se sentía completamente humillado, hasta que rompió el silencio.
––Por cierto, maestro, esa mocosa llamó a Nya “Arcaneo”. ––dijo Kael mirando fijamente a Ginthar. ––¿Qué demonios son esas cosas?
Brax se atragantó con la sopa y escupió una parte sobre la mesa, Lyra miro a Kael con una ceja arqueada con curiosidad.
––¿Acasó no sabes lo que es un Arcaneo? ––dice Lyra con leve fastidio–– ¿De dónde vienes? ¿Realmente eres de Elandar? Se supone que eso es lo primero que te enseñan en las escuelas, ¿Acasó no fuiste a una por estar detrás de las chicas?
Kael se encogió de hombros, su tono despreocupado contrastaba con la verdad brutal que estaba a punto de soltar.
––No, nunca fui a la escuela––dice con tranquilidad. ––Mis padres murieron el año donde tenia que comenzar a ir a la escuela, me enfoque en protegernos a mi y a mi hermana, no tenia tiempo de pensar en tomar un lápiz y sentarme en un pupitre mientras escucho hablar aun maestro acerca de historia cuando mi hermanita me necesitaba.
El silencio se volvió incómodo en toda la sala, Lyra bajo la cabeza avergonzada.
––Lo siento Kael, no lo sabia, no debi hablar de más. ––Lyra levanta la mirada y ve a Kael que tiene una leve sonrisa, aunque en sus ojos se podía ver como esas escenas pasaban una y otra vez en su mente. ––Puedo saber, ¿Qué paso con tu hermana?
Kael bajo la mirada, como si esos recuerdos aun fueran muy vividos para él.
––Una pandilla se la llevó cuando tenia cuatro años. ––Kael cierra los puños con furia y aprieta los dientes. ––Esos malditos me la arrebataron enfrente de mis ojos y yo no pude hacer nada, solo vi como se la llevaban mientras ella me gritaba por ayuda. ––levanta la mirada con determinación. ––Desde ese entonces la estoy buscando, se que esta viva lo siento en cada fibra de mi ser.
Editado: 22.09.2025