Región Ressan, Ciudad Urtrox
El sol descendía lento, tiñendo el horizonte de tonos anaranjados y rojizos que se mezclaban con el azul que aún resistía en el cielo. La luz se filtraba entre las nubes dispersas, proyectando sombras largas y definidas sobra la tierra. El aire adquiría una calma densa, como si todo se detuviera un instante antes de que la oscuridad tomara el relevo.
Pero dentro de la mazmorra, en la celda, Ranuz no sabía si era de dia o de noche, aún tenía los grilletes que poco a poco iban consumiendo su energía elemental, Ranuz trataba de mantenerse erguido pero el cansancio y el dolor de sus músculos era insorportable, todo su cuerpo temblaba, sentía como iba muriendo lentamente, su respiración era tan pesada que sentía cientos de aguja perforarle los pulmones, sus parpádos se estaban debilitando, y lentamente la sangre salía de su nariz y oreja, sintiendo una gran opresión en el cuerpo.
Ranuz escuchó pasos acercarse a la celda, y aguantando el dolor inmensó que sentía se irguió rápidamente tratando de fingir absoluta calma, aunque su mirada no mentía, tenía un fuego abrasador inmenso que lo mantenía más firme que nunca ante la situación que estaba viviendo.
Ronter se acercó a la celda con paso tranquilo, con una sonrisa triunfante, como si estuviera observando el mayor premio del mundo delante de sus ojos, Fischer estaba al lado de él con una sonrisa burlona, el solo hecho de que él logró vencer a una figura tan imponente como Ranuz Astrus lo llenaba de un orgullo difícil de describir.
––Vaya, vaya…General mira la hora que es y aún no veo movimientos de que vengan a buscarte. ––dice Ronter burlón con una sonrisa ladeada. ––¿Acaso será que ya se olvidaron de ti y pusieron en tu lugar a la sádica de Layne?
––Nadie es indispensable en Dominion, exepto el Lord ––dice Ranuz tratando de sonar firme y seguro, pese al dolor que sentía en todo su cuerpo––Además estaré más que feliz y tranquilo si Layne está al frente de Dominion… puedo morir en paz. ––su sonrisa se volvió desafiante. ––Además…te puedo asegurar que ahora mismo, esos sádicos a quienes tengo el honor de llamar compañeros, ya vienen por mi.
––¿Por qué estas tan seguro de eso Astrus? ––Ronter se cruza de brazos con una ceja arqueada. ––¿No me digas que es por algo tan absurdo y cursi como el poder de la amistad?
Ranuz ríe con burla, y dice con un tono que mezcla lo firme con lo frío: ––¿Poder de la amistad? ¡Bah! Eso es lo más absurdo que he escuchado…lo que los motiva a venir es que nunca han podido vencerme en combate…y creéme esos tres son muy competitivos, y no soportarían la idea de que otra persona haya podido conmigo y ellos no.
––Entonces…eso quiere decir que soy superior a los cuatro grandes generales de Dominion, ¿no? ––dice Fischer con su sonrisa arrogante cruzado de brazos. ––No pudiste deterner la sinfonía carmesí y dudo que Layne pueda conmigo si la usó contra ella.
––Tengo una duda. ––Ronter se pone un dedo en el mentón. ––¿Tú no controlas la sinfonía carmesí? Después de todo eres un cuadrúple supremo.
––Si tengo control sobre ella, pero no de la manera sádica de Layne y este chico, me parece algo horrible. ––dice Ranuz mientras le sostiene la mirada a Fischer. ––Solo controló la sangre del enemigo para hacerlo caer o apartarlo de mi camino, no haciéndolo explotar o sufrir de manera innecesaria…pero te aseguro que esa técnica no funcionará contra Layne, fue ella quien la desarrollo de esta manera, y de seguro que también desarrollo una manera de contrarrestarla.
––Eso quiero verlo con mis propios ojos. ––dice Ronter con un filo en la voz con los ojos entrecerrados. ––Este lugar se convertirá en la tumba de los cuatro generales.
Ranuz tosé sangre con violencia manchando el suelo, y su cuerpo traicionero se desploma, baja la cabeza jadeando, intentado recuperar el aliento. Ronter lo observó un instante y sonrió con una mueca afilada, cruel.
––Por lo visto tus compañeros te encontrarán muerto. ––Ronter arquea una ceja divertido. ––Podemos poner tu cabeza en una lanza en la entrada del cuartel… esto motivara a esos tres entrar y acabar de una vez con sus vidas. ––Ronter se encoge de hombros con aire burlón. ––Solo espero que ese zorro astuto tenga a sus reemplazos listos, porque sino…Dominion caéra.
Y soltó una carcajada gutural que resonó como un eco maligno.
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Afuera del cuartel general de los Abbyswalker, a varios metros de distancia, oculta en una colina observando todo de pie, con binoculares con ojos de halcón escaneaba el territorio como los de una depredadora acechando a su presa y una sonrisa desafiante adornando su rostro juvenil, con una calma desarmante que apuntaba a lo escalofríante, ahí estaba Layne, ya no vestía su uniforme de segunda general de Dominion, ahora estaba con un actuendo más cómodo y libre para atacar, un short depostivo negro, una camiseta roja deportiva sin mangas y unos tenis blancos ligeros, su cabello estaba recogido en una alta y firme cola de combate.
A ambos lados de Layne, observando el territorio estaban sus hombres más fieles y leales solo a ella y a Arka, Saulon un hombre alto, musculoso, raspado, de ojos verdes intensos, dual avanzado de tierra y aire, y Gina una mujer alta, de cuerpo atlético, cabello corto color rojo, ojos de color rojo, dual avanzado de fuego y agua, ambos estaban con ropa de combate negro. Arka estaba al lado derecho de Layne, también vestia ropa de combate, pero un poco más ajustada, sus ojos eran bisturí mirando todo con precisión quirúrgica, el ambiente era tenso pero calmado, gracias al aura que emanaba de Layne.
––Bien, el plan es sencillo en teoría…yo seré la distracción, mientras que Saulon y Gina van a rescatar a Ranuz…de seguro lo tienen en una mazmorra con los grilletes especiales hechos en Kiria, lo sacan de inmediato y no se preocupen por mi…nuestra prioridad absoluta es rescatar a Ranuz…y yo nunca he perdido una batalla. ––la voz de Layne salió con pura convicción y firmeza autoritaria que no recibia ni una sola réplica.
Editado: 13.10.2025