Así no se mira a alguien

~ CAPÍTULO 3 ~

POV: Alex

Iba corriendo tan rápido que no me fijé y la empujé sin querer. Estaba a punto de disculparme cuando ella habló primero:

—Dios, apenas estamos llegando y ya haces tus estupideces. ¿Podrías coordinar mejor tus neuronas y cederme el paso, o te vas a quedar mirándome? —las palabras de Emily sonaron filosas, pero su seguridad las volvió convincentes; incluso parecían quedarle bien. Sus rizos marcados enmarcaban el rostro y su piel morena la hacía aún más hermosa, lo que me irritaba porque, aun así, me gustaba más de lo que debería.

—Buenos días para ti también, Emily —respondió Lindsay por mí—. Mi amigo claramente iba a cederte el paso y quizá disculparse, pero siempre te adelantas a los hechos.

Fue raro escuchar a Lindsay defenderme así; no es su costumbre.

—Ajá —dijo entonces la chica de cabello negro y corto que estaba junto a Emily—. ¿Nos darás el permiso o tendremos que quitártelo? No te has movido ni un centímetro. —Tenía los puños apretados y la cara tensa.

—Oh, sí, perdón. Fue mi error. Adelante, pasen —salí con una voz que me sonó tonta incluso a mí.

Emily dejó pasar a sus amigas y, justo antes de entrar, chocó su hombro con el mío de forma intencional. Sentí el contacto y no pude evitar que me subiera una mezcla de rabia y vergüenza.

—No sé cómo puedes estar enamorado de alguien así; crees que es mejor que los demás solo por ser lista —dijo Lindsay con un tono que buscaba molestarme. Me incomodó que continuara, pero Max intervino a tiempo.

—¿Alex, esa partitura es la que la profesora Norbury necesitaba? ¡Entonces, ¿por qué sigues aquí? Llévala ya! —Max cortó la discusión y le agradecí por ello. No me apetecía empezar una pelea con Lindsay en la mañana.

Con algo de prisa corrí hacia el auditorio. Varias personas ya estaban acomodándose; la profesora Norbury me buscó con la mirada, evidentemente preocupada.

—¡Profesora Norbury, ya llegué! —grité, levantando el atril para que viera que lo traía.

Su expresión se relajó y se acercó.

—Alex, dijiste que vendrías lo más rápido que pudieras; estuve pensando que no llegarías —me dijo en voz baja, como regañándome.

No respondí; le pasé el atril y me aparté. Busqué el mejor asiento cerca del escenario porque, cada año, Emily daba ese discurso de bienvenida que dejaba a todos prendidos: carisma, control del público y una presencia que comía el espacio. Quería verla de cerca.

Conseguí el asiento y reservé otros para mis amigos. El lugar se fue llenando. Vi que el grupo de Emily también consiguió sitios cercanos; noté a su mejor amigo mirarme de forma peculiar y decir algo en voz baja a las chicas que lo acompañaban.

Max llegó arrastrando a una Lindsay con vergüenza inconfundible; se sentó a mi lado como si nada.

—Eres un grosero —dijo Lindsay, cruzando los brazos—. Los hombres de verdad no dejan a las mujeres a medias ni las interrumpen.

—¿Si no somos “hombres de verdad”, entonces qué somos, perros? —le contesté, a ver si reaccionaba. La quiero, pero esas actitudes me sacan de quicio.

—Ni siquiera se pueden comparar con los perros; ofendes a esas criaturas indefensas —respondió ella,irritada. Pude ver que empezaba a molestar y preferí no insistir.

—Avisen si van a pelear para levantarme y buscar otro sitio —metió Max de forma graciosa—. No quiero ser parte de esto.

Antes de que pudiera replicar, el auditorio quedó en silencio: la ceremonia comenzaba. Todos los profesores y el director estaban en el escenario.

—¡Buenos días a todos: estudiantes, personal administrativo y docentes de Central Los Ángeles Area High School! —exclamó el director Parker con su voz imponente.

—Antes de comenzar con el protocolo, nos complace presentar el discurso de bienvenida a cargo de la alumna con el mejor promedio del año pasado. ¡Un fuerte aplauso para Emily Hunter! —anunció. El auditorio estalló en aplausos cuando Emily subió al micrófono con paso tranquilo y una sonrisa segura.

—Distinguidos directivos, profesores, personal administrativo y queridos compañeros —comenzó Emily—. Es un honor dirigirme a ustedes en este inicio del nuevo año escolar. Nos reunimos para celebrar la excelencia académica y el compromiso con la educación de calidad que nos distingue.

—En Central Los Ángeles Area High School nos enorgullecemos de ser exigentes y de brindar los recursos necesarios para que cada estudiante alcance su máximo potencial. Sea que tu interés esté en el arte, el deporte, las ciencias o la tecnología, aquí encontrarás apoyo y orientación.

—A los nuevos estudiantes: no teman esta etapa; están en el lugar indicado para crecer. Si han conseguido una beca, siéntanse orgullosos: su esfuerzo les ha abierto esta oportunidad.

—A los próximos graduados: estudiar aquí les ofrecerá grandes puertas y oportunidades gracias a la formación integral que reciben. Les animo a aprovechar todo lo que la escuela ofrece y a trabajar con dedicación para alcanzar sus metas.

—Bienvenidos al nuevo año escolar en Central Los Ángeles Area High School, donde la excelencia es nuestro compromiso. —Su voz sonó firme; la gente aplaudió de nuevo y, tras una breve reverencia, cedió el micrófono al director Parker.

—Gracias, Emily —dijo Parker—. Como recordatorio, esta semana será de diagnóstico y preparación: se informarán materias, profesores guía, cursos electivos y actividades deportivas. La elección es personal, pero la participación es obligatoria.

Comenzaron a asignar secciones y a anunciar los cursos. El listado fue largo: Filosofía, Escritura y Literatura; Álgebra II y Geometría Avanzada; Biología Avanzada, Química, Física; Historia de la Humanidad, Gobierno y Economía; y Educación Física. Al oírlo, supe que mejorar el promedio no sería fácil.

—De las cuatro secciones de décimo grado —continuó el director—, la profesora guía de la Sección A será Lily Parker (Filosofía, Escritura y Literatura); en la Sección B, Marcus Coleman (Economía); la Sección C estará a cargo de Abbie Lewis (Física); y la Sección D, Andrew Moore (Biología Avanzada).




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