Así Soy [saga Arévalo #8]

Capítulo 6

Ezequiela

Me desperezo en mi cama, me siento mejor, me pongo de costado y  veo algo brillar que llama mi atención, estiró la mano y me encuentro con una cadena...¡Marcus!.

Cierro los ojos al recordar que Marcus durmió junto a mi, miró aquella cadena y no se me ocurre como devolversela... entierro la cabeza en mi almohada... me incorporó al escuchar mucho movimiento en la casa..¿Qué rayos?

Me levantó y me voy a cepillar los dientes y pasarme el cepillo por mi cabello.

Así descalza salgo de la habitación y el ruido es mas fuerte, bajo las escaleras y mi sala es un caos total, donde vea hay hombres con monos blancos, poniendo ¿alfombra nueva? ¿mis muebles con los resortes de fuera que se hicieron? Me pellizco el brazo, pero no estoy soñando, tal vez estoy en una dimensión desconocida por que esos muebles que están ahí regios y orgullosos no son míos, desciendo y al entrar al comedor me detengo... ya no está el viejo comedor que una pata estaba sostenida con ladrillos por que se había quebrado, ahora hay uno de vidrio, grande y cuadrado como para mil personas.... no es literal.

Sigo caminando hacia la cocina... Marie es puro dientes, la estufa de leña a sido sustituida por una grande y moderna.

—¿Qué mierdas pasa aquí? — Marie me echa aquella mirada de desaprobación.

—Ese lenguaje no me gusta — me cruzó de brazos.

—¿Qué pasa aquí? — Marie pone sus brazos en jarras.

— Tú le dijiste a tu familia que podían hacer lo que quisieran en el rancho— me quedo de una pieza no recuerdo esa parte.

—¿Yo?— Marie asiente.

—Veo que aún estabas borracha que no te acuerdas— camino como una autómata, veo hombres salir de la biblioteca y me dirijo ahí.

Uno de los gemelos está sentado ante un ¿computador? y el detective en otro escritorio, ambos están concentrados revisando cada factura que habitaba en la casa, el libro de cuentas esta siendo revisado minuciosamente y sus registros están siendo ingresados en el computador.

— ¿Qué rayos pasa aquí? —ambos levantan la cabeza y me miran confundidos, cierro los ojos, ¿también lo autorice?

—Estamos revisando las cuentas tal como nos dijiste— echo un vistazo a la biblioteca y todos los muebles menos los libreros son nuevos.

— ¿Qué le pasó a mi casa?

—Hemos cambiado todo, las paredes fueron lavadas, los pisos igual —me siento.

—¿Acaso dormí 100 años?, no pudieron hacer toda esta mierda en poco tiempo— subo mis pies al asiento y me abrazó.

—Contratamos al personal suficiente para hacer todo rápidamente.

—¿Los muebles?

— Pagamos y los vinieron a dejar inmediatamente.

—No tengo para pagar todo esto—abró los brazos como abarcando todo.

—Nadie te lo está cobrando, ya todo está pagado—dirige su atención al computador y me ignora.

— ¿Quién eres?— él me mira.

— Salomón, yo soy el financiero, Sèbastien el escritor.

Suspiró y cierró los ojos.

— Vinieron a dejar tu camioneta—abro los ojos de golpe y miró a Salomón.

— ¿La camioneta?— trago grueso.

Salomón se recuesta en la silla y se cruza de brazos.

—El hombre que vino a dejarla sólo nos dijo que el señor Marcus la enviaba, ¿le paso algo a la camioneta?

Me quedó en silencio, hoy no me siento yo misma, no encuentro las palabras, Marcus me ha sacado de mi zona de confort.

—Voy a comer algo — Salomón me mira.

—Hemos investigado y la hacienda El Destino—siento mi piel erizarse — Tienen el mejor programa de crianza, he pedido una cita y el dueño aceptó venir — siento que me voy a desmayar... —¿Estás bien?

—¿Venir? —Salomón asiente, mira su reloj.

—En media hora, espero sea puntual.

Mi cerebro procesa media hora, me doy la media vuelta y salgo como rayo a mi habitación, me duché rápidamente y me puse una blusa con unos jeans, cepille mi cabello y estaba pensado en trenzarlo cuando escuchó un auto llegar, dejó el cepillo en su lugar, respiró y exhaló. Salgo de la habitación y bajo lentamente, esperaba que no fuera....

— Buenas noches— me quedó inmóvil mientras aquellos ojos azules como la noche me miran con furia.

Salomón estrecha la mano de Marcus y lo invita a sentarse, él mira alrededor y se sienta.

Salomón levanta la mirada y me mira.

— Ezequiela baja—hasta ese momento mi cerebro se acuerda que estoy en medio de las escaleras, termino de bajar y me acercó a ellos, no sé donde putas sentarme,  ya estaba acostumbrada a esquivar los resortes de fuera de los muebles anteriores, estos se veían cómodos.

Me siento y suspiró no deseo ver al rostro a Marcus, no después de haberme entregado a él sin vergüenza alguna.

Salomón comienza a hacer las preguntas de crianzas y Marcus a responder, Marie aparece con una bandeja de café lo sirve y niego al darme cuenta que hasta la loza es nueva, nada de cacharros viejos.

Me centro en mirar a Marcus detenidamente... es guapo... y me vuelvo a hacer la misma pregunta ¿por qué no lo había notado?, me sonrojo al darme cuenta que fui descubierta observándolo, su mirada es dura... aunque no es novedad, Marcus siempre me miraba con dureza, aunque nunca entendí el motivo.

Los seguí escuchando pero después sus voces se volvieron un zumbido en mis oídos trataba de recordar la noche que pasé con Marcus, está mañana había salido como alma que se lleva el diablo, creo que a ningún hombre le agradaba saber que una mujer había olvidado los momentos que pasaron juntos.

Parpadeó al notar que la reunión ha terminado, Salomón se ha puesto de pie y está estrechando la mano de Marcus, no se en que rayos quedaron, espero que no busquen asistencia de Marcus...

—Te esperó mañana Marcus, creo que me mudare aquí para dar seguimiento al programa— Marcus me miró rápidamente y su mandíbula estaba apretada ¿y ahora?

Recordé la cadena que su dije era el anillo de matrimonio de Marcus...

— Te acompañó—Marcus no dijo nada solo me siguió a la salida.




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