Una nueva mañana se abrió con el paso de la salida del sol. Un nuevo día, trabajo que hacer y cosas que aún vagaban por su mente.
No podía olvidar la propuesta de aquel sujeto. Por más que lo intentaba no salía de su cabeza. Incluso le había llegado a afectar en sus clases, pues apenas había prestado atención a su profesor. Tendría que pedirle prestado a Moonbin sus apuntes.
Por suerte no había muchos pedidos que llevar tras pasar la mañana, por lo que optó por ayudar el resto de la tarde en el restaurante. Su madre le había pedido que preparara esta vez aquella comida que aprendió viendo la televisión, y es que ese platillo le salía tan bien.
Sanha hasta podría presumir que era su especialidad.
Llevaba horas dentro de aquella habitación caliente, y aunque algunas cocineras se quejaban por el ambiente caluroso, él sonreía feliz por estar realizando lo que tanto le apasionaba. Cocinar.
Preparar platillos se había convertido en su pasión. Cuando era niño odiaba estar en la cocina y presenciar a su madre con los cuchillos y carnes en mano.
¿Quién diría que años después se sentiría feliz con solo preparar ramen o algún platillo difícil que observó en la televisión?
─ ¡Hijo, trae Kimchi para el joven! ─escuchó el grito de su padre desde afuera de la cocina, sacándolo de sus recuerdos de niño.
Finalmente el primer cliente que probaría su plato especial había llegado.
Con una sonrisa sirvió la comida en el plato, añadiéndoles pequeñas hojas para adornarlo. La primera persona que lo degustara tenía que sentir que era el especial del día.
Colocó el plato en una charola y salió de la cocina, mirando el suelo mientras caminaba. Llevar comida no era lo suyo, lo había intentado anteriores veces y sus padres habían salido perdiendo platos de comida que vender debido a su torpeza.
Aquel arte, de llevar comida a las mesas en una charola, se los dejaba a los jóvenes meseros que había contratado su madre.
Con cuidado, sin descuidar el equilibrio de sus manos, preguntó a su padre donde debía llevar el pedido. Emprendiendo camino hacia la mesa, alzó por primera vez su mirada para quedarse de piedra ni bien dejó el plato.
¿Es que tenía tan mala suerte?
─ ¿Qué... haces aquí? ─apenas pudo decir mirando a aquel engreído del día anterior.
No pudo evitar quedar boquiabierto. Quizás si tenía mala suerte, y mucha.
Escuchó como se dirigió a su padre y se presentó. ¿Que planeaba?
Nada bueno para él, seguro.
─ Un placer, soy amigo de su hijo. Cha Eunwoo.
─ ¡No es verdad! ─gritó molesto por aquel acto del chico rico.
Su padre estaba igual de sorprendido que él, pues estaba seguro de que pensaba en que era imposible que conociera a alguien de esa clase social. Tan bien vestido, elegante, con porte varonil y muy atractivo...
"¿Qué demonios? Si ser atractivo conllevaba personalidad antipática y ególatra, definitivamente le queda al chico rico"
Frunció su boca con aquellos pensamientos.
─ Pensé que querías a tu hyung, Saniboo ─volvió a la realidad cuando escuchó aquel sobrenombre.
─ ¿Qu..? ─intentó decir algo, sin embargo, de sus labios no salía ningún sonido o palabra.
"¿Qué planeaba el...? ¿Cómo se llamaba? Ah, sí. Cha Eunwoo, alias niño rico y ególatra"
Una vez salió de sus pensamientos internos quiso contradecir las palabras y fingida amistad que el pelinegro le había informado a su padre.
─ ¿Qué crees que...?
─ Sanha me dijo que tiene problemas con sus estudios ─sus palabras fueron cortadas─ Sé que está atravesando por algunas materias difíciles en su semestre y como tengo un Bufete Jurídico creo que podría ayudarle con eso.
"¿Qué tiene que...?"
─ ¿Por qué no me habías dicho Sanha? ─su padre le miró seriamente, impresionado.
De su boca no salía nada. Estaba igual de sorprendido que su padre con todas las palabras que había dicho ese tipo. Eunwoo.
─ Ayer habíamos conversado en que podía irse a vivir a mi casa ─escuchó que le decía a su padre. Pudo observar la sonrisa traviesa que tenía el pelinegro.
"Un momento. ¿Qué está pasando? Es imposible que mi padre crea en las palabras de ese egocéntrico. ¡Todo es mentira! ¿Porqué mi voz no sale?"
─ También le ayudaré con sus estudios, ya que aún conservo conmigo los apuntes de algunas materias. Seguro le servirá alguno. ¿Qué dice señor Yoon?
─ ¡Yoon Sanha!
Oh, no. Su padre nunca le llamaba así si es que no estaba molesto.
Cerró sus ojos ante lo que podía decirle su progenitor.
─ ¿Por qué no me dijiste?
─ Pa-papá ─balbuceó para lanzarle una mirada de odio a Eunwoo.
Desesperado por explicarle, tomó el brazo de su padre.