…tener que descubrir la identidad del otro?»
—Eres tú —dijimos al unisonó.
Durante esos dos años, no pensé que el primer encuentro de dos desconocidos que siempre hablan, que comparten cosas sobre sí mismos, y que nunca se habían visto, sería así. Parecía una historia que tal vez vería en películas, pero me estaba pasando. No queríamos dar ni siquiera nuestros nombres reales, e igualmente, ninguno de los dos había puesto una foto en nuestro contacto.
Pero ¿por qué ahora?
¿Qué juego era esté, bastante delirante?
Parecía tan perdido como yo, y ambos nos reímos nerviosamente. ¿Qué hacíamos ahora? La pregunta tenía simplemente una respuesta.