Vaya que Alejandro tenía razón. Después de la noticia, Evelyn decidió tomarse un tiempo para meditar las cosas.
Sobre analizarlo todo comenzaba a agobiarla, pensaba en ello la mayoría del tiempo. Apenas si había asimilado que Alex se iba a divorciar con tal de estar con ella y entonces llegó con esta noticia que no la dejaba en paz ni cuando se cepillaba los dientes.
Además, después de cinco días de estar incomunicados, Alex la ha buscado como un loco. Le manda mensajes por la mañana y por la noche, ha ido a buscarla a su departamento, pero ella ha preferido guardar distancia, aún no tenía una respuesta.
—¡Pero si yo le dije que por eso me divorcié! —Decía para sí misma, mientras remojaba el pincel—. ¡Aghh! ¿Por qué me complicas más las cosas Alejandro Mena?
A pesar de que ha buscado distraerse terminando la pintura de Bailey, seguía dándole vueltas al mismo asunto. ¿De verdad podría con eso? ¿En serio podría iniciar una relación con él sabiendo que va a tener un hijo? ¿Qué haría con eso? Por supuesto que él tendría que pasar los fines de semana con él, ella tendría que ser la figura materna por cuarenta y ocho horas, si ni siquiera pudo cuidar al chihuahua de su hermana mucho menos iba a poder cuidar a un bebé.
El sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos, dejó el pincel a un lado y se limpió las manos, caminando sigilosamente hacia la puerta para ver por la mirilla. Alejandro estaba ahí, otra vez.
—Evelyn, sé que estás ahí. ¡Por favor, ábreme!
Ella se negó con la cabeza, se alejó de la puerta una vez más. Ni siquiera pudo continuar pintando, quería tirar ya todo por la borda, lo único que quería hacer era huir unos días al rancho, pero sus responsabilidades con el corporativo en el que trabaja apagaron inmediatamente ese plan.
Hace tres días que Evelyn decidió ir al rancho de su familia, con la pintura de Bailey y un montón de dudas que no la dejaban dormir en paz. Lo único que quería era alejarse un poco de la ciudad, respirar aire fresco, dejar el celular a un lado porque se ha cansado de recibir mensajes de texto, de Alex, del administrador del edificio en el que vive y de su ahora ex jefe del corporativo. Sólo quería estar en el rancho, con su mamá y quería montar a caballo, actividad que aseguraba la haría olvidarse de todo aunque sea un rato.
Sin embargo parecía que el nombre «Alex Mena» la seguía a todas partes. No tenía ni idea de que su mamá y él permanecieron en comunicación todos estos años y que Alejandro le mandaba sus discos apenas salían al mercado. No entendía porque ambos le ocultaron eso, pero fue el punto de partida para contarle a su madre que han reconectado, para decirle todo lo que ha sucedido desde que se vieron en el club Arabella.
Y después de dos largas horas de conversación con su mamá, se dio cuenta de que aún tenía algo pendiente, el sobre que dejó encima de la cómoda de su habitación en el rancho era un recordatorio de ello, tenía menos de dieciocho horas para tener una respuesta y seguía indecisa.
De hecho, pasó gran parte de la noche pensando si era una buena idea ir a Guadalajara y vivir toda una experiencia que quizás jamás tendría la oportunidad de repetir o dejar a Alex plantado, alejarse como siempre lo ha hecho y dejar que las cosas sigan con el curso que deben seguir.
—¿Por qué siempre me complicas todo Alejandro?
Tomó de su maleta la cazadora café que él dejó en su apartamento el otro día, como se lo dijo en el mensaje de texto, no pensaba devolvérsela. Se sentó en la cama con la prenda en manos y decidió olerla, su fragancia estaba ahí y fue entonces que recordó aquella noche de que Alex entró por la ventana de la habitación en la que se encontraba ahora.
Pensó en qué estaba loco, se robó el auto de su padre para venir a verla y subió por un árbol para llegar hasta aquí. Evelyn sonrió al recordar aquella escena, él entrando y ella intentando hacer el menor ruido posible para no levantar sospechas, aún recordaba tan bien esa noche, quizás no con exactitud de lo que hablaron pero sí lo que sucedió después. Hicieron el amor en silencio, sintiendo en todo momento aquella adrenalina de ser descubiertos, amándose con tanta pasión... Tal vez esa era la razón por la cual los sentimientos no se han apagado del todo después de tanto tiempo.