Asmodeo & Amon

Su llegada.

Después de lo que ocurrió meses atrás, hubo tranquilidad, pero había un temor a pesar de todo, habíamos roto una de las reglas más importantes « No jugar con lo desconocido, con lo que debíamos temer », pero nunca dijimos nada, jamás lo hablamos de nuevo, fue un tema olvidado, aunque sabíamos que eso no se podría olvidar.

Ahora estábamos en el parque del pueblo, todos los jóvenes, después de una congregación.

—Charlotte. —pronunció ella mi nombre, mientras caminaba hacia mí.

—Annie, ¿por fin dejaste de hablar con el párroco?, parecía que no te dejaría venir. —cuestioné con una ceja alzada mientras la miraba con cierta curiosidad y luego al joven que se situaba en el marco de la exuberante puerta de la iglesia, vestido completamente con una túnica de negro.

El párroco de nuestra iglesia tenía no más de veinticinco años, era muy joven, y me sorprendía que alguien como él, esbelto, cabello rubio, ojos celestes y de rostro, muy, pero muy atractivo se inclinara por esa profesión, ser un párroco. Era como un desperdicio, pues no podría tener novia, ni esposa. Claro que no faltaban las miradas de las chicas enamoradizas hacia él.

—Ah, sí. Solo me hablaba de la siguiente catequesis para los niños, ¿te había dicho que me haré cargo de la comunión este año? —preguntó con emoción.

—¿Por qué te alegra tanto?, comuniones así hay cada año, no es nada nuevo.

—Cada año las hay, pero nunca una donde yo esté a cargo, este será mi primer paso para el camino del bien, ¿no te parece bueno Char?

Admiraba su serenidad y alegría ante eso, después de lo que pasó, parecía haberlo olvidado. Annie era la típica chica que le temía a todo, que no intentaba arriesgarse por miedo a ser juzgada, era dulce, alegre, colorida, muy social, colaboradora, y optimista, admito que lo último a veces me molestaba, el optimismo solo te hace ver de una manera más tranquila lo negativo que sucede, ¿por qué no sólo decir las cosas con crueldad de una vez, sin ser positivos?, pero bueno, no todos piensan así.

—Sí. —respondí, con fingida alegría.

Seguimos hablando acerca de esa tal comunión, me contó cada plan que tenía preparado para eso, lo único que yo quería era tener un arma y dispararme con ella en la cabeza, para dejar de escuchar cada cosa que me decía.

Cuando ya teníamos más de treinta minutos de hablar de ese tema mientras caminábamos por un caminillo del mismo parque, miré hacia los árboles, y divisé una figura que se me hizo muy conocida recostada en uno de estos, era... ¿Jack?, ¿con Emerald?, ¿besándose?, oh mierda.

Me quedé fijamente viendo aquella escena, con razón no había visto a ambos en la congregación, estaban aquí, dando un muy sorpresivo show comiéndose sus bocas ante mis ojos, ¿cómo podía hacerle esto a Annie?, ellos han sido novios desde pequeños, literalmente.

Annie pareció notar como me había quedado ensimismada viendo al frente, así que pasó su mano repetidas veces frente a mi rostro haciendo un movimiento como si me saludara, incluso su palma chocó con mi nariz por unos segundos, y eso me hizo reaccionar.

—¡Charlotte! —chilló con el ceño fruncido— ¿Me estás escuchando?, he hablado por minutos y no me has puesto atención.

—Sí, sí. —respondí sin quitar mi vista hacia los que estaban ahí comiéndose, ¿cuánto podían aguantar sin respirar?, eso era sorprendente.

—¿Qué tanto miras? —me preguntó y se giró para poder ver lo mismo que yo estaba viendo.

El mundo arderá hoy.

—Ah, era eso. —dijo con mucha tranquilidad— Sí, Jack y yo ya no estamos juntos, quién diría que Emerald resultó ser una roba novios, y tan tranquila que se miraba.

Vaya, no era lo que esperaba.

—¿Por qué no me contaste nada?, según yo ustedes aún seguían juntos.  —y la fulminé con la mirada— ¿Dónde queda la confianza, eh, Ann?

Y ella no me dijo nada, pero tuvo suerte que nuestra conversación fue interrumpida por un chico que se acercó a nosotras, me tomó de la cintura y estampó sus labios con los míos en un rápido beso, era Hunter.

—Hola nena. —miró a Annie— Hola Ann. —volvió su vista a mí— Te estuve buscando en la iglesia, no te vi salir, y tuve que soportar un sermón del párroco, fue insoportable.

—Yo, debo irme ya, los veo luego chicos. —dijo Annie y se fue a paso rápido solo haciéndome una seña de que luego hablaríamos. Se logró escapar de mi interrogatorio, por ahora.

—Salí rápido, sabes que eso me resulta tedioso, una hora y media sentada escuchando cada palabra, es estresante.

—Lo sé, lo sé. —y rio un poco— Estaba pensando, ¿quieres ir a la cafetería?, ya casi es de tarde, un café no nos vendrá mal. —y me guiñó.

—Está bien, vamos.

Asentí mientras sonreía, aunque traía puesta una chaqueta caliente, no era suficiente para soportar el frío que estaba haciendo, un café caliente podría solucionar ese problema, por eso nos encaminamos ambos hacia el lugar.

***

—¿Qué sucede Hunter?, estás muy pensativo hoy.

Ya teníamos nuestros cafés en la mesa, nos habíamos sentado hasta el fondo de la cafetería, nuestro lugar preferido, donde las personas casi no suelen sentarse y el bullicio es poco sonoro, así que era el lugar perfecto. Pero él estaba muy serio, callado, cosa que no es propio de él, sabía que algo le pasaba.



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En el texto hay: misterio, profecia, paranormal

Editado: 16.10.2024

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