—¿Así que viste el cielo y el infierno?
Me preguntó Hunter ahora, ¿o debería decir Amon el primogénito de Satanás?, era extraño llamarlo así, cuando casi toda mi vida lo conocí y era un chico normal, uno que ahora era un demonio, y uno muy siniestro. Pero no me asustaba, al menos no por completo, me sentía tan bien ahora en esta circunstancia, teniéndolos a los dos en la misma habitación. Ya les había contado todo lo que vi, por supuesto omití ciertas partes, aun sintiéndome cómoda con ellos ahí, ¿que me garantizaba el poder confiar plenamente?
—Sí, o eso creo, como les dije vi a Dios, vi a algunos ángeles, Miguel, Gabriel y Azrael. Los vi a ustedes, y a tu padre.
Cuando mencioné lo último vi a Amon, quién pareció tensionarse, ¿acaso mencionar a su padre lo ponía tenso?, pensé eso, hasta que se levantó de la orilla de la cama y adoptó una actitud, ¿ansiosa, desesperada?, o ¿era molestia?
—Sobre Gabriel, ¿acaso pudiste ver si le hicieron daño? —preguntó de golpe, y noté como Asmodeo rodaba los ojos para luego suspirar con hastío.
—No lo sé, no pude ver más de lo que les dije. —respondí solamente, y aquella actitud que él había tomado me pareció interesante.
—Ya luego sabrás más información acerca de tu ángel ese.
Espetó Asmodeo, y lo último que dijo me dejó pensativa, ¿tu ángel ese?, ¿qué cosa se traía Hunter con Gabriel?
—Si claro, tu como no tienes a tu merced una legión comandada por ella cual está en la mierda, solo lo dices así, como si no tuviera importancia.
—Es que no me importa ese ángel traidor, ni tus legiones, hay cosas más importantes que esas.
—Vete a la mierda.
Hunter se miraba demasiado molesto por eso, y yo aun sabiendo que ambos eran demonios seguía confundida, no podía discernir exactamente qué pasaba, ni siquiera sabía con exactitud quién era yo. Hunter aún con esa molestia pasó de Asmodeo y fue a tomar asiento a una de las sillas que estaban por ahí, en tanto Willagher se acercó a mí, lo suficiente para quedar frente a frente mientras se sentaba ahora él en la orilla de la cama.
Cuando desperté no llevaba mi ropa, estaba solo cubierta por una sábana y con una camisa puesta, que supuse era de Asmodeo, iba a preguntarle sobre cómo había sabido donde estaba, pero él se me adelantó.
—¿Qué hacías con esto en el bosque?
Cuando me preguntó aquello puso su mano extendida frente a mí, y ahí sostenía el puntero que aún me causaba escalofríos, de solo recordar lo que vi una corriente helada recorrió todo mi cuerpo, cada rincón de mi ser.
—Responde Charlotte. —insistió, y no se miraba precisamente alegre, su rostro estaba serio, mirándome con esos ojos grises fijamente. Y bueno, no me quedó de otra que responder.
—Ayer usando eso, vi algo en mi habitación.
—¿Qué cosa viste? —cuestionó.
—A una mujer pelirroja, estaba herida y desangrada. Creo que fue la misma que vi por el espejo aquel día. Se parecía a mí, en toda forma, excepto que su cabello era rojizo, sus ojos rojos y tenía alas.
—Lilith. —dijo Amon, casi entre dientes— Así que está confirmado, Charlotte es la mujer de mi padre.
—No es su mujer, Amon. Bueno, no del todo. —dijo Asmodeo, y yo arqueé una ceja al escucharle decir esto.
—Si claro, niño bonito. —soltó Amon, con una risilla cínica.
—No entiendo, ¿mujer de Satanás?, es verdad que me vi sentada sobre él en la visión que tuve, pero eso no quiere decir que sea algo suyo.
—Te equivocas. —volvió a hablar Amon, mientras jugaba con su celular, y no jugaba como alguien normal, no, lo pasaba de su mano a la otra, como si fuera una pequeña pelota que atrapar y no dejar caer— Lilith traicionó a su padre, que es Dios, cuando eligió irse con Lucifer, un tipo rudo, y muy galante, cosa que a tu padre no le gustó.
—¿Por eso me estaba torturando?
—Por supuesto, para Dios cualquier acto de traición merece un castigo, mira a mí padre, su codicia por superarlo lo llevó a lo más profundo de este mundo asqueroso, donde claro, creó su propio reino. —dejó de jugar con su celular, y ahí noté que su manera de actuar, y de hablar ya no era la misma que estos días atrás, ni siquiera sabía si Hunter estaba ahí, o solamente era Amon— Quería darte un castigo cruel, y lo logró, sino, no estuvieras aquí, veamos, te quitó lo que más apreciabas, tus recuerdos y tus alas, y entre tus recuerdos incluían cuando estuviste con mi padre, e incluso cuando estuviste con este idiota.
—¿Estuve contigo? —pregunté aquello viendo al castaño, y él miró a Amon con ganas de asesinarlo, Amon sonrió plenamente y prosiguió.
—Aunque, querida Lilith, tu padre es realmente un hijo de puta, ni siquiera Satanás llegó a tanto. ¿Qué cosas sabías aparte de haberlo traicionado?, tu tortura fue demasiado macabra por solo haberte fugado con su mayor némesis.
Cuando me hizo aquella pregunta, intenté recordar lo que ese hombre me había dicho, y lo logré, lo recordé, así que solo lo dije de una vez.
—Mencionó algo sobre que sabía su nombre, y que lo había humillado por eso. —ese fue un detalle que omití al contarles lo que pasó, pero ahora parecía una pieza clave que necesitaba decirle, más por la pregunta que me había hecho.