Últimamente una pesadilla recurrente invade mis sueños.
Es como si volara por los aires teniendo unas enormes alas que me dirigían por aquel lugar, al principio se escucha como algo fascinante, pero deja de serlo cuando ese sueño se opaca y se vuelve sombrío, veo unos cuerpos sin vida a mis pies, por más que quiero reconocerlos no lo logro, son personas desconocidas, pero hay dos en especial que se me hacen familiares, es como vernos a mi hermano y a mí, luchando a capa y espada con un hombre de cabellos rubios, ojos azules y alas enormes blancas y negras, pero veo claramente como ese hombre logra matar a esas dos personas que se parecen a nosotros. Siempre me despierto sobresaltada, y cuando le cuento a mi hermano me confiesa que esos sueños también los ha tenido.
Hace algunos años empezamos a darnos cuenta de que nuestros padres no se parecían a nosotros físicamente, ellos tienen el cabello castaño, ojos marrones, mientras que mi hermano es de cabellos rubios dorados y ojos amarillentos, y yo, yo poseo un cabello rubio claro y ojos celestes claros pero intensos. Somos mellizos, pero nuestros cabellos y ojos difieren de nuestra semejanza. Preguntábamos mucho acerca de eso, porqué éramos tan diferentes, y ellos un día decidieron confesarnos que fuimos adoptados. Todo recobró sentido para nosotros, por eso éramos diferentes, y aunque nuestra relación con ellos va de maravilla queríamos saber acerca de nuestros verdaderos padres. Luego de insistir nos dieron información, tenían la dirección de nuestra antigua casa, donde vivimos junto a ellos por cinco años, pero cuando recién cumplimos cinco años, mis padres fueron asesinados. Saberlo nos entristeció, y lo único que podíamos hacer era investigar sobre ellos, al menos saber un poco más.
Mi hermano conducía y yo iba a su lado, mirando el GPS de mi celular para no perdernos en el camino, había conducido mucho tiempo, pero estábamos cerca de llegar a nuestro destino.
La casa quedaba muy cerca de un bosque, así que tuvimos que aparcar el carro un poco lejos en tanto llegamos al lugar, caminamos algunos minutos hasta que vimos la casa finalmente, era una casa grande, agradable de madera, al verla pude recordarla, no sabía cómo no recordaba el tiempo que pasé al lado de mis padres, pero venir aquí era como volver a revivir esos tiempos que aún no podía recordar. Llegamos al pórtico de la casa y mi hermano me miró para luego dar tres golpes en la puerta.
Nadie aparecía, así que volvió a tocar, esperamos unos segundos, cuando de pronto se empezaron a escuchar pasos que se acercaban a la puerta, alguien podía verse a través de la puerta de vidrio quien giró la perilla y abrió por fin.
—¿Sí?, ¿qué desean? —era una mujer con algunos años ya, en sus manos tenía unos guantes, parecía que cocinaba, nos miró con una leve sonrisa— ¿Están perdidos?, es muy normal perderse por estos lados, es un lugar retirado de la civilización.
Cuando dijo eso sonreí, pero negué con mi cabeza.
—No estamos perdidos, pero agradecemos el interés por ello. Hemos venido a preguntarle acerca de lo antiguos dueños de la casa. Si no es molestia.
—Por supuesto que no. —dijo apartándose de la puerta— Pasen, vinieron en buen momento, preparo unos pastelitos.
La señora parecía muy amable, así que entramos, ella miró a mi hermano, pues él no había dicho nada, y tampoco lo haría, era de pocas palabras, y su fuerte no era el socializar.
—Tomen asiento, ¿puedo ofrecerles una taza de café?
—No, no. —negué mientras me sentaba en uno de los sofás— No pretendemos quedarnos mucho tiempo, solo queríamos hacerles unas preguntas.
—Está bien. —dijo la señora y también se sentó en uno de los sofás, al igual que mi hermano— ¿Qué quieren saber?
—Hace poco nos enteramos que los antiguos dueños de esta casa fallecieron hace algunos años.
—Sí, lastimosamente. —comentó con un ápice de pena— Ellos eran allegados a mí, Gabriel era una muchacha muy amable, siempre me visitaba y me llevaba algún postre. Su marido era un buen hombre, aunque de un carácter muy singular. —comentó y rio levemente, mientras parecía recordar— Un día ella llegó a mi casa apresurada, me dijo que, si algo le llegara a pasar que podía quedarme en su casa, la mía estaba por perderla y ella lo sabía, cuando me dijo eso no me sentí alegre por su ofrecimiento, como dijo eso más pareció una despedida, esa fue la última vez que la vi. Ustedes me recuerdan mucho a los dos.
Pero cuando dijo esas palabras nos miró y su expresión cambió, miró a mi hermano y luego a mi llevando una de sus manos a su boca, parecía estar muy impresionada y se levantó de golpe del sofá.
—Pero si ustedes son ellos, son los mellizos del señor Amon y de Gabriel.
—Nos enteramos de eso hace muy poco, olvidamos por completo lo que sucedió años atrás, y hemos venido aquí para saber más sobre nuestros padres.
—Mis niños, no tengo palabras para describir la alegría que me inunda al verlos, tan grandes, tan sanos, son la viva imagen de sus padres. —dijo con emoción y retiró la mano de su boca, miró a sus alrededores y pareció pensar, para luego de segundos hablar de nuevo— Cuando llegué a esta casa encontré algunas cajas, las llevé al sótano, eran de sus padres, quizá eso pueda darles más información sobre ellos.
Cuando dijo eso sonó una alarma y ella se sobresaltó mirando hacia atrás.